LUZ atraviesa un túnel de muerte y robos en medio de la pandemia

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La ONG Aula Abierta ha registrado en los últimos tres meses 39 robos al recinto universitario. El Instituto de Previsión Social del Personal Docente y de Investigación de La Universidad del Zulia cerró definitivamente. 4500 profesores quedaron sin asistencia médica, de los cuales 25 han muerto durante la pandemia.

Maracaibo. María Elvira Montiel, profesora de Arquitectura de la Universidad del Zulia (LUZ), aún siente escalofríos cuando habla de la muerte de su suegro, profesor de la Facultad de Medicina. Dice que fueron los tres días más dramáticos que le tocó vivir al lado de su esposo.

Uno no haya qué decir, qué hacer, quedamos devastados. Mi suegro se murió sin nada, después de haber dedicado más de 25 años a la universidad, formarse como doctor, recibir honores, condecoraciones, reconocimientos por trayectoria académica. Me siento indignada”.

Héctor Alfonso Venegas fue profesor e investigador en el área de Medicina de la universidad. El pasado 17 de abril sufrió un accidente cerebrovascular y un infarto. El incidente fue en la mañana y fue a las 6:00 de la tarde cuando su familia consiguió un cupo en el hospital Coromoto de Maracaibo, en el que estuvo dos días antes de repetirle otro infarto, esta vez fulminante.

María Elvira contó que llamaron al Instituto de Previsión Social del Personal Docente y de Investigación de la Universidad del Zulia (Ippluz) para pedir ayuda, pero la respuesta fue: “No podemos hacer nada, ninguna clínica está aceptando a los profesores, no podemos ayudarla”. Una ambulancia costaba en aquel momento 120 dólares, ahí comenzó su desespero.

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El abandono es total en la Universidad del Zulia. Foto: José Núñez.

Llamamos a todo el mundo. Lo que logramos fue a través de favores de otros profesores y residentes de Medicina, pero el ruleteo fue largo. Finalmente, el domingo después de llevar y traer medicamentos, agua, jeringas y cualquier cantidad de cosas, le asignaron una habitación, pero ya estaba deteriorado. El lunes a mediodía cuando le estaban colocando una sonda nasogástrica, le dio otro infarto y murió”.

Pero ahí no terminó todo. “¿Ahora con qué lo enterramos?” La profesora gestionó a través de la Asociación de Profesores Universitarios de la Universidad del Zulia (APUZ) un cupo en una funeraria.

“Fue un drama todo el papeleo. Cuando finalmente llegamos a la funeraria con todo, nos dicen que tenemos que esperar tres días porque hay cola”, recordó la profesora. Como venían de un seguro había que hacer pagos adicionales. Tres días después, logran inhumar al profesor y la familia quedó con una deuda de 2500 dólares.

“Tenemos la bendición de que mi esposo trabaja hace 25 años en una empresa muy reconocida y los directivos le hicieron un préstamo para poder cubrir todo. Pero esa empresa está liquidando sus activos en Venezuela, así que mi esposo pasó de arquitecto a vendedor para poder pagarles”.

Para María Elvira, la universidad que le daba al profesor universitario su valor quedó en el pasado. Hoy, es docente asociada a dedicación exclusiva con 17 años de servicio, devenga un salario de 2,3 millones de bolívares mensuales. Cómo puede ser posible que mis padres teniendo tres hijas profesoras estén en una situación caótica, porque no los podemos ayudar. Mi esposo y yo estamos buscando algo más que hacer en nuestra área. En las condiciones que está LUZ prefiero que me jubilen.

Profesores desprotegidos

Molly González, presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad del Zulia (Apuz) reveló que de acuerdo con sus estadísticas, entre los meses de mayo, junio y julio, 42 personas fallecieron, de los cuales 25 son profesores y 17 familiares. Ninguno fue atendido por el servicio de atención médica de LUZ.

El Ippluz tiene 21.000 asegurados en total, que incluyen 4500 profesores y sus familiares directos, sin ninguna cobertura médica. El servicio cerró por completo desde que se inició la pandemia porque no hay recursos dispuestos para el personal docente y de investigación, confirmó la Dirección de Apuz.

El seguro que llega a la universidad para los profesores y familiares desde el Ejecutivo se divide en dos partidas. Una que maneja la universidad, partida de contingencia médica docente y otra, que maneja el Ippluz. De esta última acaban de llegar 351.000.000 bolívares. Eso es absolutamente nada”, explicó González.

Añadió que la universidad ha venido en una escalada de estrangulamiento presupuestario desde hace mucho tiempo. “Ya colapsamos, porque los recursos de salud están calculados en función del salario del profesor que no llega a 10 dólares mensuales y que cada día se devalúa más por el alza del dólar”.

Los profesores tampoco tienen servicio funerario. Luego que se muere la persona, los familiares comienzan a llamar a la asociación, pero la remesa por ese servicio no llega desde hace un año y medio. Lo mezclaron con el HCM y atención odontológica y lo que envían alcanza para otorgarle a un profesor y a su núcleo familiar 0,007 dólares, dijo González.

Según el estudio de la asociación, cuatro profesores murieron de COVID-19, dos en el exterior y dos en Maracaibo. “Son más, solo que varios familiares no dieron permiso a la asociación para decir que han muerto de COVID-19. También hay otros que se enferman y pasan el proceso en su casa porque no tienen atención”.

González añadió que otras muertes han ocurrido por enfermedades cardíacas, hipertensión y cáncer. “Incluso tenemos el caso de una profesora que murió en el carro de su familiar esperando que la atendieran”.

Judith Aular, vicerrectora académica de LUZ, fue tajante: Las muertes de los profesores son lo más grave que nos está pasando. ¿De dónde vamos a sacar nosotros dólares para pagar asistencia médica? Si la persona no tiene los recursos financieros, muere, incluso han muerto estudiantes.

La vuelta a clases está en la cuerda floja.

Ricardo Villalobos, coordinador de investigaciones en Ciencia Internacional de Aula Abierta, dijo que hasta el 31 de julio se registraron 39 incidentes de inseguridad en la Universidad del Zulia, durante la cuarentena por la pandemia.

En el ámbito nacional tenemos un registro de 139 incidentes hasta el 31 de julio. Eso quiere decir que no pasa un día en el país en que las universidades no tengan incidentes de inseguridad. Lamentablemente, LUZ es la más afectada”, dijo Villalobos.

Para Aula Abierta, la proliferación de los robos está desmantelando lo que quedaba en las universidades. “Es dramático. Nosotros no podemos dejar de denunciar que es responsabilidad del Estado lo que está pasando en las universidades”. La ONG considera que volver a clases es cuesta arriba. Asegura que la mayoría de los estudiantes se ven afectados por el plan “Universidad en casa” debido a la crisis de los servicios públicos.

En Venezuela no es viable la educación a distancia porque la mayoría de las localidades pasan muchas horas sin electricidad, donde la conexión a Internet no funciona “y además tenemos una universidad asfixiada, que no tiene presupuesto para invertir en tecnología para la educación a distancia”.

Yeisssel Pérez, presidenta de la Federación de Centros Universitarios de LUZ (FCU), dijo que regresar a clases es complejo. “Hablar de infraestructura es hablar de desinversión por parte del Estado para y por las universidades públicas, sería irresponsable de mi parte decir que no podemos volver cuando tenemos mucho tiempo viendo clases en esas condiciones y que por los robos nos hemos visto más golpeados. Así que volver significa volver en las mismas condiciones”.

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Estudiantes ven el regreso a clases complejo. Foto: José Núñez.
En bancarrota

Judith Aular, vicerrectora académica de LUZ, dijo que desde 2019 no cuentan con vigilancia privada por falta de presupuesto. Incluso, los obreros de la Dirección de Seguridad Integral han renunciado progresivamente porque la falta de transporte, gasolina, electricidad y agua les imposibilita llegar al trabajo.

Hasta el 17 de agosto LUZ no había recibido el presupuesto para el funcionamiento de las facultades y núcleos correspondientes a enero. Lo que llega es solo para sueldos y salarios. Aular reconoció que no sabe cómo van a funcionar si deciden volver a las clases presenciales, debido al deterioro de la infraestructura. Para junio la vicerrectora calculó que necesitaban 2 millones de dólares para rescatar la universidad.

“Con la inflación los precios han ido subiendo. La semana pasada dije 4 millones de dólares, ahora lo estoy pensando porque el dólar está más caro”. La profesora con 46 años de servicio enfatizó: “No podemos permitir que se cierre la universidad. Estamos atravesando un túnel muy oscuro, pero vamos avanzando hasta que podamos salir de la pandemia. De alguna manera esto que nos está pasando, nos permitirá reinventarnos”.


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