La deserción escolar y la precariedad económica contribuyen en la delincuencia juvenil

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Mirla Pérez, directora del Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno, expresó que la ausencia de la niñez y la adolescencia en las aulas aumenta el tiempo de ocio y la vulnerabilidad de esta población.

Caracas. El abandono de las clases puede contribuir a la formación de una identidad negativa y conductas antisociales en los jóvenes. A juicio de Gloria Perdomo, coordinadora del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la escuela no es solo un espacio para adquirir conocimientos o desarrollar destrezas técnicas. 

Entre las funciones o logros más importantes que tienen los centros educativos está desarrollar capacidades y habilidades sociales en las personas; la capacidad para interactuar con otros, para verse a sí mismo, indicó Perdomo.

La educación puede ayudar a la niñez y a la adolescencia a entenderse como una persona que tiene responsabilidades y que su familia, compañeros y la comunidad esperan mucho de ellos. 

La profesora Perdomo destacó que la escuela es un servicio que genera inclusión cuando trabaja con los recursos y las estrategias apropiadas. La expulsión de estudiantes o las bajas calificaciones están asociadas a sentimientos de rabia y rencor, lo cual produce que tengan una visión de sí mismos como “personas fracasadas”, que no fueron reconocidas, tratadas justamente y que no se les dio oportunidad. 

Por tal razón, manifestó que el sistema educativo debe idear mecanismos para la inclusión de la niñez y la adolescencia que tengan menos oportunidades o más dificultades para lograr el éxito en las instituciones formativas. 

El tiempo de ocio 

Según Mirla Pérez, directora del Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno, durante la presentación del informe anual más reciente de Dinámicas Populares, la precariedad del trabajo de profesores del sector público afecta profundamente el acceso a la educación de los niños

Expresó que gran parte de las escuelas solo dan clases dos días a la semana, lo cual aumenta el tiempo de ocio y la vulnerabilidad de los niños. 

Si bien los niños están yendo a clases mayoritariamente, la tendencia es a la desocupación, a la vagabundería, lo cual los deja a merced de la captación por grupos delictivos.

Presencia de niños en las calles 

Según el informe del Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno, 68 % de los niños reportó que asiste a clases, mientras que 14 % no va y 18 % lo hace ocasionalmente. 70 % de las comunidades registró la presencia de niños en las calles sin ir al colegio.

Además, 35,1 % de las comunidades respondió que el grupo de edad más propenso a estar en la calle es entre los 9 y 12 años de edad. 

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Foto: Luis Morillo

El jueves 29 de junio, la Policía Nacional Bolivariana de la parroquia El Recreo, en Caracas, detuvo a cuatro menores de edad, supuestos responsables de robar a un parquero en Bello Monte. Una cámara de seguridad captó el momento en el que los adolescentes atacaban y atracaban al hombre.

Un hecho similar le ocurrió a Daniel Corrales, quien denunció que, en la madrugada del 2 de mayo, presuntamente lo agredieron y robaron menores de edad en situación de calle, en el bulevar de Sabana Grande, adyacente al edificio Banco Metropolitano. Lo golpearon en el rostro, cuello, brazos, tórax y le causaron laceraciones en las piernas.

Precariedad económica y violencia 

Otros factores que influyen en la tendencia delincuencial juvenil son la precariedad económica y la violencia doméstica. La crisis humanitaria compleja y el empobrecimiento del país han hecho que la necesidad de alimentos sea una razón fundamental para la participación en las bandas criminales, así lo consideró Perdomo. 

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Foto: Luis Morillo

La banda armada o los delincuentes comenzaron a ofrecer cosas tan básicas como unas barras de pan, también la posibilidad de ingresos o de recursos para acceder a los alimentos y poderlos llevar a la casa, dijo.

En ese sentido, resaltó que una banda ofrece un liderazgo, reconocimiento, ingresos y control en la comunidad, elementos que resultan atractivos para aquellos que no tienen oportunidades de desarrollo. 

En algunos casos, los jóvenes ven más valor en ser malandro que en buscar una profesión, lo que hace que la vinculación a las bandas sea un factor importante a considerar, manifestó Perdomo. 

Edades 

Respecto a la captación de niños y jóvenes por parte de estos grupos, Pérez destacó que se registran “ingresos” en las filas de niños de hasta ocho años de edad. 

Destacó que los grupos se dividen por edades estimadas de la siguiente manera: 8 a 12 años; 12 a 15 años; 15 a 20 años; 20 a 25 años; 26 a 35 años. Un último grupo de mayores de 35 años de edad refleja la alta mortalidad de la vida criminal.

Foto: Tairy Gamboa
Forma de captación 

Perdomo explicó que la captación de niños y adolescentes por grupos armados tiene diversas formas, desde la cercanía y “amistad” hasta la coerción y amenazas. En zonas urbanas, la forma más común suele ser la cercanía y amistad, mientras que en zonas rurales y de frontera se dan más casos de coerción y amenazas. 

La coordinadora expuso que otras formas de captación tienen que ver con la colaboración con determinadas tareas, guardando cosas o vigilando determinado sector. 

El informe Una tragedia ignorada de alerta Venezuela, sobre las afectaciones generadas por las actuaciones de los grupos irregulares en el país, expone que las megabandas inciden en las escuelas de sectores populares con venta de droga y en el caso de las niñas se les obliga a la actividad sexual temprana. 

Los estudiantes incorporaron nuevos implementos a sus materiales de estudios: guantes y mascarillas. Foto: Luis Morillo

Jorge Govea Cabrera, coordinador del OVV para el estado Zulia, informó durante la presentación del último informe de la ONG Alerta Venezuela, que los hijos de guerrilleros nacen para ser reclutados en estos colectivos armados. 

En relación con esto, Ligia Bolívar, coordinadora general de Alerta Venezuela, dijo que las mujeres que tienen sexo con guerrilleros lo hacen para tener acceso a alimentos. Esto incluso afecta a comunidades indígenas. 

La ONG Cecodap alertó que el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por el crimen organizado es una forma contemporánea de esclavitud y una modalidad de trata de personas. Esta situación es impulsada por la inseguridad alimentaria, la deserción escolar y la violencia intrafamiliar. 

Actuación del Estado 

Perdomo considera que el Estado debe enfocarse en programas de prevención para evitar la vinculación de niños y adolescentes a bandas armadas mediante la garantía de derechos básicos, atención a situaciones de conflicto en el núcleo familiar, apoyo a la educación y oportunidades de desarrollo. 

Dijo que la “omisión” del Estado empuja a los jóvenes a la exclusión y la única solución para ello es invertir en educación, salud y oportunidades en todo el país. 

Con información de Héctor Antolínez

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