Los restos mortales del médico de los pobres, José Gregorio Hernández, fueron exhumados este 26 de octubre, fecha cuando se celebran 156 años de su nacimiento. Las piezas que serán analizadas por un grupo de expertos anatomopatólogos, forman parte del último requisito que exige el Vaticano para su beatificación a celebrarse en 2021.

Caracas. A las 10:06 a. m. de este 26 de octubre se dio inicio a la solemne ceremonia religiosa de exhumación de los restos del médico de los pobres, doctor José Gregorio Hernández, justo cuando se conmemoran 156 años de su nacimiento. Este acto es el último paso que exige el Vaticano para su beatificación a concretarse en 2021 y es para los venezolanos la cosecha de un siglo creencias en las virtudes y bondades de ese hombre que vivió al servicio de la ciencia y la espiritualidad. “No estamos viendo un cadáver, es alguien resucitado”, llegó a decir el cardenal Baltazar Porras.

José Gregorio Hernández ya era un santo entre los santos, antes de llegar al cielo. Eso lo repiten los venezolanos sin cesar, y aunque oficialmente el papa Francisco autorizó su beatificación el pasado 19 de junio, el aún venerable ya estaba en los altares, pues la ciudadanía le pedía con devoción y desde las entrañas.

Su imagen, en estampita, en yeso, en cuadros, pinturas, está en todos los hogares, en cada cama de hospital y en las celdas oscuras de la prisión, como símbolo de fe.

Es por ello que concretar su beatificación es el regalo a décadas de lucha, es el reconocimiento no de un milagro —el de Yaxury Salazar— sino de miles que se le suman a su causa, las sanaciones que el pueblo le adjudica sin esperar nada a cambio, simplemente en el sentir colectivo ya estaba en el cielo intercediendo.

Resucitado entre su pueblo

Como un hecho esperanzador se dio la exhumación. No estuvo abierta al público, pues así lo dictan las normas protocolares sanitarias. Pero desde los televisores y las redes sociales, centenares fueron testigos de ese acto histórico, que inició con la constitución del tribunal, que preside el cardenal Baltazar Enrique Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas.

“Te damos gracias por todas las cualidades por las que sirvió al pueblo de Venezuela, agradecemos sus grandes virtudes cristianas, su fe en ti. Demos gracias porque José Gregorio, médico de los médicos, es paradigma de bien y ejemplo de virtudes. Decretamos ordénese la exhumación y el consecuente reconocimiento canónico de los restos del venerable. Siéntanse protagonistas, no meros espectadores, es una celebración compartida como testigos de esta primera parte de la exhumación que culminará el sábado 31 de octubre”.

El prelado aprovechó para interpretar el evangelio que antecedió sus palabras. “Esa proclama nos hace referencia a la frase: dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven, porque yo les digo que muchos profetas quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”, dijo citando el evangelio.

“Por eso nuestra primera mirada va dirigida con profundo agradecimiento a todos aquellos que a lo largo de un siglo quisieron ver este momento y ya no están, pero sus oraciones, empeño y devoción por nuestro médico son parte de esta celebración. Desde el cielo únanse al coro de los ángeles que anima la fe de los que permanecemos en este valle de lágrimas”.

Y siguió: “La causa de José Gregorio tuvo fe en esos venezolanos pioneros, fe que ha crecido cada vez más y lo que sembraron entre lágrimas y sudores lo cosechamos entre risas y cantares. La exhumación más que un rito sanitario, es un acto de fe en la resurrección”.

Invitó a cada venezolano a que se abran a las exigencias del verdadero y auténtico mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas, al prójimo y a uno mismo. Que su beatificación sea para nosotros el camino de la unión de reconciliación, que sigamos a JGH como el venezolano posible y el cristiano ejemplar.

“En este proceso de beatificación caminemos con José Gregorio en la senda de lo que hizo, ese debe ser nuestro compromiso, es la oportunidad para promover las virtudes cívicas. Ahora vivimos en un país desigual, signado por la plaga de la pobreza, por la falta de libertades, de superación y la imposición ideológica, con el creciente desánimo y desesperanza. Por él, por su ciencia, fe, por su virtud y justicia, es que necesitamos recuperar la alegría del bien. Y eso lo estamos viendo en rostro de la niña Yaxury. La apertura del amor debe ser universal no selectiva ni excluyente”.

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Paso a paso

Una vez proclamado y juramentado el tribunal, encabezado por la parte médica por el médico patólogo Enrique López Loyo, presidente de la Academia de Medicina, de la cual fue fundador José Gregorio Hernández y ocupante de la silla número 28, se escuchó el repertorio musical venezolano Concierto en la llanura de Juan Vicente Torrealba, Décimas en honor al doctor de Orlando Hurtado y se cantó el aguinaldo El Ángel tuvo razón, de Manuel Alfredo Rodríguez.

El maestro Cheo Hurtado y su ensamble musical les dieron tonalidades a esas composiciones, y acto seguido la representación de la Iglesia, médicos, forenses y el personal de la funeraria Vallés —siempre acompañados de la niña Yaxury, quien lució segura y feliz con su vestido rosado— emprendieron la caminata por el pasillo central, hasta el antiguo baptisterio del templo.

Los técnicos dispusieron una grúa para remover la losa de mármol. Y luego sacaron el moisés, hecho en madera maciza de bálsamo del estado Bolívar, cuya fabricación se hizo en 90 días y estuvo inspirada en el poema Píntame angelitos negros de Andrés Eloy Blanco.

Luego lo subieron a un pedestal adornado con flores del estado Miranda y rodeado de velas hechas con cera de miel. Lo cargaron en procesión miembros de las cofradías más antiguas de la Arquidiócesis de Caracas: Nazareno de la parroquia San José de Chacao, de la Basílica de Santa Teresa, de Nuestra Señora de la Encarnación de El Valle y la cofradía Señor de los Milagros de Santa Rosa de Lima, ubicada en Quebrada Honda.

Durante la procesión sonó el himno Te Deum laudamus, que se entona durante los servicios de presentación del Papa, coronaciones imperiales, canonización de un santo, fiestas solemnes de las iglesias católica, luterana, anglicana y metodista.

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A las 11:20 a. m. el moisés llegó al altar mayor y ahí, siempre escoltado por el cardenal Porras, los médicos dieron el visto bueno.

El nuncio apostólico, Aldo Giordano, y el cardenal Jorge Urosa Sabino hicieron la bendición protocolar, al igual que las arquidiócesis del interior del país.

Luego de este reconocimiento, se sacó el sarcófago, que permanecía en la iglesia desde 1975, mientras el coro entonaba el Himno Nacional y el Alma Llanera. El júbilo inundó los espacios.

Para el 31 de octubre a las 10:00 a. m. el Arzobispado estará informando los resultados del análisis forense que serán la fe de vida del médico de los pobres. Una reliquia será llevada al Vaticano y el resto a las 40 arquidiócesis del país para su veneración. Para abril de 2021 se espera la beatificación del primer laico venezolano.

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