Con martillo en mano, unos clavos y algunas tablas de madera vieja, Gerardo Blanco construyó una mesa y sillas para los 12 alumnos de su esposa Beatriz Arraiz, maestra que, durante la pandemia, fundó en su casa la escuelita Apucuana, ubicada en la Zona 4 del barrio José Félix Ribas de Petare.
Caracas. En estos tiempos de distancias, confinamiento y de “nueva normalidad”, las maestras del barrio José Félix Ribas de Petare comienzan a repensar su rol ante la comunidad. Replantean sus métodos de enseñanza y abren espacios en sus hogares para reafirmar su compromiso con la educación y sus alumnos.
Una de estas maestras es Beatriz Arraiz, fundadora de la escuelita Apacuana en la Zona 4 del barrio José Félix Ribas de Petare. Comenzó al principio de la pandemia con cuatro niños y en la actualidad tiene 12 de preescolar y primaria. La mayoría de los alumnos tomaba sus apuntes en el piso, otros en el mueble de la sala y algunos apoyándose en unos tobos de agua.
El esposo de la profesora Beatriz, Gerardo Blanco, un llanero del estado Portuguesa que llegó a Petare hace 30 años, al ver que los niños recibían clases en esas condiciones decidió comprar unas tablas de madera, cinco listones y una puerta vieja, y con eso fabricó una mesa de madera y sillas para los niños que recordaban con nostalgia los pupitres desgastados del colegio Rafael Napoleón Baute, ubicado en la Zona 2 del barrio José Félix Ribas,
La comunidad agradeció a Gerardo Blanco por el aporte que hizo con la construcción de la mesa y unos bancos para los alumnos de su esposa. Con su aporte se hacía más cómoda la permanencia de los alumnos para reforzar los procesos de enseñanza y aprendizaje
Con información del cronista popular Jimmy Pérez
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