Olivia Moya lleva 36 años en ese sector sudando la gota gorda para poder ver las mejoras del barrio. Sus vecinos dicen que es una mujer “echada pa´lante”, con “guáramo” y que no se detiene ante las adversidades.

Caracas. El barrio La Pedrera en Antímano se cae con las lluvias, lo decretaron como zona de alto riesgo y lo intentaron desalojar por completo. Hoy en día parece un pueblo fantasma por las ruinas de las casas demolidas. Pero mientras yo esté aquí seguiré luchando por el bienestar y los derechos de las familias que queden.

Así se expresó Olivia Moya, una mujer que hace 36 años se instaló en el Séptimo Plan de La Pedrera, cuando todo era de tierra, no había postes de luz ni carretera.

Mi ranchito estaba por allá y me lo tumbaron con los desalojos que ordenó el difunto Chávez en 2010. Ahora vivo arrimada en la casa de una de mis hijas más abajo. No obstante, de aquí no me muevo, porque mi vida la hice en este barrio, contó.

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A Moya, de 67 años de edad, todos la conocen en La Pedrera. “Olivia, ella vive en la casa que tiene el portón azul”. “¿Moya? Sí va vale nos ha ayudado mucho”, “es una mujer sin pelos en la lengua”, “sí que tiene guáramos”…

Esos son algunos de los comentarios que se escucharon desde el tercer Plan de La Pedrera hasta el séptimo.

Y no es mentira vale, aquí todos saben de mí. Si falta el agua voy y hago todas las diligencias, hago todas las llamadas que se requieran y logro que nos la envíen. Antes la mandaban cada mes y ahora, por lo menos, conseguí que la frecuencia baje a cada 15 días. No es lo óptimo pero es algo. Mira, esa calle la ayudamos a construir, esos postes los pusimos nosotros con empeño. Aquí nos organizamos y nos reunimos para buscar soluciones a los problemas. No es como decían las autoridades que esto se estaba cayendo, porque no es así, destacó.

Moya tiene dos hijas quienes saben que su andar es la lucha comunal.

Hace un año dejé de trabajar formalmente, pero esto [andar pateando el barrio] no lo dejo. Mis hijas me dicen que siempre ando con dolor en las piernas, pero cuando se trata de andar para arriba y para abajo resolviendo las cosas del barrio siento que no me molesta nada. Y es así, esto lo hago porque me apasiona y estoy convencida de que con empeño sí se logra un cambio en la comunidad.

Su preferencia política se inclina por la Mesa de la Unidad. Y aun siendo de nacionalidad colombiana, participa de los encuentros de calle. Siempre anda con su koala guindado en la cintura y con su ropa holgada. Conoce además los derechos y leyes. Con esas herramientas va de casa en casa hablando de la problemática actual y busca mejorar las condiciones, principalmente le saca la vuelta al tema de la escasez de la comida.

A mí me pega igual, pero este es un derecho irrenunciable y me parece un abuso grande lo que pasa en las cosas y con las bolsas de comida que no llegan a los más necesitados. Aquí quienes se aprovechan son los enchufados, a los que no les duele el barrio.

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Olivia en una de las visitas en el Séptimo Plan.

Casi nunca está en su casa, pues siempre anda haciendo recorridos que le permiten actualizar la data de los habitantes que quedan en la parte alta de La Pedrera.

Por ejemplo, dijo que en el Séptimo Plan hay cerca de seis familias y unas ocho en el Sexto Plan. En los otros planes hay muchas más, un poco más de 2000.

Hubo muchas familias a las que les dieron apartamento y regresaron. Además hay focos de invasión en las partes menos pobladas, pero nosotros aquí controlamos eso y no permitimos que hagan más ranchos. Eso implica más inseguridad para los que quedamos.

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Pero no solo a sus vecinos les tiende una mano. También a los animales abandonados les echa un ojo. En su casa tiene tres perros y ocho morrocoyes. Pero en un terreno cerca del Séptimo Plan tiene otros dos perros a los que les está buscando adopción.

Moya no saca cuenta de las canas que lleva a cuestas. Pues hoy en día es una de las mujeres fajadas que da la cara por Antímano. La conocen incluso en la frontera con Carapita, sus vecinos más cercanos.

Fotos: Cheché Díaz


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