Hace cinco años Andrea Matos migró desde el estado Guárico a Caracas para estudiar en una escuela municipal de Baruta. Sus padres apostaron por mejores oportunidades de salud y educación que las que tendría la adolescente en el interior del país.
Caracas. A Andrea Matos le brillan los ojos mientras sostiene el pergamino que la reconoce por tener uno de los dos mejores promedios de segundo año de bachillerato de la Unidad de Educación Nacional (U.E.N) Josefa Irausquin.
Está sentada en su silla de ruedas. Nació con una parálisis cerebral que afectó su motricidad, pero dice que no es algo que le avergüence.
Para ella el mayor reto que ha enfrentado en sus estudios ha sido la pandemia de COVID-19.
“No es lo mismo. Antes uno se sentaba junto con las compañeras. Ahora hay que tener distanciamiento. Es un gran reto, de verdad”, reflexionó en entrevista con Crónica.Uno.
Valora mucho las amistades que se hacen en el salón de clases. Hace cinco años migró desde el estado Guárico a Caracas porque sus padres consideraban que en la capital podría tener mejores oportunidades en el acceso a la salud y educación; y todavía extraña a sus amigos del colegio anterior.
Sin embargo, le gusta más su colegio actual, pues siente que “hay un poquito más de base”.
El jueves, 14 de julio, la Comisión de Educación del Concejo Municipal de Baruta premió a los mejores estudiantes de 55 escuelas públicas y privadas. Un total de 869 niños y adolescentes del municipio recibieron un homenaje por su destacado rendimiento académico. La ceremonia se realizó en el teatro de la institución Santa Rosa de Lima.
“Me siento contenta por todo este esfuerzo que hicimos todos los estudiantes”, dijo la adolescente.
Wilber Matos, el padre de Andrea, fue uno de los orgullosos representantes que estuvieron presentes en el acto protocolar.
“Mira cómo se expresa. Andrea es muy inteligente y (en Los Llanos) no iba a desarrollar lo que se aprende aquí”, comentó.
Castellano y lenguaje es su área favorita. De grande le gustaría ser comunicadora social, ejercer como periodista, precisó.
También espera que la educación mejore para que el país pueda cambiar.
“Espero que mejore y que hayan nuevos métodos y herramientas para que podamos ser mejores personas y ser el futuro del país”.
Falta de condiciones de educación
Aún cuando Matos expresa que la situación de la educación en el interior del país es más crítica, las escuelas capitalinas “tienen que mejorar un poquito”, opina Aaron Seijas, de 10 años de edad.
Para Aarón, la educación que recibe en su escuela es importante. Cree que para progresar las personas deberían poder leer y escribir, pero le gustaría que mejoraran las condiciones de los pupitres donde aprende, en alusión a su escuela José Tadeo Monagas, en Hoyo de la Puerta. Además quisiera baños en mejor estado.
No hay data oficial disponible sobre la infraestructura educativa en Baruta ni en otros municipios en el país. No obstante, un informe especial recientemente publicado por la organización Cecodap reveló que la mayoría de los centros educativos presentan graves problemas de infraestructura.
Entre ellas destacan: filtraciones, techos caídos, baños inoperativos, falta de pupitres y un precario acceso a servicios públicos especialmente de agua potable, aguas servidas, gas doméstico y electricidad.
Una encuesta de la organización Con la Escuela, realizada en junio de 2019, reflejó que más del 60 % de los baños en el Municipio Guaicaipuro del estado Miranda estaban en mal estado.
El mérito y las oportunidades
Por primera vez en la historia del municipio Baruta el Concejo otorgó este reconocimiento al mérito académico.
“Revisando los archivos no conseguimos ninguna orden ni ningún reconocimiento a los alumnos”, mencionó en el discurso de clausura la presidenta de la Comisión de Educación y Cultura, la concejal Valentina Gómez.
El objetivo de este homenaje a su vez es motivar a los estudiantes a que sigan persiguiendo la excelencia.
“Si siguen así, el día de mañana serán los mejores profesionales y constuíremos el país que soñamos y merecemos”, dijo a los alumnos.
El evento contó con la participación de músicos del núcleo municipal del Sistema Nacional de Orquestas. Además, el orador de orden fue el autor y motivador Franklin Mejías, quien también recibió una banda y una placa.
Mejías, de 22 años de edad, perdió las extremidades de su cuerpo a los 11 años por una meningitis bacteriana que adquirió en Estados Unidos. Desde entonces, se ha dedicado a vencer los prejuicios y en años recientes a inspirar a otros.
Cuando tenía 16 años, escribió su primer libro Más allá de mis manos (2017), pero considera que su más grande logro fue aprender a manejar a los catorce, con dos prótesis. También le gusta correr y bailar.
“No hay absolutamente nada que nos limite”, aseguró ante un auditorio repleto de niños y jóvenes provenientes de escuelas municipales, estadales, nacionales y privadas.
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