La situación con el diésel y la gasolina se ha agravado en las últimas semanas, aunque Pdvsa lo niega y asegura que tiene “suficiente producto para atender la demanda nacional”. Transportistas de carga y comerciantes han tenido que reducir sus viajes con mercancía porque pueden pasar días hasta que llenen sus tanques.
Caracas. Todos los lunes, Andy Rodríguez y sus compañeros de trabajo arrancan un largo trayecto desde Puerto Ordaz, estado Bolívar, con una parada en Anaco, estado Anzoátegui, el poblado más cercano en el que pueden echar gasoil para cargar mercancía en Caracas y volver a su ciudad de origen.
Aún sin subsidio al diésel para transportistas de carga pesada, eliminado hace un año por Petróleos de Venezuela (Pdvsa), el suministro de ese combustible sigue limitado. “Mientras más alejado de Caracas, es peor”, dice Andy.
Andy tuvo que reducir la cantidad de días que viajaba a Caracas a buscar verduras y hortalizas para venderlas en una feria en Bolívar por la escasez de combustible, una realidad que se asemeja en otras historias de transportistas de mercancía desde y hacia la capital del país.
Por lo menos en la región central, las colas pueden ser de tres horas, pueden ser de 10 horas, depende del día, depende de la situación”, explica el presidente de la Cámara de Transporte del Centro (Catracentro), Tarek Bahsas.
Un problema que afecta a todos
La situación con el diésel y la gasolina se ha agravado en las últimas semanas, aunque Pdvsa lo niega y asegura que tiene “suficiente producto para atender la demanda nacional”. El problema representa costos operativos y físicos adicionales para comerciantes, transportistas y empresas de transporte de carga pesada.
Dan Pérez, por ejemplo, traslada frutas y hortalizas de La Victoria, estado Aragua, hasta Caracas desde hace 10 años y solía hacerlo todos los días. Ahora, por la escasez de gasolina, solo viaja dos veces a la semana y depende de a qué costo logre llenar el tanque en su lugar de origen.
Pepino, berenjena, mango y calabacín es parte de lo que transporta Dan de La Victoria a Caracas, pero para hacerlo, tiene que pagar un dólar por cada litro de gasolina que echa “bajo cuerda”, pues en las bombas de precio internacional las colas para abastecerse pueden durar de uno a tres días.
Dan asegura que, actualmente, ese costo adicional ni siquiera puede fijarlo en los precios de su mercancía. “No hay plata, ya no viene casi gente para acá (el mercado de Coche) y muchos comerciantes a veces hasta trabajamos a pérdida porque no hay casi ventas”, explica.
Poca carga y menos combustible
Tarek Bahsas, de Catracentro, asegura que la actividad del transporte de carga pesada “hoy en día no es un buen negocio, es un dolor de cabeza”, porque tienen que luchar con que hay menos carga para transportar y con el problema del combustible, que implica largas horas en cola, pago de comida para los gandoleros y, en ocasiones, hospedaje en hoteles si lo requieren.
Hay muchas unidades de transporte para la poca carga que hay y eso abarata los costos de los fletes. Aparte, nuestros servicios no se cobran de contado, se pagan en 30 o 45 días y hay veces en las que no te das cuenta y cerraste con saldo negativo”, dice.
Es por eso que, asegura, al menos en la región central del país, los transportistas de carga pesada no suelen pagar más de $0,50 por litro y deben hacer las filas para surtir, pues de pagar más, no tendrían cómo trasladar ese costo adicional a los fletes de por sí abaratados.
Lo que suelen hacer algunos como Pedro*, un gandolero que distribuye refrescos hacia ciudades cercanas a la capital del país, es aprovechar cuando están en Caracas para echar diésel, con colas que, según la hora y el día, pueden durar menos de dos horas.
“Aquí en Caracas siempre hay gasoil y se echa rápido, pero hay días en los que tienes que esperar de un día a otro. En Valencia y otras ciudades sí pasas más de dos días y a veces hasta tienes que pagar más de $0,50, como ‘colaboración’ para los bomberos o los funcionarios”, explica Pedro.
(*) Se modificó el nombre por medidas de protección a la fuente.
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