Los ciudadanos prefieren entrenar en grupos, mientras que en las distancias largas —de 10 a 40 km— contratan equipos de vigilancia que resguarden sus pertenencias en los vehículos para cumplir con los entrenamientos “en tranquilidad”.

Caracas. En abril pasado, Milagro Ramírez —nombre ficticio por seguridad— estaba con cinco amigos mientras subían a la Quebrada Chacaíto, en El Ávila, cuando se percataron de la presencia de cinco hombres con armas blancas.

Aunque el robo no estaba en sus planes deportivos de ese día, tuvieron que entregarle todo a los delincuentes, incluso los zapatos.

Pero el susto no pasó, pues los hampones tuvieron conductas lascivas hacia ella y una amiga, lo que luego se convirtió en un intento de violación. Afortunadamente, el hecho no pasó a mayores, dado que más deportistas llegaron al sitio, por lo que los sujetos se dieron a la fuga y después fueron detenidos por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Ante la delincuencia rampante, corredores y deportistas han debido cambiar sus rutinas deportivas —o abandonarlas— para evitar ser un blanco fácil de los delincuentes.

Para algunos, es mejor salir en grupos, mientras otros prefieren cambiar, semana a semana, las rutas donde realizar sus entrenamientos.

El pasado 8 de de enero, mientras corredores realizaban su recorrido en la redoma de La Lagunita de El Hatillo, delincuentes aprovecharon de abrir los vehículos con controles universales para llevarse accesorios y hasta las tarjetas de débito y crédito, de al menos dos corredores, reseñó Runrunes para el momento.

Pero no hace falta irse tan lejos para ser víctimas de un robo, en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, conocido como parque del Este, visitantes indicaron que los robos a mano armada en las caminerías y estacionamientos son moneda corriente a pesar de contar con la vigilancia de funcionarios de la GNB.

De acuerdo con Ariana Guevara, de 25 años, los hampones saltan por las cercas —que dan a la autopista Francisco Fajardo— para escapar luego de cometer los hechos delictivos.

Pueden interceptarte mientras corres por las caminerías, para despojarte de lo que lleves encima, mientras que en los estacionamientos desvalijan los vehículos, sostuvo la joven.

Quienes recorren distancias más largas, entre 10 km y 40 km, prefieren hacerlo en grupos grandes, mientras semana a semana deben cambiar las rutas para evitar ser presas de la delincuencia.

Una corredora comentó, bajo anonimato, que entre varios se pueden poner de acuerdo para elegir en qué lugar pueden realizar sus recorridos, sin embargo, en ocasiones muchos prefieren negarse ante el temor.

Corredores y visitantes prefieren realizar sus entrenamientos en grupos para evitar ser víctimas del hampa

“Los domingos normalmente se hacen las distancias largas si estamos entrenando para algún maratón. Pero es difícil ponerse de acuerdo al elegir el sitio. Muchos prefieren darle vueltas al parque del Este, pero apenas cubre 2 km, para completar los 30 km es muy difícil”, relató.

Debido a las distancias tan largas que en ocasiones deben cubrir, esto supone una logística de comida e hidratación, la cual es guardada en los carros de los deportista junto con otras pertenencias, esto deja en bandeja de plata el trabajo a los hampones.

Ante esto, muchos integrantes de los grupos de deportistas suman fuerzas para contratar equipos de vigilancia para que resguarden los vehículos mientras se cumple con los entrenamientos.

“Hay grupos de corredores que semana a semana cambian los sitios a donde realizar las rutinas. Otros preferimos reunir de nuestro propio bolsillo para pagarles a un equipo de vigilantes. Los montos pueden variar dependiendo de cuántos integrantes haya en el grupo”, detalló Zoyla Pernia, quien frecuenta el Parque del Este para realizar sus entrenamientos.

Ilary Piñate pasó un susto en abril pasado, mientras entrenaba en una cancha, con su grupo de amigos en San Antonio, estado Miranda.

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La cancha queda cerca de las residencias, así que nos conocemos entre todos. Normalmente ponemos nuestros bolsos en el centro, mientras hacemos las rutinas. Justo cuando empezamos, entró un grupo de chamos que no reconocimos y fueron directo a donde estaban nuestras pertenencias, contó la estudiante de Idiomas Modernos.

Agregó que en su grupo la mayoría eran hombres, por lo que se enfrentaron a los desconocidos, al tiempo que un grupo de vecinos bajó de sus edificios con bates y botellas al notar la situación irregular.

“Parece que los chamos tenían rato robando por las residencias y los vecinos los reconocieron. Así que ellos tuvieron que escapar. En otras ocasiones hemos debido suspender los entrenamientos poque robaron a algún integrante de nuestro grupo”.

Sin dejar sus espacios

En la medida de los posible, tanto deportistas como corredores intentan hacer uso tanto de parques como plazas para realizar sus rutinas. Sin embargo, poco a poco estas han quedado desoladas por la delincuencia.

Por esto, los deportistas indicaron que, dentro de lo que se pueda, deben exigir seguridad en estos espacios, así como no dejárselos quitar por los hampones.

Foto: Cortesía/Luis Miguel Cáceres


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