El proyecto Juego, leo y aprendo es un programa de enseñanza que llega a 30.000 niños y niñas de 19 estados de Venezuela.
Caracas. “Mi cuento favorito es el de Diana, la danta, porque empieza por D, como mi nombre”, cuenta Dylan, un estudiante de segundo grado de la Unidad Educativa Parroquial Corazón de María, en Campo Rico.
A su derecha, el resto de sus compañeros esperan su tuno, deseosos y con las manos levantadas, para que la maestra Carmen les permitiera contar qué es lo que más les gusta de uno de los libros favoritos del grupo de niños y niñas.
Al momento de mostrar las habilidades de lectura, todos los alumnos pedían a la maestra pasar al frente del salón para mostrar lo aprendido en Juego, leo y aprendo, un proyecto de lectura que enseña a los niños y niñas a leer a través de fonemas, es decir, con sonidos y no de forma silábica, que es la manera convencional.
Además emplean distintos juegos que incentivan y hacen de la lectura un momento divertido.
“El programa nos pareció un reto porque significó enseñar a leer de manera distinta porque estábamos acostumbrados a llevar a cabo el método silábico, el conocido ´m´ con ´a´, es ´ma´ y así sucesivamente”, indica María Ligia Moreno, directora del centro educativo.
Una vez aprendidas, se combinan en sílabas para luego formar palabras y frases.
La Unidad Educativa Parroquial Corazón de María forma parte de las 312 escuelas, ubicadas en 19 estados de Venezuela, que tienen el proyecto Juego, leo y aprendo, una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el cual los estudiantes, a través de materiales usados en el aula de clases y el hogar, brinda herramientas para apoyar el proceso de la alfabetización y la lectura.
Con este método, hecho en alianza entre la Universidad Metropolitana y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se enseña a 30.000 estudiantes.
Juego, leo y aprendo
En el aula de clases, un libro llamado Juego, leo y aprendo, igual que el programa, contiene en sus páginas una cartelera fonológica que presenta un personaje caracterizado por un animal, que va con cada fonema (sonido de la letra). Este forma parte del material de apoyo de los alumnos. Cada estudiante tiene el suyo.
Las maestras también tienen el suyo. En este, detalladamente tienen cada indicación de lo que debe hacerse durante las clases.
“Una de las ventajas que tiene el libro de los docentes es que la planificación ya viene hecha, por lo que lo que debe hacerse es complementar ideas que ya vienen hechas”, manifiesta Yanetzi Rubio, docente de primer grado.
Esta modalidad le parece más efectiva y divertida para los estudiantes, porque muestran mayor interés por la lectura. Pero, la receptividad no fue solo de parte de los alumnos.
“Con la aplicación que se llama Graphogame, los papás creaban avatares con sus hijos, competían y formaban parte del proceso desde casa. Cuando el representado faltaba a la escuela por alguna razón, escribían pidiendo el libro para que se pudiera trabajar desde casa”, cuenta Yanetzi, una de las primeras en hacer el taller para llevar el proyecto de enseñanza a la institución.
Carmen Beatriz Blanco, maestra de segundo grado, expresa que para su satisfacción, el proyecto ha ayudado a sus estudiantes a que su dicción sea “más limpia” al momento de hacer la lectura.
La tecnología como aliada
A través de una aplicación para teléfonos inteligentes, llamada Graphogame, los niños y niñas pueden seguir desde casa con juegos que los ayudan en su proceso de iniciación a la lectura.
Franklin Morillo, coordinador de educación inicial y primaria de la Unidad Educativa Corazón de María, sostiene que una de las ventajas de esta aplicación es que permite que los alumnos jueguen sin conexión a internet, ni gasto de datos.
“Hicimos una encuesta para saber cuántos padres tenían teléfonos inteligentes y los que no, les ofrecemos opciones para que puedan seguir con esta parte del programa. Además, se habilita la opción para que vengan y descarguen la aplicación en el colegio”.
Morillo, quien forma parte del proceso de evaluación, añade que lo más reconfortante es ver que hay interés de sus estudiantes.
“Muestran interés hasta al momento de ser evaluados. Me dicen: profe, falto yo. Si fuera algo con lo que no se sienten bien, seguros e involucrados, no buscarían mostrar lo que saben. Para mí, eso es parte del premio”, dice.
Mayor interés en la lectura
“Cuando llego del trabajo, mi hijo me espera, agarra un libro y se pone a mostrarme o leer lo que hizo y aprendió. Desde que empezó con el programa, le gusta que le regalen cuentos”, dice Jenny Sánchez, madre de un alumno de segundo grado.
En la aplicación móvil, ve una gran ventaja porque considera que les permite interactuar con el recurso y los mismos padres debido a que los niños y niñas muestran interés en mostrar lo aprendido.
Para la representante, Juego, leo y aprendo ha sido una herramienta que ha podido implementar en las clases de tareas dirigidas que dicta a sus estudiantes.
“Ahora combino y uso el método convencional y la enseñanza a través de fonemas, como lo hace el programa”, indica.
Sorteando el horario mosaico
La realidad de la Unidad Educativa Parroquial Corazón de María no es la misma de todas las instituciones educativas a las que llega Juego, leo y aprendo, por el horario mosaico, una modalidad en la que los docentes asisten dos o tres veces por semana a las instituciones, con el objetivo de dedicar el resto de horas y días a hacer otras actividades económicas que los ayuden a subsistir económicamente, en vista de que no han recibido un ajuste salarial.
De igual forma, las deficiencias en los servicios públicos impide que los estudiantes no pueden asistir todos los días a clases.
Por esa razón, Erika Álvarez, coordinadora de Juego, leo y aprendo, sostiene que la sugerencia para estos colegios es que dediquen las horas que los docentes ofrecen a sus alumnos a ofrecer tiempo de calidad.
“No importa si el proceso es más lento, si no pueden abarcar la totalidad de las unidades en el mismo tiempo que los demás. Lo realmente importante es que aprendan”.
Agregó que durante la formación de docentes, tratan de capacitar a maestras de distintos grados, para que así, puedan brindar a los estudiantes de grados superiores de primaria herramientas que los ayuden con sus deficiencias en áreas de lectura.
Según un estudio de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), 90 % de los estudiantes de sexto grado no están preparados para ser promovidos a bachillerato.
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