El turismo en Canaima y sus habitantes están en riesgo por la precariedad de los servicios públicos

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A pesar de que el turismo en Canaima sigue como uno de los mayores atractivos en Bolívar, no mejora la crisis en materia de electricidad y atención a la planta de tratamiento de agua.

Puerto Ordaz. Después de dos años de restricciones por la pandemia de COVID-19, se retomó el turismo en Canaima, en parte por la apertura de las operaciones aéreas de Conviasa hacia la zona.

Aunque permitió al turismo en Canaima reabrir sus actividades, se mantienen las limitaciones. Conviasa, además de ser la única línea aérea comercial con vuelos a esta zona, debe salir desde el aeropuerto de Maiquetía.

Si una persona del estado Bolívar o el oriente del país –incluso aquellos que ingresan por Brasil– quiere viajar a Canaima, debe ir a Caracas y de allí tomar un vuelo a este lugar.

De acuerdo con Javier Cubillos, vicepresidente de la Asociación de Operadores Turísticos de Canaima (Asocanaima), esta situación le incrementa al viajero los costos del paquete turístico en 200 y 300 dólares.

Eso hace que se desvenda el paquete turístico. Hay muchas líneas aéreas que pueden brindar el servicio desde cualquier parte del país, en especial Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, que por años fueron las ciudades desde donde ingresaron más turistas a Canaima”, destacó Cubillos.

Servicios públicos cuesta abajo

Hay otras necesidades en Canaima: los servicios públicos. En febrero del año pasado, una lujosa fiesta en el tepuy Kusari promovida por Rafael Oliveros, dueño del Campamento Canaima (antiguo Venetur), desató la indignación por los daños ambientales.

Mientras tanto, el resto de la población de Canaima continúa el padecimiento por electricidad y el riesgo de contaminación por una planta de tratamiento de agua dañada.

“Está un poco crítica la situación para generar electricidad, no solo para los campamentos de Canaima, sino para la comunidad. Hay una necesidad grande de tomar los correctivos que necesita la hidroeléctrica que hay en Canaima. Ha sido la empresa privada la que ha aportado lo que se requiere para que esta hidroeléctrica siga generando electricidad”, dijo Cubillos.

En cuanto a la planta de tratamiento, la situación es mucho más crítica. Cubillos recuerda que el desborde de aguas negras llega a la laguna de Canaima.

“Hablamos de una laguna que es turística y alrededor de esta laguna se ubican los 12 campamentos activos, y está la comunidad indígena. La mayoría de los campamentos tienen su planta eléctrica, y ellos podrían generar su propia electricidad, pero en el tratamiento del agua podría generar una contaminación que afecte a la comunidad indígena y también a los turistas”, advirtió.

Canaima desatendida en servicios públicos
Un bote de aguas negras llega hasta la laguna de Canaima. Foto archivo cortesía Gregorio Rivas
Sin agua y sin luz

La planta de tratamiento de agua de Canaima tiene ya casi nueve años sin funcionar. En cuanto a la electricidad, una de las dos turbinas de la planta hidroeléctrica lleva más de 10 años dañada.

Cubillos no confirmó si continúan las lujosas fiestas en Canaima. Lo que sí es cierto es que la del tepuy Kusari no fue la primera ni la última. Con ello colapsa la electricidad.

Los apagones son frecuentes. Son los mismos dueños de campamentos quienes asumen las reparaciones de la planta hidroeléctrica, pero son reparaciones momentáneas”, comentó un guía turístico de la zona.

En 2021 se trasladó en cuatro oportunidades una turbina, de unos 500 kilos de peso, hasta Puerto Ordaz para su reparación. Y la comunidad de Canaima pasaba al menos dos o tres días sin electricidad hasta que transportaran una que Corpoelec asignaba para uso provisional.

Una de esas veces en que Canaima quedó sin electricidad fue el 24 de mayo de 2021. Coincidió con una “megarumba electrónica” en el tepuy El Venado, a unos siete minutos del aeropuerto de Canaima, por vuelo en helicóptero.

La crisis eléctrica es tal que recortan el servicio a la comunidad para mantener la operatividad de los campamentos turísticos, agregó un habitante.

Sobre la desatención a la planta de tratamiento de agua, es una advertencia recurrente que ha hecho el presidente de Asocanaima y dueño del campamento Morichal, Gregorio Rivas.

Hay una cantidad de aguas desbordadas que va hacia la playa o la laguna, y evidentemente eso contamina. Hemos tratado de resolver, pero ya es un problema que compete al Estado, porque los gastos son muy onerosos”, comentó hace un año.

Y el problema sigue. Se suma la recolección de la basura y un inevitable colapso eléctrico por el uso de cocinas eléctricas pues no cuentan con despacho de cilindros de gas. El uso de leña, por otra parte, aumenta la contaminación.

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