#RostrosDeLaCuarentena: “Obligan a estar encerrado, pero no traen los inmunosupresores a las casas”

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Hermes Rivero tiene 20 años trasplantado. Ha pasado por episodios de escasez de los inmunosupresores y ahora pasa por una cuarentena que, por los vientos que soplan, se puede prolongar en el tiempo. Si sucede, no podrá ir a su chequeo semestral y corre el riesgo de que se le acaben los medicamentos y el poco dinero que tiene ahorrado.

Caracas. Hermes Rivero ya cumplió 20 años trasplantado. Durante esas dos décadas ha hecho lo humanamente posible para mantenerse sano y preservar el riñón injertado de vivo a vivo. Ha pasado por episodios de escasez de los inmunosupresores y, ahora, enfrenta una cuarentena que no sabe si se va a prolongar. “Ya me va a  tocar consulta y no sé qué va a pasar”, dice con preocupación.

Su próxima cita es en mayo. Se ve en el Hospital Pérez Carreño, pero su cita pende de un hilo. La cuarentena se extendió hasta el 13 de ese mes, “y por cómo van las cosas, uno no sabe. Además está el tema del transporte y también la disponibilidad de dinero. Tengo que hacerme varios exámenes y no creo que me alcance la plata, pues no estoy trabajando”.

De hacerse los estudios, solo le alcanza para hematología completa, urea creatinina y glicemia. Su bolsillo no da para más, pues es trabajador independiente y por el confinamiento no ha podido generar ingresos. Básicamente se ayuda con asesorías de tesis, trabajos que también entraron en cuarentena.

“Por eso lo que me quedan son pocos ahorros, que rinden para hacer algunas compras de alimentos”.

Hermes recibe la caja del Clap. “Vamos a punta de lentejas, frijoles y, si llega, de caraotas”.

Solo cuando puede, hace una pequeña inversión en proteínas, para no afectar tanto su colon. 

Por ahora tiene los inmunosupresores. Un día antes del decreto de cuarentena se los entregaron. “Pero entiendo, por lo que me han dicho algunas personas,  que la farmacia de Alto Costo está trabajando en Caracas. En el interior del país hay muchas dificultades. Como somos personas vulnerables, lo ideal sería que nos enviaran las medicinas, como hacen en Chile o en Colombia, así no tendríamos que salir y exponernos al virus”.

Ciertamente lo que dice Hermes no está del todo alejado de la realidad. Reymer Villamizar, de Amigos Trasplantados de Venezuela, ratifica su declaración: hay estados del país con fuerte desabastecimiento.

Van nueve meses sin tacrolimus en todo el país, cinco meses sin everolimus en algunas regiones, lo que pone en riesgo a la población de trasplantados. 

“50 % está en riesgo de perder el trasplante”, completó Villamizar, quien dijo que, en conversaciones con las autoridades del Ministerio de Salud, por lo menos lograron que la farmacia de Los Ruices entregara los medicamentos para cubrir dos meses y así evitar que las personas estén saliendo de sus casas.

“Me da miedo salir, puedo hacerlo por donde vivo, en el mismo bloque, pero no quiero ir a la farmacia, por ejemplo. Consulto a médicos vía Twitter y me dicen que con mi condición es mejor acatar la cuarentena. Sin embargo, cuando lo hago es movido por la comida”.

Hermes en algunos momentos ha tenido que tomar inmunosupresores vencidos, hasta de año y medio de caducidad, con la buena noticia que no dejaron efectos colaterales en su organismo.

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Foto: Cortesía

Su injerto está estable, dice, pero tiene algunos problemas de tensión arterial y eso aumenta su preocupación. 

Una caja de pastillas cuesta de 400.000 a 500.000 bolívares, costos que no puede asumir. Las reservas que tiene las está alargando para 70 días: en vez de dos pastillas diarias se toma una. “Eso es lo que quiero hablar con los doctores. Trato de controlarme, pero sin los remedios es más complicado”.

Lo otro del confinamiento es el efecto psicológico que le causa. Una cosa es que dejes de salir de la casa por voluntad propia y otras es que te obliguen a no salir, eso termina afectando a todos por igual.

Hermes se mantiene a resguardo, con ciertas provisiones. Pudiera ser privilegiado en medio de la crisis. Sin embargo, las carencias lo asedian igualmente. No tiene ingresos, come limitado, está en veremos su chequeo médico, sus exámenes de rutina puede que se los haga y el stock de medicinas también se irá agotando.

En el país hay más de 3000 trasplantados, “que con los problemas de electricidad y de traslado, van a entrar a una fase muy delicada. Casi no podemos tener información de esos casos, sabemos de un señor en Lara que no pudo venir a Caracas para que lo vieran y, ahora, volvió a entrar en diálisis, y eso va a seguir pasando”, informó Villamizar.

Por eso Hermes extrema las precauciones. Lo otro queda en manos de Dios.


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