La cédula inmobiliaria, la manzana de la discordia, no va a tener datos de las familias y de la unidad habitacional. Solo tendrá la dirección de contacto, es decir, la casa queda en la calle tal entre las casas 2 y 3. No hay en ese “documento” datos generales de equipamiento de las casas o comercios.

Caracas. Que les encomendaran las tareas del censo poblacional a los milicianos, gente del PSUV y de las estructuras de los Clap y UBCh generó zozobra en la población caraqueña.

Vino a la mente el “Plan ubica tu casa” que tuvo un episodio registrado en septiembre pasado en la avenida Victoria de la parroquia Santa Rosalía, cuando personas desconocidas acompañadas por funcionarios policiales irrumpieron de forma violenta y pretendieron adueñarse de un apartamento.

No es nueva la sensación de invasiones o expropiaciones. La propiedad privada, en estos últimos 20 años, ha estado en la mira del gobierno revolucionario.

Solo en marzo de este año, en el municipio Libertador de Caracas en las parroquias Catedral, Altagracia grupos armados tomaron legalmente propiedades.

Se cuentan el edificio Arauca de la avenida Urdaneta, el edificio General Urdaneta y luego El Mirador.

En El Recreo mujeres con niños en brazos se metieron por la fuerza en una casa ubicada en el sector Santa Rosa. La comunidad salió a la calle en defensa de la propiedad privada y luego, tras varias horas de presión la PNB actuó y sacó a los invasores, dijo en su momento Carlos Julio Rojas, del Frente en Defensa del Norte de Caracas.

Estos eventos no pasan tan rápido al olvido y menos cuando en las comunidades hay operadores políticos que amedrentan a quienes adversan las políticas del gobierno.

Ahora la gente teme por sus casas y por sus negocios comerciales. Que se acerque alguien extraño ya genera sospecha. Y a eso se suma la poca información de parte del Ejecutivo relacionada con los procesos relativos al ordenamiento social de la población.

Específicamente se habla del XV Censo Nacional del Sistema Estadístico y Geográfico, correspondiente al año 2021 y que se decidió adelantar para estos meses, según informó Ricardo Menéndez, vicepresidente sectorial de Planificación.

La información dada al público ha sido más técnica que explicativa. Primero se dijo que se haría una ubicación cartográfica a través de imágenes satelitales y dispositivos electrónicos. Que se haría una prueba piloto en el sector Las Mayas de la parroquia Coche. Y, posteriormente, el mismo Menéndez dijo que la primera fase del empadronamiento iniciaría el 19 de septiembre en siete parroquias que nunca se informaron. Esto encendió las alarmas en la población.

Y si bien es cierto que el Gobierno emitió el Decreto Nº 3.990, con fecha de 23 de septiembre de 2019, en el que se instruye al Instituto Nacional de Estadística (INE) a la realización del XV Censo Nacional de Población y Vivienda, publicado en la Gaceta Oficial Nº 6.480, a los de a pie eso se les tradujo en una frase: “Van a ubicar las casas solas”.

A principios de octubre el director de la organización micondominio.com, Elías Santana, dirigió una carta al ministro, precisamente para que le aclarara las dudas que abundan por el adelanto de dos años del conteo poblacional. También hizo lo mismo Francisco López, presidente de la Cámara Inmobiliaria.

Sin embargo, a la fecha ninguna de las misivas ha tenido aclaratoria, mientras avanza el censo poblacional en su primera fase.

Ya están colocando las etiquetas en zonas del municipio Libertador como Catedral, Los Símbolos y las veredas de Coche.

En los dos primeros sectores las personas que pegaban las calcomanías no dieron detalles. Algunos no estaban identificados. En el caso de uno de los edificios de Los Símbolos, uno de los “empadronadores” llegó a comentarle a los vecinos que no tenían que dar datos, pues esa información fue levantada cuando hicieron una encuesta por motivos de salud.

En Coche fue un grupo de más de 20 personas las que llegaron a inspeccionar la zona. Tampoco tenían instructivos de identificación. Se acercaron a una de las casas de la vereda 62, abrieron las ventanas y tomaron fotos hacia el interior.

Varios vecinos salieron en defensa de la propiedad y a exigir información. No hubo respuesta.

Luego se informó por los grupos de WhatsApp de la comunidad que “la brigada del Instituto Nacional de Estadísticas está realizando una verificación puerta por puerta en la zona de las veredas de Coche, con el acompañamiento del personal del Clap”.

Luego del revuelo vecinal ingresaron y colocaron la calcomanía con el código QR.

Cada censo, una estrategia distinta

Lisbeth Domínguez, quien participó en 1999 en la estructura de la Unidad de Control, Seguimiento y Evaluación del censo que se llevó a cabo entre 2000 y 2001, explicó que la primera fase del plan es hacer la valoración de catastro urbana y rural para poder hacer el proceso censal.

Dijo que es normal que se haga con un año de antelación a la fecha prevista, cada 10 años según el estándar internacional.

En Venezuela estamos en el lapso, pues el último de población y vivienda fue en 2011. “Hacer un levantamiento estadístico, el más importante para un país, genera muchos inconvenientes en su ejecución, por eso se necesita preparación y mucha gente involucrada. La operación logística es enorme. Se requiere mucho dinero. Por eso nosotros captábamos a los bachilleres, ahora el gobierno está disponiendo de las milicias. La gente se alarma por eso, pero en los ochenta usamos a los militares. Todo depende cómo se desplieguen las estrategias y se haga en entrenamiento”.

Cédula inmobiliaria: la manzana de la discordia

Algo que generó ruido fue la cédula inmobiliaria del censo poblacional, donde van a estar todos los datos geográficos de la vivienda y el comercio, vinculados con un código QR.

Esa plataforma tecnológica permitirá agilizar la tramitación y pago de servicios, pues estará articulada con los sistemas de información de la nación.

Al respecto, Domínguez, profesora de la Escuela de Trabajo Social de la UCV y con especialización en Desarrollo Humano, aclaró que esa cédula catastral siempre ha existido y que es simplemente la actualización cartográfica de las comunidades. Se usa para crear la ciudad en segmentos censales, que son espacios geográficos compuestos por 200 unidades de viviendas en las áreas urbanas y 180 en las rurales.

Con la ciudad segmentada es más fácil hacer el mapeo y ejecutar el empadronamiento para el censo poblacional.

La cédula no va a tener datos de las familias y de la unidad habitacional como tal. Solo tendrá la dirección de contacto, es decir, la casa queda en la calle tal entre las casas 2 y 3.

No hay en ese “documento” datos generales de equipamiento de las casas o comercios. “Si no hay ese proceso, no se puede hacer un trabajo censal. Incluso para los empadronadores es una especie de croquis. Por eso la movilización censal necesita tener disponible un contingente”.

Según Domínguez, quien trabajó durante 14 años en el INE, en esa cédula no debe aparecer datos de quién es el dueño de la propiedad. Esa pregunta no deben hacerla y si la hacen no es obligatorio contestarla.

“La importancia de este tipo de encuesta nacional es que ayuda a levantar otras necesarias como de victimización o población potencialmente activa. De ahí la necesidad de que la gente colabore y preste toda la atención. Del censo, si se hace bien, dependerán las políticas públicas gubernamentales”.

“Sucede que en estos momentos hay resistencia, pues el censo poblacional se relacionó con el ‘Plan ubica tu casa’ y se satanizó. Pero no es la primera vez que pasa. En los ochenta decían que era para perseguir a los indocumentados. La gente los escondía y situaciones como esas afectaron, por ende, la recolección de datos migratorios”.

Hay otros datos que se usan para el levantamiento que se reservan para los análisis que, por lo general, tardan dos años en procesarse y producir resultados.

“Por eso el Ejecutivo debe dar la información precisa a la población. No es fácil encuestar a 28 millones de personas, ubicarlos, diferenciarlos por edades, sexo, nivel educativo”.

Lo que sugiere, para enfrentar ese “coco” que anda a espaldas del censo, es pedir identificación a todo aquel que llegue como empadronador. Es el primer filtro de seguridad que se debe tener para un censo poblacional.

Solo contestar lo que está establecido en el formato de entrevistas. Ningún empadronador debe pedir visitar el interior de la vivienda, no es su tarea constatar el estado de las edificaciones.

Para Domínguez, la situación del país amerita que se empiece a trabajar con juicio en políticas públicas y este levantamiento estadístico es lo que se necesita para ello.


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