Escuelas en Brasil albergan a más de mil niños de Gran Sabana que buscan mejores condiciones

Escuelas en Brasil albergan a más de mil niños de Gran Gran Sabana que buscan mejores condiciones

Se calcula que 1200 niños y adolescentes que habitan en Santa Elena de Uairén estudian en escuelas brasileñas. Deben viajar diariamente hasta Pacaraima, para lo cual pagan mensualmente 150 reales para el transporte. En Pacaraima algunas escuelas no han iniciado clases por falta de aulas. Unicef y la gobernación se comprometieron a construir aulas tipo carpa de refugiados, pero nada se ha cumplido. Las carpas están, pero sin construir.

Bolívar. Manejar un idioma diferente, viajar diariamente para cruzar hacia otro país por mejores condiciones educativas, este es el día a día de niños y adolescentes habitantes del municipio Gran Sabana, estado Bolívar, que estudian en escuelas en Brasil.

Se calcula que sean por lo menos 1200 niños y adolescentes los que cursan estudios en planteles brasileños, específicamente en Pacaraima, indican padres y representantes. A diferencia de Venezuela, el año escolar comienza en febrero o marzo, después de los carnavales, y culminan en diciembre.

El idioma es portugués, lo que para algunos fue una dificultad en un principio, pero se adaptaron y logran manejar los dos idiomas. En las escuelas en Pacaraima procuran ayudar a estudiantes venezolanos con esa lengua. Sin embargo, el español es una de las materias en las escuelas en Brasil.

Por lo menos eso es así con la maestra de mi hija. Es muy atenta y ha comprendido y facilitado el proceso de adaptación al idioma. Hay bastantes niños wenamuk, que siendo venezolanos hablan bien portugués, pues muchas familias de acá tienen contacto con brasileros, comenta Daniel, cuya hija estudia en el Fe y Alegría Manak-krü.

“Cuando mi hijo empezó tuvo la suerte de tener una profesora que se dedicó a hacerle una cartilla y le enseñó el idioma. Ya hoy en día lo domina”, afirma Indira. Su hijo comenzó estudios en Brasil desde cuarto grado y ahora cursa el último año de bachillerato.

Para el hijo de Alexandra, habitante de la comunidad indígena San Valentín, ha sido un poco más difícil. A partir del 23 de febrero de este año, cuando la Guardia Nacional arremetió contra pemones y criollos por reclamar la apertura de la frontera e ingreso de la ayuda humanitaria, huyeron.

“Yo vivo cerca del Escamoto [fuerte militar] y viví todo lo que pasó. Me fui cuatro meses a Pacaraima, como la situación mejoró un poco, regresé, pero mi hijo sigue estudiando allá”, relató Alexandra.

Transporte privado

Anteriormente, contaban con transporte gratuito. Un autobús recogía a los estudiantes en Santa Elena de Uairén y los llevaba a sus escuelas en Pacaraima.

“Así como acá, allá también hubo crisis económica y no alcanzó el presupuesto para mandar el autobús para acá”, indicó Indira.

El incremento de la matrícula escolar también influyó y no pudieron beneficiar a todos los inscritos. Los padres de cada uno pagan mensualmente 150 reales para transporte. Cada real se calcula en 3000 bolívares efectivo y 4700 por transferencia. 

Los que no tienen transporte se quedan en Taurak, una comunidad indígena de Brasil.

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Prefieren la educación en Brasil

Para Daniel, en la escuela Fe y Alegría en Gran Sabana la educación es de mejor calidad y más integral que en Brasil. Pero mantiene a sus hijas inscritas allá porque considera que, a diferencia de Venezuela, tienen servicios que apoyan la educación, como orientación educativa, psicopedagogía, salud y hasta ayudas económicas por rendimiento académico.

“Para mí, el plus está en que mis hijas aprenderán otro idioma y otra cultura”, agrega.

En el caso de Indira, observó la falta de motivación en su hijo. “Estudiaba en una escuela pública, les mandaban tareas y no se las revisaban. Fue perdiendo el interés. A veces le preguntaba: ‘¿Tienes tareas?’ Y me decía: ‘Sí, pero ¿para qué las voy a hacer si no me las van a revisar?'”.

Destaca que en Brasil, “ven clases y terminando les hacen una serie de preguntas, como un cuestionario. No mandan tareas para la casa como tal, de cada clase hay una actividad. Si queda algo pendiente, sí mandan tarea para la casa. Le dan mucha importancia a que el estudiante tenga todas sus clases en el cuaderno. Antes evaluaban 50 % de clases dadas y 50 % de examen, ahora en el liceo es 70 % y 30 %”.

Es buena esa escuela porque no fallan las clases. No es como acá en Venezuela que todos los días era un paro. Aunque la educación en Brasil no es de lo mejor, son puntuales y cumplen con sus actividades, hasta les dan merienda, destacó  Alexandra.

En las escuelas en Brasil hay mayor exigencia con la asistencia de los alumnos. Perder 50 días de clases es perder el año escolar. Esto fue muy difícil mientras la frontera estuvo cerrada. Fueron casi tres meses que cruzaron diariamente por trocha para poder ir a la escuela. Algunos padres se organizaron y alquilaron una casa para alojarse de lunes a viernes.

Escuelas en Brasil albergan a más de mil niños de Gran Gran Sabana que buscan mejores condiciones
En la escuela Casimiro De Abreu hay 200 niños que no han iniciado clases. Foto Facebook Escola Casimiro De Abreu

Falta de aulas

En Pacaraima hay dos escuelas primarias: Casimiro de Abreu y Alcides Lima; y un bachillerato: Cicero Vieira Neto. Hay un preescolar al que llaman Creche, hubo que agrandarlo y mudarlo porque no había más espacio en el local anterior.

Pese a los beneficios que perciben muchos estudiantes, otros no han iniciado clases por falta de aulas. Unicef y la Gobernación de Pacaraima se comprometieron a construir aulas tipo carpa de refugiados, pero nada se ha cumplido. Las carpas están, pero sin construir.

En la escuela Casimiro de Abreu hay unos 200 niños que no han iniciado clases por falta de aulas. Posiblemente pierdan el año escolar. 

Menos mal que mi hija está en Fe y Alegría Manak-krü y no ha perdido el año, pero muchos de los 200 no tienen cupo en Venezuela, pues no hay aulas ni docentes. De hecho, falta como la mitad de la nómina en cada escuela del municipio Gran Sabana, detalló Daniel.

Hace unos dos años el régimen de Nicolás Maduro promovía que inscribieran a los niños en Brasil. Argumentaban hermandad de fronteras. 

Aristóbulo Istúriz, como ministro de Educación, estuvo en Santa Elena de Uairén antes de que reabrieran la frontera y alegó que los estudiantes se van a Brasil porque en Gran Sabana no se fomentaba la soberanía nacional. Incluso, culpó a los docentes, a quienes calificó de irresponsables. 


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