La fundación zuliana logró superar la cifra de recolección de 2022 de cuatro toneladas de plástico a seis toneladas para el cierre del 2023. Ahora se plantean desarrollar procesos para incursionar en el reciclaje que permita beneficiar escuelas y comunidades con productos 100 % reciclados.
Maracaibo. Para nadie es un secreto que el estado Zulia atraviesa una crisis ambiental en la que su mayor referente es el Lago de Maracaibo. La contaminación por plástico y derrames petroleros sigue vigente y en aumento, a pesar de los anuncios sobre su descontaminación por parte del Gobierno Nacional que poco se han traducido en acciones contundentes.
Sin embargo, existen organizaciones que vienen trabajando en las comunidades para lograr un cambio de conciencia.
El Zulia Recicla es una de ellas y este año lograron la recolección de 14 toneladas de residuos sólidos, mediante las jornadas de recolección de residuos y la incorporación de comunidades que se han comprometido con el medio ambiente.
Grisel Mercadante, directora de la fundación explicó que 2023 fue de acción y esto se ve reflejado en los 11 centros de acopio que ya están consolidados, especialmente en la periferia de la ciudad donde planean seguir trabajando este año.
Estamos haciendo mucho énfasis sobre la quema de residuos, por eso vamos a continuar el trabajo duro en la periferia porque ahí la recolección de desechos no llega. Para nosotros es muy importante orientar a las personas sobre el debido manejo de los residuos, tener permanencia y lograr la sensibilización para que ellos mismos sean multiplicadores en comunidades aledañas”, dijo Mercadante.
Para superar los indicadores de 2023, la fundación incorporó a su plan de trabajo nuevos proyectos como Una Tonelada de Amor por el Ambiente, que patrocinado por la empresa privada mantuvieron la recolección de plástico que en 2022 tuvo una paralización y pudieron hacer llegar incentivos a las comunidades, además del proyecto Sembrando Valores Ambientales, en el que junto a ACNUR llegaron a la comunidad El Hoyito, al oeste de la ciudad, y en cinco meses la comunidad comenzó la separación de residuos.
“En el proyecto Sembrando Valores Ambientales trabajamos con 60 personas y pudimos certificar a cuatro promotores ambientales en la comunidad El Hoyito y la experiencia fue muy buena porque trabajamos con medios de vida y protección para darle herramientas a las personas para garantizar su autosuficiencia. Tuvimos que cambiar la dinámica de formación de teórica a práctica y que ellos pudieran ver la utilidad en su comunidad como los jabones artesanales”, explicó la directora.
Este año El Zulia Recicla apunta a desarrollar un plan en el que finalmente esta comunidad pueda desarrollar sus productos y comercializarlos para garantizar que ese dinero se invierta en la misma. El objetivo es que el reciclaje se convierta en un medio de vida.
La idea es brindarle herramientas a la gente a través de este tipo de incentivos para que se fortalezcan con trabajo. El proceso de formación de la comunidad El Hoyito es de continuidad para desarrollar economía local, pero ahí tenemos otros beneficios como un centro de acopio propio, ya hicimos las primeras bancas con ecobloques en la escuela, así que este año vamos enfocados en acciones que permitan materializar los productos derivados del reciclaje”, dijo.
Transformación para crecer
Para lograr ver materializado la transformación de residuos, El Zulia Recicla está enfocado en conseguir recursos que oscilan en 20.000 dólares, para adquirir la maquinaria necesaria que permitirá transformar el polipropileno y polietileno con ayuda de una molienda y la fundición por termofusión.
Haremos topes de un metro por un metro con los que vamos a poder hacer sillas, mesas o romanillas, estamos en el diseño de los productos para producirlos”, explicó Mercadante.
Esta planta es de baja escala, porque para poder poner a producir una empresa de alta escala se necesita una producción de cuatro toneladas de plástico diarias, en el caso de El Zulia Recicla tendrán seis meses para acumular material y una semana de producción que dará un aproximado de 50 topes. La idea es comercializarlos luego a través de la empresa privada quienes comprarán el producto que luego será donado a escuelas en mesas y sillas de este material.
Para optimizar la recolección de residuos colocaron la botella gigante que usaron en la campaña de Famac, en el Parque Vereda del Lago y ahí estará por tres meses para mirar su comportamiento. El proyecto llamado Una Tonelada de Amor por el Ambiente pretende a través de este dispositivo, masificar la recolección en espacios públicos vigilados. En este caso se espera una recolección de hasta 60 kilos de plástico al mes.
Amplían planes en 2024
“Estamos concretando con varias empresas y armando el plan de trabajo de este año, orientados en consolidar la labor iniciada en las parroquias Venancio Pulgar e Idelfonso Vásquez en las que se realizan los programas Sembrando Valores Ambientales y Una Tonelada por el Ambiente. Ya contamos con el apoyo del primer cuatrimestre, y estamos buscando apoyo de más empresas que quieran invertir en el desarrollo local a partir del reciclaje y aportar en el bienestar social que deriva de un ambiente sano.”, adelantó Mercadante.
Concretar una red de recicladores urbanos también mantiene ocupados a los integrantes de la fundación que irá desde El Hoyito hasta San Isidro debido a que esta es una zona altamente recicladora. Por ahora tendrán alianza con un centro de acopio cercano en La Curva de Molina y esperan seguir atendiendo a la comunidad con jornadas médicas y capacitación.
“Es gente desatendida, muy vulnerada por el trabajo que está haciendo, no se le dignifica, la policía los detiene y les quita las carruchas. Logramos hacer un trabajo diagnóstico de lo que está pasando y este año vamos a trabajar directamente con el centro de acopio”, adelantó.
Mercadante fue tajante en que los volúmenes de plástico que recolectan estos trabajadores urbanos, debería ser tomado en cuenta por la alcaldía de la ciudad, con quienes se reunieron siete veces en 2023 para presentar sus proyectos sin ningún tipo de resultado.
Solo logramos que el Instituto Municipal del Ambiente nos diera el permiso para transportar el plástico, es lo positivo que podemos sacar de este año”, dijo.
Para El Zulia Recicla darle herramientas a los recicladores urbanos y apoyarlos de alguna manera para mejorar su trabajo que al fin y al cabo es el que debe hacer la alcaldía, es fundamental.
“En 2012 el IMA tenía un censo de recolectores de base, entonces ¿por qué ahora es diferente? Lo hablamos con Willy Casanova y con Rafael Ramírez ahorita y no hay manera de dignificar a esta gente, pero eso no nos detiene”, aseguró la ambientalista.
Mercadante insistió en la acción individual y multiplicadora que tiene la ciudadanía, como un poder para mejorar la calidad del ambiente frente al cambio climático.
“Los resultados siempre son positivos y tienen un beneficio directo no solamente individual sino colectivo y global, que es muy importante, independientemente si el estado escucha o no. Ahora, siempre tengo que cerrar diciendo que el estado está obligado a hacerlo y nosotros como sociedad civil tenemos que seguir presionando para ser escuchados”, sentenció.
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