En un terreno baldío de La Dolorita Alberto y Édgar enseñan los valores del kikimbol a niñas de la comunidad

La Dolorita es una de las parroquias más pobres del municipio Sucre. Cuando las niñas y niños no acuden a las prácticas deportivas, la mayoría de las veces tiene que ver con falta de dinero para el traslado, problemas en el transporte de la zona o por carencia de alimentación adecuada.

Caracas. En el sector Betagama de La Dolorita hay pocos espacios donde practicar actividades físicas. El más cercano es el polideportivo de la parroquia, que está en el kilómetro 9 de la carretera Petare-Santa Lucía, pero llegar allí no es fácil, sobre todo para los habitantes de las partes más remotas.

Durante esta época de vacaciones un grupo de jóvenes, entre niñas, niños y adolescentes, suele practicar casi todos los días junto con sus entrenadores, Alberto y Édgar. El grupo aprovecha un terreno vacío cerca de sus hogares para jugar varias partidas de kikimbol.

Édgar se encarga de cortar la maleza y aplanar el terreno con arena lavada que consigue por la zona, para que el espacio quede lo más parecido posible a un campo de béisbol.

Foto: Manuel Díaz

Los balones que usan están desgastados y son pocos los que la Fundación Las Águilas de Miranda tiene disponible para la práctica de deportes. Sin embargo, los que tienen cumple la función de recrear y formar deportivamente a las jóvenes de La Dolorita.

Pobreza en la parroquia

La Dolorita es una de las parroquias más pobres del municipio. Cuando las niñas y niños no acuden a las prácticas deportivas, la mayoría de las veces tiene que ver con falta de dinero para el traslado, problemas en el transporte de la zona o por falta de alimentación adecuada.

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de 2021, en el municipio Sucre al menos 68 % de su población vive en condiciones de pobreza extrema. Entre los mayores problemas que tiene la zona están la falta de abastecimiento de agua potable continua, la pobreza –muchas familias dependen de ayudas gubernamentales–, además de la violencia organizada en la zona.

Foto: Manuel Díaz

El sueño de Alberto es que allí se construya un espacio en donde los niños, niñas y adolescentes puedan practicar diversas disciplinas deportivas. Para eso tiene un plano que ya le presentó al Programa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para lograr que ayuden con el proyecto que tiene en mente.

La fundación no cobra ningún tipo de mensualidad. Cobrar sería quitarle la posibilidad de comprar algo de comida en su casa, dijo Alberto.

Con Alberto también trabajan entrenadores de baloncesto, fútbol, natación, béisbol, boxeo, entre otras disciplinas. Su sueño es que todos los jóvenes de la academia consigan cupos en universidades gracias a sus habilidades deportivas.

Las jóvenes

Neibelis Quevedo juega kikimbol desde los cuatro años de edad. Ella practica todos los días.Más que un equipo, somos familia, contó la adolescente, de 15 años, sobre lo que significa para ella compartir con sus compañeras al momento de jugar kikimbol.

Yislianys Istúriz, de 18 años de edad, antes era jugadora de fútbol, pero una lesión la apartó de las canchas, ahora solo practica kikimbol.

No puedo explicar lo que significa el kikimbol para mí, dijo Yislianys, quien conoció esta disciplina desde temprana edad, aunque está con el grupo de La Dolorita desde hace un año y medio. Su meta es estudiar Odontología.

Foto: Manuel Díaz
Édgar, el entrenador

Édgar es vecino de La Dolorita desde hace más de 15 años, cuando llegó desde Colombia. Su pasión es el deporte, específicamente el fútbol. Sus equipos favoritos son el Junior de Barranquilla, porque él es de Barranquilla, y en Europa es el Real Madrid.

Yo antes era muy atlético, aquí fue que me volví un holgazán.

Un día Édgar decidió utilizar el terreno cercano a su casa como un espacio para entrenar a dos de sus nietos. Nadie lo ayudó a preparar el terreno. Sin embargo, al día siguiente se sumaron dos niños más de la comunidad. Ahora, según Édgar, hay quienes quieren utilizar dicho espacio con fines comerciales.

Yo empecé con dos niños y se fueron sumando de a poco. Ahora somos un grupo de más de 140 niñas y jóvenes de la comunidad. En cuanto a resultados deportivos nos ha ido muy bien. Actualmente son las campeonas del torneo apertura de la clase libre, comentó Édgar.

Foto: Manuel Díaz
El apoyo es importante

Las niñas y jóvenes de La Dolorita mantienen su equipo a punta de talento. Han participado en varios campeonatos y obtenido buenos resultados. El apoyo que reciben es que puedan gestionar Édgar o Alberto, pero de resto no tienen ningún tipo de apoyo económico.

Para Édgar, el apoyo humano es importante para que el equipo de kikimbol de La Dolorita pueda mantenerse en el tiempo, por eso agradece la ayuda de Alberto.

Foto: Manuel Díaz

Desde hace tres años Édgar trabaja con Alberto en la formación de las niñas y adolescentes como jugadores de kikimbol. Recientemente tomaron en cuenta al equipo para los Juegos Deportivos Comunales. En ese hecho tiene muy contento a Édgar, por lo que no ha parado los entrenamientos con las deportistas.

Nuestro trabajo es con las uñas, pero yo confío en Dios que siempre nos ayuda. Aquí no le pedimos nada a las niñas por los niveles de pobreza que aquí se manejan. Sin embargo, aquí la mayoría de ellas estudian, dijo Édgar.


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