Hospital Vargas: el enfermo que no mejora

A la crisis generada por la falta de insumos, medicinas, equipos y de personal, los médicos prenden las alarmas por las condiciones de insalubridad de las salas de descanso del personal de salud y se quejan por las remodelaciones interminables en este puesto asistencial tipo IV.

Caracas. Decidimos no callar, ya no aguantamos la situación paupérrima del hospital Vargas. Por respeto a los pacientes no vamos a mostrar las pésimas condiciones en las que están recluidos, pero sí vamos a denunciar a las violaciones a las que estamos sometidos los médicos y las enfermeras. Esto es la gota que derramó el vaso: nos quieren asignar un cuarto lleno de humedad, de bacterias, que funciona como depósito.

Así comenzó su testimonio una trabajadora de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital José María Vargas, quien se mostró muy alarmada por la crítica situación de este puesto asistencial tipo IV, al punto que dijo tener miedo a las consecuencias que puedan desencadenar este tipo de denuncias. Por tanto, se le reserva su identidad. Estamos dispuestos a pelear por nosotros y por los pacientes, acotó.

De acuerdo con las declaraciones de varias enfermeras, la Dirección del hospital tomó una decisión en contra de los especialistas de la UCI, quienes asumimos la responsabilidad de atender a nuestros pacientes en un centro sin recursos y sin ninguna retribución económica.

La decisión que los vulnera es que habilitaron un pasillo como dormitorio de descanso, donde proliferan los insectos voladores, no hay buena ventilación, hay humedad en las paredes y equipos médicos arrumados.

Jamás me había sentido así de vejada en mis derechos como trabajadora de salud. El lugar es insalubre, pone en riesgo nuestra salud y atenta contra nuestra dignidad. No me puedo quedar allí aunque lo pinten, no tiene ventilación natural, ni artificial, está frente a un baño de uso de todo el personal que no tiene suministro de agua continuo, declaró una residente.

Desde la asignación del cuarto, contaron, ha habido intransigencia de parte de la directiva. De hecho, retaron a una intensivista, le dijeron que si no cumplía la guardia, la sancionaba por abandono de cargo. En respuesta renunció. Los especialistas, residentes y enfermeras de la UCI tenemos meses durmiendo en un depósito con arrumes de todo tipo. Antes los médicos no se quedaban por no tener un lugar para el descanso, pero con ese cuarto lo que hicieron fue echarle agua al piso y a las paredes sucias.

En el depósito donde los pusieron a dormir quedaba el quirófano provisional de la sala 19 y está a pocos metros del cuarto de la faena sucia.

Allí pernoctan en su guardia cuatro residentes de postgrado y el personal de Enfermería. Apenas separados por un tabique, ya que esta área era una sala de hospitalización.

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Lo que no logro entender es que la terapia la cerraron para remodelarla, desde hace como dos meses está lista y la tienen cerrada, pero a nosotros nos tienen afuera durmiendo como los propios indigentes. Nos dijeron que era por un tiempo máximo de un mes, mientras remodelaban el área de la UCI y ha pasado aproximadamente un año y en forma aparente fue culminada la rehabilitación y aún nos mantienen en hacinamiento y el área cerrada con prohibición de ingresar a la misma y bajo amenazas de ser arrestado si alguien intenta ingresar, dijo otra doctora.

Pese a la indignación por las condiciones de la infraestructura, no dejaron pasar por alto las fallas de equipos, insumos y medicinas.

Enumeraron que desde hace dos años en la UCI no hay Gasometría, imprescindible para el manejo de un paciente crítico; actualmente no hay química sanguínea ni hematología, también básico para el manejo de un enfermo grave; debido a la falta de equipos y laboratorio los familiares gastan hasta 10 millones de bolívares solamente en exámenes y muchas veces pasan el día sin comer porque se les consume el dinero pagando las pruebas.

Destacaron que hay casos en los que los usuarios han tenido que comprar un circuito para ventilador mecánico que les sale en 8 millones de bolívares; asimismo, gastan para un Ambu, que es un resucitador manual.

Lo hacen por la angustia y para que le salven la vida a su allegado. Los pacientes de la UCI del hospital Vargas no son bien manejados porque no hay antibióticos de amplio espectro, solo hay antibióticos que han salido del mercado porque las bacterias han hecho resistencia a los mismos. Muchos han fallecido porque al no ser atacada la infección de manera adecuada, los pacientes entran en falla de múltiples órganos, como el colapso renal, que ameritan ser dializados y tampoco hay para realizar dicho procedimiento con resultado final: la muerte.

La terapia tampoco tiene aire acondicionado, con la consecuencia, dijeron, de médicos enfermos con neumonía, y por las condiciones de insalubridad a la que están siendo sometidos los especialistas obligándolos a dormir en una habitación de un depósito sin ventanas.

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La terapia intensiva del hospital Vargas —la primera de Venezuela— ha sido refraccionada varias veces y sobrevivió a un intento de desaparición, cuando la redujeron por un largo año a 4 camas en el Hospital Militar, de acuerdo con los doctores.

Sin embargo, durante esta ultima década la carencia de recursos ha sido despiadada, la crisis se acrecienta por años, meses y días. Ante la mirada indolente de las autoridades, la prestación de salud en la UCI Vargas se reduce a la atención medica y de Enfermería, pues para ingresar un paciente a su sala el familiar debe adquirir en la mayoría de los casos diversos y costosos insumos, circuitos, gomas de succión, frasco humidificador, antibióticos, etc., expresó el personal.

En agosto de 2017 se iniciaron las obras de la UCI-Vargas, en septiembre de ese mismo año apareció un nuevo patrón de resistencia de dos bacterias letales: el Acinetobacter baumanii y la Pseudomona auriginosa, ahora resistentes a la Colisiona. El paciente lucha contra ellas, el médico la busca en secreciones y cultivos, el familiar ora, gasta lo que no tiene por un antibiótico, clama, pide si es preciso, pero pocas veces el paciente que contrae una infección gana la batalla. Desde que comenzó la remodelación, varios pacientes han fallecido como consecuencia de la contaminación nosocomial. Porque en el ambiente falla el aire, en la tubería falta el agua, el laboratorio se hace fuera del hospital si el familiar aporta el recurso, el antibiótico se aplica tarde si el familiar lo encuentra.

Pero si estas vicisitudes no son suficientes; contaron que la directiva ordena y amenaza con destituir a todo especialista que no le obedezca.

A esto se redujo la UCI: a una sala donde solo atienden a cuatro pacientes, cuando hay capacidad para 14, donde los médicos están renunciando. Ahora solo quedan cuatro, cuando debería ser seis especialistas, igual cantidad de residentes, más dos adjuntos en la mañana y otro par en la tarde, pero solo quedan los dos de las horas matutinas, que, dicho sea de paso, están por jubilarse, sentenciaron los trabajadores que por ahora prefieren el anonimato.

Foto referencial: Luis Miguel Cáceres


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