Ni maquinaria, ni movilización, ni bono ¿Las presiones o chantajes dónde quedaron?

presiones o chantajes

Ni siquiera los militantes del oficialismo tuvieron transporte para bajar de los cerros. Vecinos y especialistas hacen un paneo del porqué de los resultados de las elecciones de este 6 de diciembre. Coinciden en que las necesidades y la desmejora de la calidad de vida hizo mellas en el proceso. El descontento lo ven marcado y en la otra acera no hay discursos creíbles para el cambio.

Caracas. El despliegue de la maquinaria, el derroche de recursos, el uso del transporte público para movilizar a su gente, los refrigerios, los bonos, la entrega de electrodomésticos, nada de eso se vio este domingo 6 de diciembre, durante el desarrollo de los comicios para elegir a los 277 diputados al parlamento nacional. ¿Dónde quedaron las presiones o chantajes?

El Gobierno sí entregó previamente bolsas Clap a los trabajadores de la administración pública, como parte de la campaña mediática, pero las dádivas no tuvieron efecto en el voto.

En semanas anteriores el segundo a bordo del partido oficialista, Diosdado Cabello, dijo tajante “el que no vota, no come”. Frase que se hizo viral en las redes sociales de un país en el que, según datos oficiales de Naciones Unidas, 31 % de la población pasa hambre.

La gente de las zonas populares, con antecedentes de amenazas y discriminación por el voto, no le dio crédito al anuncio, y actúo movida por sus necesidades. Incluso, durante las horas del llamado remate, empezaron a llegar los audios y los mensajes por WhatsApp, y a verse los videos de los mensajeros del oficialismo pasando por algunas comunidades con megáfonos obligando a votar. Aun así, no hubo una respuesta masiva.

“Mire aquí estamos pasando mucho trabajo, una harina pan cuesta más de un millón de bolívares, la bombona del gas no se consigue, el Clap llega una vez al mes y trae arroz y pasta; no hay agua; no se puede salir porque el pasaje está muy caro, la gente está descontenta”, dijo un joven de apellido Mijares en referencia a las elecciones parlamentarias.

Mijares vive en Los Jardines de El Valle, donde este domingo los centros electorales estuvieron con relativa calma. Ni siquiera los motorizados rondaban la zona como en anteriores jornadas. Por su calle no se organizaron para llevarlo a los centros de votación, solo les decían que escanearían el carnet de la Patria, pero sin la oferta de un bono seguro.

Ni siquiera para los jefes de cuadra de las UBCh y del Clap hubo logística. Los que llegaron hasta los puntos rojos se movieron por su cuenta.

Luis Vicente León, director de Datanálisis, por su parte, sostuvo que el Gobierno tiene debilitada la estructura en términos de soporte popular, pero a su juicio, de alguna manera, funcionó la presión que ejerce para mover gente.

“Debo decir que en términos del madurismo su propuesta no representa más de 20 % de la población total, en realidad el apoyo es 15 % y si se considera que hay algunos independientes que podrían preferir la oferta chavista, eso puede subir 5 o 10 puntos más. El oficialismo en Venezuela máximo puede tener 25 % del total de los electores y meter en las parlamentarias 20 % del total del Registro Electoral Permanente, y eso es porque las personas que lo apoyan fueron a votar y ocurrió por presión interna o por casos de utilitarismo. Pero está claro que la apatía en el chavismo no es distinta a la del resto del país”.

“No funcionó en las zonas populares porque no tenían nada que ofrecer a cambio del voto. Los puntos rojos no tuvieron colas para escanear el carnet. Incluso testigos del chavismo llegaron a faltar, no pudieron ni movilizar a su propia gente, porque hay descontento, rabia, rechazo, no les llegó el bono, el pernil” —Carlos Julio Rojas, del Frente en Defensa del Norte de Caracas.

Ahora bien, el Gobierno sacó votos y, de acuerdo con León, lo que tienen es la gente que apoya a Maduro, “son poquitos y con estas elecciones reafirman que son minoría. Por eso no podían incrementar más las presiones o chantajes, era un riesgo porque podían llevar gente que nos lo iban a favorecer. Lo que demostraron con esta contienda es que, aun moviendo a toda su gente, son minoría”.

Para el economista ya el Gobierno no tiene la posibilidad de resolver la situación con populismo clásico, con la entrega de productos, porque el país tiene un problema intrínseco tan grave, la credibilidad no le funciona, perdió la confianza, además se dualizó el país y la única parte que se mueve es la que está dolarizada.

“Entonces no tiene recursos para entregar divisas a la población, más bien el Gobierno, solo cuenta con el Clap que tiene un alcance de 50 % de la población. La posibilidad de rescatar la confianza es difícil, el país está demasiado deteriorado y la calidad de vida muy comprometida, eso implica que no se puede remotivar al país hacia la oferta Maduro. Pero, también, pasa que la oposición tampoco ha tenido la capacidad para convertir ese desastre en una propuesta específica, porque le están pidiendo un resultado en términos de cambio político que no logra concretar”.

Parte de ese análisis se observó este domingo: una maquinaria debilitada, una población sufrida y desmotivada y un discurso desgastado entre presiones o chantajes.

Para el profesor Emilio Palavicini, en la administración pública hubo presión, “y en uno que otro debe haber funcionado por la bolsa de comida con aceite, un problema de subsistencia incluso en la gente medianamente formada. Ellos creían (el gobierno y sus partidos) tener claro que las respuestas de apoyo esta vez serían igual y podían funcionarle. En las comunidades pobres fueron montando mil promesas y ofreciendo de todo con la ayuda de los colectivos, pero tenemos sospechas de que hasta ellos mismos se quedaron paralizados, quietos, por diferentes factores y es que sintieron que los recursos no les llegaban, no les facilitaron las cosas y después el factor gasolina”.

Y se preguntó ¿si soy movilizador cómo muevo a la gente? “Conocí por dentro la organización del 1×10 y fue una asignación de recursos de todo tipo que ahora no tuvieron, incluida la comida para toda esa gente. El Gobierno fue perdiendo a la gente, a los votantes de los sectores populares, así como fue perdiendo el apoyo de la clase media. La mamá, la tía y la hermana pasan hambre y hasta allá no llegó el apoyo a Maduro, ahora lo que queda ver es cómo será la respuesta de la gente a la consulta. Un pueblo sin comida, sin gas, sin electricidad, sin efectivo, no hay ni tercera edad que baje de los cerros a votar”.

Al respecto Marino Alvarado, defensor de derechos humanos y vocero de Provea, dijo que el gobierno de Maduro pierde cada vez más posibilidad con presiones o chantajes, pues hay gente que recibe ese beneficio que ni siquiera revisa sus cuentas porque son montos irrisorios y ya no convencen.

“Tampoco el Gobierno tiene voluntad para dar bonos de mayor cantidad, además está el descontento por la precariedad de los servicios públicos. Lo otro es que el Gobierno no presentó caras nuevas, fue a la contienda con algunos líderes que la gente aborrece y que no han resuelto los problemas. Eso no generó entusiasmo, en las regiones no se les permitió participar a los líderes de base que hacen algún trabajo, por eso era fácil esperar esos resultados”.

A la vista de todos los ciudadanos quedaron los centros electorales desnudos de votantes. Esa imagen se repitió en el este y en el oeste. En colegios donde sufragaban 4000 personas, a las 11:00 a. m. solo habían pasado 150 electores.

En La Pastora, por ejemplo, en los colegios Juan Bautista Alberdi y José Luis Ramos, de acuerdo con el testimonio de Miriam Cuevas, vecina e internacionalista, la desolación fue todo el día.

“Y eso ocurrió porque la gente no confiaba en el CNE, porque los candidatos eran los mismos, repudiados y tachados de corruptos y no tenían una propuesta que ofrecer, porque son los culpables del caos que vive el país”.

Esa situación generó rebeldía y descontento en los sectores populares y rurales, para Marco Antonio Ponce, investigador de protesta y conflictividad social.

“El Gobierno asumió una posición triunfalista confiando que todas las personas sometidas al carnet de la patria y al Clap iban a salir a votar. Ni las amenazas de las UBCh lograron movilizar a los vecinos. No invirtieron en la maquinaria política, solo intentaron movilizar a las personas con intimidación y chantaje, pero no les funcionó. Ahora es probable que existan acciones de discriminación y hostigamiento a los vecinos. Las Raas están activas”, alertó Ponce.

Por su parte, Beningo Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la UCAB consideró que el resultado de la elección, por lo menos para el que estaba medianamente informado, no sorprende a nadie. “El gobierno ha ido perdiendo piso electoral. Maduro cuenta con 12, 15 % de apoyo y lo que obtuvo ayer fue 17%, del total de los electores del país. Y en el caso de la oposición alternativa, que no tiene el músculo, entre los 100 partidos no llegó a 7 % y eso coincide con las mediciones hechas. Por eso no hay ninguna sorpresa”.

No cree que la poca participación se deba a que no hubo despliegue de logística y de movilización, a la presión o al chantaje. “Esas cosas funcionan cuando la gente quiere votar y le dan el apoyo. Pienso que la gente hoy en día cree que no tiene nada que ganar su vota por el gobierno y hay otro al que no le importa”.

En el 2015, dijo, la participación estuvo por encima del 70 % en el las parlamentarias de 2010 llegó casi a 70 %. “En esta se abstuvo el porcentaje que antes votaba. El gobierno sacó esta vez dos millones de votos por debajo de los que obtuvo en 2015 y la oposición que participó seis millones por debajo de los resultados que sacó en ese mismo período electoral”.

Este conteo, continuó, es reflejo de las posiciones del país y las encuestas de julio pasado, que están en la página del centro en la sección Perspectiva 2020 segundo semestre, se proyectaban una abstención de 70% y eso fue lo que ocurrió; mientras el apoyo a Maduro estaba por el 14, 15%. “Lo visto el domingo es el reflejo de la representatividad el pueblo”.

“Quedó demostrado que la ciudadanía perdió miedo en la parte alta de Cochecito. Interactuamos con la gente del Clap que se desplegaron hasta con cuatro puntos por centro electoral y estaban molestos porque la gente estaba bajando a escanear el carnet, pero no votaban a pesar de las presiones o chantajes” —Edwar Ocariz, ligado a la defensa de los derechos humanos en la parroquia Coche.


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