Oposición llama a unirse en una sola lucha este 16-N

16-N

Más de 80 % dice que tiene razones para protestar, y más de 60 % asocia esas razones con la participación el 16-N. Guaidó habló a los estudiantes de “calle sin retorno”, y la Asamblea defendió el derecho a la protesta pacífica. El oficialismo lanza sus amenazas y prepara contramarcha, mientras tanquetas de la GNB recorren Caracas.

Caracas. Todas las luchas, una sola lucha. Con ese lema que expresa la unión de todos los sectores políticos y sociales que se oponen a Nicolás Maduro alrededor de un propósito común, el cese de la usurpación, la Asamblea Nacional, el Frente Amplio Venezuela Libre, los partidos políticos y el presidente encargado, Juan Guaidó, han convocado a una movilización nacional este 16-N.

La protesta también tendrá un correlato en el exterior, donde venezolanos en más de 100 ciudades del mundo se movilizarán para exigir la renuncia de Maduro, ha dicho el comisionado para relaciones exteriores, Julio Borges.

El llamado a la manifestación de este sábado se produjo hace un mes, el 18 de octubre, en un acto de Guaidó en Valencia. Recién cesaba la crisis en Ecuador (por la eliminación del subsidio a la gasolina), apenas comenzaba la revuelta en Chile (por el aumento del precio del pasaje del Metro) y dos días después se produciría el intento de fraude en las elecciones presidenciales en Bolivia, que desembocó en la renuncia del presidente Evo Morales este 10 de noviembre. Renuncia que, por cierto, no ocurrió durante los 18 días de protesta ciudadana, sino en el momento en que el alto mando militar le quitó el respaldo al ahora exmandatario.

Calle sin retorno

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Foto: Cortesía Prensa J. Guaidó.

Este jueves, en un encuentro con el movimiento estudiantil en la Universidad Central de Venezuela, Juan Guaidó usó el término “calle sin retorno”, especie de fantasía de la oposición radical desde 2007 y cuyo autor fue el hoy constituyente del PSUV Hermann Escarrá, entonces férreo opositor a Hugo Chávez.

“Calle sin retorno es manifestación sostenida hasta lograr los objetivos. El 16 ya es una victoria, es un logro porque no nos acostumbramos, no nos quedamos en casa. Es un logro el insistir. El 16 y los días que sean necesarios salgamos a vencer el miedo. No me da miedo generar expectativas porque espero estar a la altura de las expectativas”, dijo Guaidó a los estudiantes.

Si bien la más reciente encuesta de Hercón, correspondiente a la primera semana de noviembre, dice que más de 60 % de los venezolanos tiene razones para acudir a la protesta del 16-N, y la más nueva de Consultores 21, correspondiente al mes de septiembre, señala que 81 % de los venezolanos dijo que tiene razones para protestar (90 % en occidente, 76 % solo en Zulia, 77 % en el centro, 77 % en la capital, 88 % en los Andes, 80 % en los llanos y 82 % en oriente), el coqueteo de Guaidó con la “calle sin retorno” parece una apuesta elevada por varias razones.

Por un lado, luego del resurgimiento de la movilización opositora entre enero y abril de este año, bajo la renovación del liderazgo, del mensaje y la estrategia que representó el propio Guaidó, la consistencia y la participación en las movilizaciones masivas de los adversarios de Maduro han venido decayendo de forma sostenida.

Las últimas grandes protestas nacionales ocurrieron el 6 de abril (una protesta por los servicios públicos) y el 5 de julio (contra la tortura por la muerte del capitán Acosta Arévalo). El más reciente llamado nacional para protestar, el 24 de octubre en todo el país en solidaridad con el Zulia, cayó en saco roto y las movilizaciones fueron reducidas.

Aunque, por otro lado, la campaña y las estrategias para convocar a esta actividad del 16-N han sido diferentes a las anteriores oportunidades, al buscar una masificación de la invitación y una conexión con lo ocurrido en Bolivia y las razones propias de la gente.

Pero volviendo a la apuesta de Guaidó, otra razón es que la estrategia de “calle sin retorno”, explican varios investigadores del siglo XX y la actualidad (entre ellos Erika Chenoweth), requiere de por lo menos cuatro elementos que parecieran no estar presentes en este momento.

Primero, una organización orgánica (logística, narrativa e incluso física) de las bases opositoras para resistir por tiempos prolongados en las calles; los llamados improvisados a largas jornadas de protesta funcionan menos que los planificados. En segundo lugar, tienen que tener un objetivo claro, concreto, definido y, en cierta forma, alcanzable. En tercer lugar, tiene que ser pacífica, pues mientras más garantías de que no habrá violencia existan, más gente se sumará. Para los cuerpos de seguridad será más complicado –moralmente– reprimir una protesta pacífica que una violenta. Y por último, como consecuencia de lo anterior, tienen que lograr movilizar en un momento cumbre y en un mismo lugar a por lo menos 3,5 % de la población; en la Venezuela de hoy eso equivale, con migración descontada, más o menos a 1 millón de personas. Ni en la marcha del 23 de enero Guaidó logró tal movilización en Caracas.

Flores versus gas pimienta

protesta pacífica
Gesto de paz de los estudiantes universitarios en la salida de la UCV en Plaza Venezuela fue respondido con gases lacrimógenos por la autoridad. Foto: Cortesía J. Guaidó.

Claro que episodios de represión de movilizaciones pacíficas se han visto en Venezuela desde hace más de 15 años. Una muy reciente ocurrió este mismo jueves 14 de noviembre, cuando, luego de reunirse con Guaidó, los estudiantes salieron a protestar en las entradas de la UCV.

La periodista Gabriela González lo resumió así en un tuit: “Estudiantes de la UCV salieron de la Universidad con rosas blancas en las manos para entregarlas a la PNB que mantiene un piquete en Plaza Venezuela. Los invitaron a ‘unirse al pueblo’ y cantaron el himno. La PNB los empujó con los escudos y roció con gas pimienta 12:30 pm”.

¿Y entonces? ¿Dónde queda la dificultad moral de la autoridad para reprimir una acción pacífica? Los estudiosos también tienen una respuesta a esto: en sistemas autoritarios las fuerzas del orden público van a reprimir casi cualquier protesta, aun las pacíficas, en la medida en que hacerlo no les represente ningún costo (juicio, cárcel, expulsión, sanción), o siempre que el costo sea aceptablemente bajo (una condena moral de la oposición).

Amenazas y tanquetas

Por otro lado, también es cierto que las investigaciones de politólogos y científicos sociales (entre ellos Lawrence Whitehead) han mostrado una especie de efecto contagioso de las protestas por la liberalización de países ubicados en un mismo espacio geográfico. Como ocurrió con la llamada Primavera Árabe o las Revoluciones de Colores.

No obstante, si aplicáramos esa lógica, tendríamos que tener en cuenta que solo en Bolivia parece estar avanzando un proceso de transición. No así en Ecuador ni en Chile, donde existen regímenes democráticos y luego de las protestas recientes los gobernantes siguen en el poder. De manera que es necesario bajar las expectativas respecto a un “contagio democratizador” el próximo sábado.

Entretanto, los diputados a la Asamblea Nacional discutieron este martes sobre este llamado a las calles el 16-N.

El diputado Marco Aurelio Quiñones (VP) puso una vez más en su intervención la pelota en las manos de los militares: “Elecciones libres es lo que pide el pueblo de Venezuela. En Bolivia, la Fuerza Armada se manifestó para hacer cumplir la Constitución. ¿Qué va a hacer la Fuerza Armada Bolivariana el sábado cuando en las calles salgan millones con una sola arma en sus manos: la Bandera de Venezuela?”.

Mariana Lerín (PSUV) le replicó que justamente la diferencia entre Bolivia y Venezuela es el componente castrense: “La diferencia es que aquí tenemos una tremenda Fuerza Armada Nacional Bolivariana y un pueblo comprometido. Claro que nos vamos a ver el sábado 16-N en las calles, y el domingo seguirá siendo presidente Nicolás Maduro”.

Mientras, la disidente de Tupamaros Arkiely Perfecto respondió: “Puede ser que Maduro esté el domingo en Miraflores pero el domingo también estará el pueblo luchando por la recuperación de la democracia. El pueblo que se cansó de una tiranía, de la compra de conciencias, de la falta de democracia, de la manipulación de los votos”.

Mientras William Gil (PSUV) amenazó a los diputados “que llaman a la violencia” y les dijo que el partido y las milicias estarán “firmes para impedir un golpe”. Carlos Valero (UNT) destacó que la movilización del 16-N será pacífica: “Los venezolanos tienen miles de razones para salir a protestar. Nosotros no estamos convocando guarimbas, nosotros no vamos a quemar edificios públicos, no vamos a quemar unidades de Metrobus. Tendremos cámaras en todos lados para captar a los infiltrados del régimen intentar torcer un movimiento pacífico. Vamos a salir a exigir que cese la usurpación”.

El oficialismo ha convocado su propia protesta para el mismo 16-N pero en rechazo al “golpe a Evo Morales”. A la par, tanquetas de la GNB y otros vehículos usados en la represión han sido vistos en distintos puntos de la capital. Uno de ellos fue apostado, por cierto, en la entrada este del Palacio Federal Legislativo el martes de esta semana.


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