Deterioro en la USB Litoral carcome esperanzas de futuro de alumnos y profesores

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En la USB, en Camurí Grande, se nota el declive de sus instalaciones y en la prestación de servicios hacia la comunidad universitaria.

La Guaira. El deterioro de los espacios y servicios dentro de la Universidad Simón Bolívar (USB), sede Litoral Central, colmó la paciencia de la comunidad universitaria y sus vecinos.

El drama cotidiano de esta casa de estudios, afecta a los residentes Camurí Grande, Naiguatá y otros pueblos del este del ahora estado La Guaira, que se nutrían del intercambio de saberes y acuerdos productivos con estudiantes, profesores, trabajadores administrativos y obreros.

Da tristeza, una universidad que era modelo del país, que esté casi en ruinas”, comentó uno de sus vigilantes en la puerta de acceso y quien habita en las márgenes del río Camurí Grande, cuyo canal se desbordó en la tragedia de Vargas de 1999 hasta destruir el campus inaugurado hace 46 años.

Luego de su reconstrucción (2000-2005), en la zona elevada de su antiguo campus, la USB buscó recuperar su prestigio, al mantener en liza un total de 13 carreras: tecnología eléctrica y electrónica; mecánica, mantenimiento aeronáutico; administración aduanera, de turismo, de hotelería y de transporte; organización empresarial y comercio exterior.

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El cementerio de autobuses es una realidad en la USB Litoral. Foto cortesía estudiantes

Además, se puede estudiar ingeniería en mantenimiento industrial y las licenciaturas en gestión de hospitalidad y en comercio internacional.

Sempiterna restricción 

Sin embargo, el declive se ha acentuado desde la pandemia de la COVID-19, sin obviar la restricción presupuestaria del Gobierno nacional y el cambio de las autoridades rectorales, a raíz de la muerte del rector Enrique Planchart en 2021.

Las consecuencias para la USB Litoral se visualizan en el rezago de sueldos y salarios de sus trabajadores, las dificultades para promover la investigación científica y las fallas de mantenimiento en las aulas, los edificios administrativos, los laboratorios, las canchas deportivas, las áreas verdes y en la flotilla de transporte.

La movilización preocupa a la mayoría de sus 900 alumnos: en la actualidad, de las 70 unidades de transporte solo funcionan ocho.

De esos ocho autobuses, al núcleo de Camurí le tocaban tres, pero uno fue enviado de apoyo a Sartenejas; otro está en reparación allá y el tercero, de 27 puestos, no puede cubrir la demanda”, explicó José Medina, cursante de la carrera de Administración de Transporte.

Agregó que no son pocos los alumnos que “piden colas o dinero prestado para cumplir con la presencialidad que pretenden en la universidad”.

Cada dos semanas

Aunque la plantilla profesoral alcanza los 150 docentes, más de 70% acude cada 15 días a sus clases presenciales, según los respectivos acuerdos con sus estudiantes, muchos de los cuales han tenido que incorporarse al mercado laboral.

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Pese a que buena parte de las áreas fueron reconstruidas entre 2005 y 2005, las mismas ya presentan fallas de filtraciones. Foto estudiantes afectados

“La situación que vivimos en Venezuela también afecta a los profesores: a veces, sus carros no llegan hasta la sede Litoral, no les alcanza el salario para ir a ofrecer todos los días sus conocimientos y por eso, deciden acoplarse a la enseñanza por internet”, sostuvo Iris Vera, estudiante de Administración Aduanera.

Una docente que pidió a Crónica.Uno no ser identificada dijo que desde la pandemia, 70% de las materias del ciclo básico se dictan en línea, mientras que las asignaturas prácticas, que requieren laboratorios y talleres especializados, se han encontrado con los desperfectos de aires acondicionados, la carencia de insumos y de diferentes piezas técnicas.

No hay un solo aire acondicionado que funcione en las aulas o en los laboratorios y a eso, le sumamos la cantidad de moho por las filtraciones en paredes, techos y puertas”, aseguró Ricardo Guevara, estudiante de Mecánica Aeronáutica, una carrera que suele facilitar empleos dentro del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

En un video enviado por bachilleres afectados, se percibe el deterioro en los pasillos de aulas, en las cuales el piso se ha manchado por efectos del abandono y las lluvias, que en esa zona “ponen en guardia” a los vecinos por el recuerdo del deslave de 1999 y las vaguadas de 2005 y 2021, que lograron que el río Camurí Grande abandonara su cauce.

Aun así, el torrente fluvial es hoy en día un atractivo turístico de cientos de caraqueños que buscan recreación y esparcimiento diferente a las playas del Litoral Central. Esto fue constatado por Crónica.Uno en un reportaje que se publicó el 20 de mayo de este año.

Realmente no me explico cómo las autoridades no hacen nada para recuperar a la USB en Vargas, que a ese paso terminará de colapsar”, afirmó Ingrid Perdomo, estudiante de Administración Hotelera.

Frente a la problemática de infraestructura y servicios, se procuró la versión de las autoridades de la USB Litoral, pero no fue posible.

“La directora (Ángela Sagrat Chikhani) está en una reunión en Sartenejas”, comentó el vigilante que custodia el trapiche colonial en la parte baja del campus.


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