En San Fernando de Apure brillan por su ausencia las manifestaciones que delaten que pronto llegará la Navidad, sin embargo, en varios locales de la capital del estado llanero los comerciantes ya anuncian que habrá ofertas, y los compradores empezaron a comparar precios y algunos, a comprar.
San Fernando de Apure. A diferencia de años anteriores por esta época, en los negocios del centro de San Fernando, la capital del estado Apure, no hay en su ambientación ni en sus estantes de ventas una sola bambalina o adorno navideño que anuncie la llegada de la Navidad. Pero sí hay comercios que avisan que habrá ofertas.
Tampoco se encuentra en ningún punto de la ciudad llanera un árbol navideño o el acostumbrado decorado del bulevar central, y ni siquiera se escuchan las tradicionales gaitas zulianas o la música que despierta el espíritu decembrino dando la bienvenida a la época más esperada del año.
Sin embargo, con más fe que posibilidades, los compradores ya se observan en las tiendas averiguando precios para ver cómo concilian los inflacionarios precios con su limitado presupuesto para poder comprar los acostumbrados estrenos y regalos navideños.
La educadora Belsi Flores aseguró que sale a las tiendas más para recrearse de su agotador trabajo y para hacer lo que ella llama “shopping visual” que para comprar realmente, aunque en esta ocasión aprovecha.
Porque yo también coso, y entonces de allí es de donde voy guardando un poquito para darles regalitos a mis niños. Ando viendo precios y, aunque vine ayer, hoy ya está por encima todo, y todo sube todos los días. Eso escapa de nuestras manos”, se lamentó.
Dixon Carreño, vendedor de una tienda por departamentos ubicada en el centro de la ciudad, aseguró que con la semana de flexibilización total la clientela se ha ido incrementando, y respecto del ambiente navideño se excusó: “No sé qué pasó con la música, pero imagino que la colocarán en un rato”. Pese a ello, afirmó que sí hay entusiasmo en la gente que acude a la tienda a comprar algunas prendas de ropa. “Ya se escucha en las colas: Esto es para el 24, esto es para el 31. Las compras no están mejor que en otros tiempos, pero sí están moderadas”, dijo.
Neida España y María Castillo se encontraban dentro del negocio que atiende Dixon viendo los potenciales estrenos de sus hijos. La primera dijo que, para adelantarse a la hiperinflación de diciembre, aprovecharía los pocos ahorros que tenía: “Ahorita mismo los voy a comprar, porque tengo la plata”. La segunda manifestó: “Ando viendo para ver qué tal los precios, estoy comparando precios”.
En esta gran tienda por departamentos solo venden ropa y calzado desde que el gobierno anunció la apertura de todos los sectores del comercio durante las semanas de flexibilización total del 7+ 7 plus, a partir del mes de noviembre. Antes, cuando por la cuarentena no podía comercializar su ramo, vendía alimentos y productos esenciales.
Ofertas para mitigar la crisis
En otra gran tienda, también ubicada en el corazón comercial de San Fernando, Gilmary Mendoza, una de sus cajeras, informó que los clientes apenas se están adaptando al horario vespertino, debido a que, por disposición de las autoridades municipales, el horario de apertura antes de noviembre había sido hasta el mediodía desde que comenzó la cuarentena en el estado Apure, uno de los primeros afectados por el coronavirus.
La trabajadora aseguró que “sí había un poquito de movimiento”, y no perdió la oportunidad para enviar un mensaje a los compradores: “Ya estamos abriendo hasta las 5:00 de la tarde, ya pueden venir a comprar sus cosas”.
Acerca de la temporada navideña afirmó con esperanza: “Está agarrando ahí su carrilito, su hilito, todo está marchando más o menos, ya los días venideros se verá más movimiento”.
La joven confesó que, por el bajo poder adquisitivo de la población, la tienda ha tenido que valerse de las ofertas.
Tenemos calzados para niños y sandalias para damas desde 1 dólar, y conjuntos para niñas y niños desde 4 y 5 dólares. Sí hay bastante variedad y tenemos bastantes ofertas”, añadió.
Comida en lugar de juguetes
En esta tienda de dos niveles, que anteriormente por esta época llenó el ala derecha de su planta baja de juguetes, hoy día no hay juguetes, salvo cinco unidades sobrantes del año pasado, casi escondidas entre la ropa del nivel superior.
La vendedora explicó: “Sí tenemos juguetes, pero hay poca variedad, porque todavía no ha llegado lo suficiente, pero estamos esperando el cargamento para que tengan también accesibilidad a sus juguetes”. Y se espera que también en este ramo hagan ofertas.
En el ala derecha, ahora hay estantes de alimentos: harina de trigo, arroz, salsas y enlatados, y al frente, justo en la entrada del establecimiento, una torre de panetones grandes y pequeños da la bienvenida, pero los precios del tradicional ponqué navideño, de entre 1,25 y 6,50 dólares, no son muy cautivadores; los clientes prefieren pasar de largo, en busca de opciones más accesibles.
El panettone es nuevo, y de verdad la gente lo ve y, oye, como que es algo incomprable, pero ya en los días venideros veremos la posibilidad de que todas las personas se lleven su panettone para su casita, para que todos compartamos en familia, pero no se preocupen, que todo va a estar accesible para nuestra mesa navideña”, justificó Mendoza.
Pese a que el fuerte de este reconocido negocio son los zapatos, la vendedora confesó que “lo que la gente principalmente está buscando es comida”. Aseguró que desde que se introdujo la línea de alimentos las ventas se han incrementado, porque antes “entraban a la tienda por una puerta y por la otra se iban”.
El ambiente de un nuevo centro comercial abierto este año en la vía intercomunal San Fernando-Biruaca no se diferencia del centro de la ciudad, ya que ni en sus inmediaciones ni en su interior se percibe un motivo alusivo a la Navidad.
Mientras del lado de los comerciantes se percibe cierta cautela en la apertura a media máquina de los locales, del lado de los clientes se nota el entusiasmo por la novedad, mucha afluencia de visitantes y algunas bolsas con escasos artículos de bajos precios.
Ni la bienvenida adelantada de la Navidad hecha por el gobierno nacional, en octubre pasado, ni el pago fraccionado de los aguinaldos o bonificación de fin de año a los trabajadores públicos parece entusiasmar como en otros tiempos a una población apureña agobiada por el día a día, que se ilusiona, pero no tiene con qué comprar o que, en el mejor de los casos, compra apenas lo esencial, pero para lo demás debe conformarse con el “shopping visual”, como dijo Belsi Flores.
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