La película protagonizada por Timothée Chalamet se erige como una obra maestra del cineasta Denis Villeneuve.

Caracas. Duna es una película de ciencia ficción contemplativa, de esas obras planeadas para ser obras maestras, y que lo logran. El cineasta canadiense Denis Villeneuve acaba de estrenar una película que se convierte en hito, una historia que sosiega en su desarrollo, en un curso tenso, pero que hace del conflicto la esencia para su estética en pantalla.

El director toma un referente de la literatura de ciencia ficción, la novela Duna de Frank Herbert para esta propuesta que se convierte inmediatamente en una de las películas de 2021. El libro publicado en 1965 ha sido llevado al cine antes. En 1984 se exhibió la versión de David Lynch; y habrá quienes llegaron a esta historia a través de los videojuegos.

Duna visualmente recuerda a tanto, pero en realidad es el comienzo de mucho, aunque no se trate precisamente de un origen. Desde su publicación en los años sesenta, la novela se convirtió en un clásico de la ciencia ficción, por lo que su referente es innegable para muchos.

Se ha hablado durante décadas de las similitudes entre la primera película de la saga Star Wars, de George Lucas, y la novela de Frank Herbert. ¿Pero acaso no es el arte una continuación de los frutos de la existencia?

Duna
El rodaje de la película se llevó a cabo en lugares como Wadi Rum, Budapest, Standlandet y Abu Dhabi

Por eso, en esta adaptación de Duna, las asociaciones serán inmediatas: desiertos, naves espaciales, un imperio que lo domina todo y distintas casas enfrentadas. Además, Denis Villeneuve  pertenece a una generación que no solo acude a la fuente directa que representa el libro, sino que creció con las películas de Star Wars, además de otros filmes que se vinculan.

Ahora, la versión de Duna reciente es protagonizada por Timothée Chalamet, quien interpreta a Paul Atreides, el heredero del duque Leto Atreides (Oscar Isaac), líder de una de las casas más poderosas y respetadas de ese universo. 

Los Atraide deben llevar a cabo la transmisión de mando en la administración del planeta Arrakis, extenso y peligroso, pero muy importante en la dinámica de los distintos planetas. En ese lugar arenoso está la fuente de melange, una sustancia que puede ser usada como oneroso psicotrópico con poderes que elevan el pensamiento, pero también como elemento indispensable para los viajes en el espacio. 

Esta casa tiene como principal antagonista a los Harkonnen, prósperos durante años por la explotación de melange en Arrakis, hasta que surgen los cambios que los Atraide deben liderar bajo el auspicio del emperador.

Duna
Josh Brolin interpreta a Gurney Halleck, militar leal al duque Leto Atreides

Una vez en el planeta desértico, surgen los conflictos en esta lucha encarnizada por el poder entre las distintas facciones. En el medio, está el joven Paul Atreides, obnubilado por la grandilocuencia de su linaje, además de por la transición de la que es primero testigo. Vive su juventud bajo el designio de su madre, Lady Jessica Atreides, interpretada por Rebecca Ferguson, perteneciente a la misteriosa orden femenina de Bene Gesserit, una especie de poder tras bastidores con intereses muy ocultos.

Paul Atreides se encuentra aturdido ante los cambios tan repentinos y violentos de su vida. Debe entonces atravesar un espinoso tramo para hallar la verdadera razón de su existencia, más allá de protagonizar lo exigido por las circunstancias.

Alrededor de Duna surgirán distintas interpretaciones sobre los hechos que motivan el conflicto: los juegos del poder, la avaricia, la escasez de los recursos naturales, el peligro ambiental, la lucha entre civilización y barbarie. Pero en el fondo, el verdadero centro es el desafío de una persona que debe andar una vida fuera de lo planificado por su gente, y para qué está llamado a trascender. 

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La actuación de Zendaya es silente, pero fundamental para prever la transición

Denis Villeneuve hilvana muy bien las advertencias en escena a lo que será el futuro del protagonista, con la figura de Chani (Zendaya), cuya presencia casi onírica e intermitente presagia todo lo venidero, en una transición hacia otro mundo que él comprende y acepta. 

Duna podría ser además el desquite del realizador en los premios Oscar, a quien le fue esquiva la estatuilla en 2017 por La llegada, otra maravilla. 

El cineasta logra momentos plenos para la observación del entorno, sustentados además por la fotografía de Greig Fraser, quien transmite imágenes sublimes y leales a la urgencia de cada momento narrado, aunado a la composición de Hans Zimmer, que enaltece en notas una trama que invita al converso a volver.

Es cierto que los primeros minutos pueden ser confusos, especialmente para quienes han estado ajenos completamente a la obra, incluso distante de las líneas generales que se pueden conseguir en la red, pero el largometraje supera cualquier entuerto inmediatamente, y sumerge en su mundo a cualquiera.

Duna es una película de ciencia ficción que levanta su culto, y como toda obra que pretende ser clásica, también suma detractores. Sin embargo, va mucho más allá de cualquier discusión para posicionarse como referencia contundente del género. Tan solo es la primera parte.

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