La caída en la demanda (consumo de 45 litros por persona en 2020) obliga a la industria láctea a producir lo que se venda, como la leche en polvo y otros derivados. Las empresas lácteas habrían reducido 15 % su producción en enero por falta de combustible, según Cavilac.

Caracas. El sector lácteo, tanto productor como industrial, vive una situación compleja tras un año en el que la caída del consumo y la demanda de leche líquida siguió agudizándose y se encontró con fenómenos como la falta de combustible y la hiperinflación, razones que han generado una especie de “migración” hacia la producción de queso duro y otros derivados de la leche.

A pesar de la pandemia y los problemas que viven día a día los productores agropecuarios, en 2020 el número de vacas ordeñadas estuvo entre 800.000 y 900.000, cifras similares a las de 2019 y equivalentes a entre 3,2 millones y 3,5 millones de litros de leche diarios, dice a Crónica.Uno el presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), Carlos Albornoz.

Aun así, Venezuela se mantiene como el país con el consumo de leche más bajo de la región. Albornoz calcula que el año pasado se consumieron entre 45 y 50 litros por habitante, muy por debajo de los 120 litros que recomienda la agencia de Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO).

Se produce lo poco que se consume

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) estima que 74 % de los hogares venezolanos padece de inseguridad alimentaria de moderada a severa, y que el consumo promedio de proteínas es de 34,3 % del requerido.

La caída en los hábitos de consumo del venezolano promedio, producto de la crisis económica que vive el país desde 2013, ha provocado cambios también en el sector industrial de la leche.

Roger Figueroa, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea (Cavelac), menciona que, pese a que el sector sigue aprovechando entre 10 % y 12 % de la producción para procesar sus productos, algunos industriales han tenido que hacer ligeros cambios en sus ofertas.

La leche pasteurizada, por ejemplo, no se consigue en el mercado de la misma forma que antes por una restricción en la demanda. No puedes comprar 300.000 litros para procesarlos de esa forma porque no tienes mercado para venderlos. En cambio, te pones a hacer otras cosas, como leche en polvo, quesos, etcétera”, explica.

Cifras del Observatorio del Circuito Lácteo (Oclac) muestran que la leche en polvo y los quesos fueron los principales productos procesados por la industria láctea a finales de noviembre de 2020, con 40,81 % y 32,91 % de producción, respectivamente, mientras que leche y bebidas lácteas abarcaron menos de un cuarto del total (13,93 %).

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Infografía: Amadeo Pereiro.
El queso duro de cada día

Y los productores no se quedan atrás, pues la falta de combustible en las receptorías e industrias ha hecho que disminuya la búsqueda de leche a puerta de corral, razón que dio pie a que los productores “migren” a la producción de queso duro para rallar para no perder la materia prima.

La recolección de leche tiene que ser diaria, a tempranas horas de la mañana, porque es un producto que se descompone muy fácilmente (…) Con todo y eso, el precio promedio a puerta de corral del queso duro en el segundo semestre de 2020 fue mucho más bajo que en el primero”, señala Albornoz.

El Instituto Venezolano de la Leche y la Carne estima que en junio de 2020 el precio promedio del queso llanero a puerta de corral fue de 2,23 dólares por kilo, mientras que en diciembre fue 2,03 dólares y al 18 de enero de este año era de $2,07. El promedio anual en 2020 fue 2,15 dólares por kilo, y alcanzó su pico en marzo ($3,04).

De manera que, asegura Albornoz, “la actividad está en niveles mínimos” porque hasta la nueva modalidad que están usando los productores “apenas alcanza para sustentar el negocio”, y teme que haya quienes estén descapitalizándose vendiendo las reses, aun con la poca matanza que hay por el bajo consumo de carne (tres kilogramos per cápita al año).

Desde marzo, el precio del toro y el animal por kilo se mantuvo cerca de los 90 centavos de dólar por kilo y, aunque fue superior al promedio de menos de 45 centavos en 2019, todavía está a aproximadamente 60 % del valor por kilo en Colombia y Brasil.

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Infografía: Amadeo Pereiro.
Costos que impactan en los precios

Pero las dificultades que enfrenta el sector lácteo no se limitan solo al problema para trasladar la leche de los centros de acopio a las industrias. Roger Figueroa, de Cavilac, señala que la falta de gasoil impide que funcionen las plantas procesadoras y las eléctricas, lo que ha reducido sustancialmente la producción en los primeros 20 días de enero.

Al igual que otros sectores productivos, la industria láctea critica la importación desmedida de productos que, afirma, “compiten deslealmente con la producción interna” con precios mucho más bajos que los nacionales, que se ven afectados por costos de transporte, falta de créditos, pago de servicios, entre otros.

El costo de electricidad aumentó alrededor de 2000 % y la consecuencia de esos incrementos, hechos de un día para otro, es que impactan en los precios, llegan al consumidor final y se sigue contrayendo la demanda porque la gente no puede comprar”, dice el presidente de Cavilac.

Figueroa señala que todas las empresas lácteas están en una situación compleja, con las más importantes reduciendo su producción en 15 % por la falta de combustible, lo que se sumaría al 5 % de contracción en el último trimestre de 2020 y más de 50 % respecto a 2019.


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