Jacqueline Velazco y Grecia Roa, originarias del Táchira, forman parte del grupo de venezolanos desaparecidos desde el 17 de diciembre cuando el bote en el que viajaban naufragó tras partir desde la isla San Andrés, en Colombia, con destino a Corn Island en Nicaragua.

Regiones. Jacqueline Velazco, de 50 años de edad y su hija, Grecia Yarleny Roa, de 22, partieron el 10 de diciembre desde El Piñal, municipio Fernández Feo del Táchira, rumbo a Estados Unidos, al encuentro con el patriarca de la familia, José Gregorio Roa. Sin embargo, el destino escribió otra historia.

Ambas figuran entre el grupo de venezolanos que se encuentran desaparecidos, desde el 17 de diciembre pasado, cuando el bote en el que viajaban naufragó tras zarpar desde la isla San Andrés, en Colombia, con destino a isla Maíz (Corn Island) en Nicaragua. Desde ahí seguirían su viaje hacia Estados Unidos.

Velazco y Roa, contó José Gregorio Roa, vendieron todo lo que tenían en busca del llamado “sueño americano”. Jacqueline trabajó por varios años como enfermera y ya estaba jubilada, razón por la cual decidió irse al reencuentro con su esposo y padre de su hija.

De ellas y de más de una veintena de personas no se supo más nada, hasta el 17 de diciembre, día en que le notificaron a Roa, a la 1:00 a. m., que partieron desde San Andrés en forma clandestina.

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Jacqueline y su hija Grecia.| Foto: Cortesía
Rastros del bote

La Organización Nacional de Salvamento y Seguridad Marítima de los espacios Acuáticos de Venezuela (ONSA) informó el lunes, 26 de diciembre, que en la costa sur de Nicaragua, frontera con Costa Rica, fueron halladas pertenencias, entre ellas un morral, que corresponden Francis Nayarit Cuéllar Montilla, una de las personas que iba a bordo de la embarcación y está desaparecida.

naufragio San Andrés
Cortesía ONSA

ONSA indicó en su reporte que las indagaciones preliminares derivadas del aporte de los familiares de las personas desaparecidas sugieren una zozobra del buque entre la isla de San Andrés (Colombia) y la Isla Maíz (Nicaragua), debido a las malas condiciones meteorológicas reportadas para ese momento en la zona, el sobrepeso a bordo (de pasajeros) y otros factores humanos y técnicos.

La tarde del martes, 27 de diciembre, la organización también informó que las autoridades costarricenses hallaron aproximadamente a unas 6 millas náuticas de Puerto Limón, el casco semihundido del barco en el que zarparon los venezolanos.

Aunque en principio se había informado que todas las personas desaparecidas en el naufragio eran venezolanos, ONSA indicó que también figuran dos ciudadanos ecuatorianos y tres pasajeros de nacionalidad siria identificados como: Michelle Dahi, SY (16), Fadi dahwash, SY (20) y Mtanos Alissa, SY (30), estos tres últimos provenían de Venezuela.

En el reporte de la organización se señala que el 17 de diciembre dos lanchas partieron desde la isla de San Andrés, pero una se regresó debido al mal tiempo e intentó la travesía el 19 de diciembre “con éxito”.

Segundo naufragio

Este sería el segundo naufragio en el que están involucrados venezolanos que partieron desde la isla de San Andrés, en los últimos tres meses. En octubre, otros 11 venezolanos emprendieron la misma ruta y hasta la fecha no se sabe de su paradero.

Solangel Cedeño, madre Jairangel y Melody Rosario, dos de las personas desaparecidas en el naufragio de octubre, indicó en una nota publicada en Crónica.Uno, que solicitó ayuda tanto del Gobierno nacional, así como los de Costa Rica y Nicaragua, para la búsqueda de sus hijas. La respuesta ha sido nula.

Hasta octubre de este año, la armada colombiana informó que habían salvado a 526 inmigrantes ilegales, que utilizaban la ruta marítima entre San Andrés y Nicaragua para evitar el paso por la peligrosa Selva del Darién.

Las Unidades de Reacción Rápida permitieron evitar el tráfico ilícito de 131 migrantes entre los que se encontraban personas de nacionalidades venezolana, cubana, peruana y ecuatoriana, así como 27 menores de edad”, señaló la Armada de Colombia en aquella oportunidad.

La armada agregó que los llamados coyotes, traficantes ilegales de personas, llegaban a cobrar hasta 4000 dólares por persona, además de emprender el trayecto de noche y con mareas altas, que incluyen olas de dos y hasta tres metros de altura en embarcaciones no aptas para el trayecto.

Aunque Estados Unidos endureció los protocolos de entrada de migrantes a ese país y mantiene en pie, tras un dictamen de la Corte Suprema de ese país el llamado Título 42, una orden de salud pública que tenía como premisa frenar la expansión de la COVID-19, pero además permite a las autoridades expulsar rápidamente a los migrantes en las fronteras terrestres de EE.UU, los venezolanos aún continúan usando la ruta San Andrés-Nicaragua para llegar a Estados Unidos.

Buena parte de quienes han usado la ruta, aún esperan entrar a Estados Unidos por la frontera sur, algunos han corrido con suerte de quedarse y otros son expulsados y vuelven a intentarlo.


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