Sentencia de indemnización para afectados de Mata Redonda lleva quince años ahogada

Mata Redonda

Después de 15 años de una tormentosa espera, nuevamente, los propietarios de viviendas que aún permanecen en el urbanismo esperan que se ejecuten las sentencias 1632 y 1752 del TSJ, en las que se ordena el desalojo de la zona, previo restablecimiento del valor de las viviendas afectadas. Las lluvias han llegado y con ellas, la angustia y el desespero de quienes han sido olvidados por el Estado.

Maracay. “Soy uno de los muchos propietarios que el pasado mes de octubre de 2020 perdió todo. A pesar de que mi casa quedó en total estado de insalubridad, aún sigo aquí porque este es mi único patrimonio, no tengo otra casa”. El clamor es de Norma Beatriz Jáuregui, residente de la urbanización Mata Redonda, al sur de Maracay, estado Aragua, quien espera junto con otros afectados la ejecución inmediata de las sentencias 1632 y 1752, emitidas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en 2006 y 2007, respectivamente.

En ellas, el TSJ ordenaba el inmediato desalojo de la zona, “previo restablecimiento del valor de las viviendas”. Pero de ello han pasado 15 años, sin que a la fecha, ninguna autoridad asuma la indemnización de quienes han perdido sus propiedades entre las contaminadas aguas del lago de Valencia.

El pasado 13 de abril, en una carta pública dirigida a Nicolás Maduro y a los organismos involucrados, particularmente al Ministerio de Ecosocialismo, los afectados reiteran su solicitud, justo en una fecha en que se cumplieron seis meses de una nueva inundación, cuando las aguas alcanzaron niveles muy altos y ocasionaron pérdida total en muchas de las viviendas.

“Solo pedimos –dice Jáuregui– que se ejecute la sentencia y se acabe con esta pesadilla de todos los años y con la angustia que nuevamente tenemos ante la llegada de las lluvias”.

Cada año cuando llega la temporada lluviosa, a cientos de familias que viven al sur de Maracay se les repite la tragedia de ver sus viviendas inundadas y sus enseres nadando entre las aguas putrefactas del río Madre Vieja, que se mezclan con las del lago de Valencia.

Entre la noche del 1° y la madrugada del 2 de septiembre del 2020, se registró la mayor tormenta caída en el centro del país, de acuerdo con los reportes del Departamento de Hidrometeorología de la Universidad Central de Venezuela.

Camas, colchones, cocinas, ventiladores, electrodomésticos, enseres y vehículos nadaban en más de un metro de agua: el nivel que alcanzaron las aguas desbordadas dentro de las viviendas.

La afectación y la insalubridad en el urbanismo fueron considerados más graves que lo constatado en el año 1999, cuando se realizó la inspección judicial por el Juzgado Tercero de los municipios Girardot y Mario Briceño Iragorry y en la que se basó el TSJ para emitir la sentencia de desalojo.

El muro no detiene el temor ni el reclamo ciudadano

El período lluvioso ya llegó a Aragua, y con él se reanuda el temor de los habitantes del sur de Maracay al desbordamiento de las aguas del lago de Valencia, tal y como ha ocurrido en años anteriores.

Recientemente, la Gobernación de Aragua realizó unos trabajos de dragado del río Madre Vieja, uno de los afluentes cuyo caudal desemboca en el lago.

“Fuimos a Mata Redonda, a inspeccionar las labores de limpieza y desazolve del río Madre Vieja, para proteger a las comunidades de posibles afectaciones durante el período de lluvias”, reseñó el diario oficialista Ciudad Maracay.

“Eso no trae ninguna solución al problema de inundaciones”, dice tajante Tamara Peña Sandoval, una de las afectadas.

Reyna Roa de Figueroa, una mujer de la tercera edad, aún lamenta todo lo que perdió con las inundaciones de hace un año. Como ella, son muchos los propietarios de avanzada de edad que siguen habitando sus deterioradas viviendas, en espera de una indemnización que no llega.

“Son quince años en espera de justicia”, dice.

En 2018, se calculó que unas 487 viviendas de la urbanización Mata Redonda, 385 tipo casa y 102 tipo apartamento, quedaron bajo las aguas del lago de Valencia, cuando este  reservorio superó la cota 410 msnm e incluso el polémico muro de contención construido en 2005 para detener las aguas del lago.

Para junio de 2019, se estimaba que unas 390 familias aún residían en la zona sur de Maracay, a orillas del lago de Valencia o muy cercanas a esta cuenca endorreica, única en Venezuela.

Proyecciones desestimadas

El desbordamiento del lago es cíclico. Para evitarlo, los organismos públicos decidieron levantar un muro de contención en el año 2005 con la intención de detener las aguas del lago y de por lo menos 22 afluentes que desembocan en el reservorio.

En aquel entonces la cota máxima de seguridad del lago era de 408 msnm y la altura inicial del muro fue de 412 metros sobre el nivel del mar. El proyectista del referido dique, el geólogo José Vicente Heredia, aseguró que el muro de contención solo tendría una vida útil de tres años.

Pero entre 2011 y 2012, al muro se le agregaron 2,40 metros, en contra de las opiniones de expertos.

En mayo de 2012 ocurrió una emergencia cuando el lago de Valencia experimentó niveles de crecimiento y se elevó a 413,36 msnm la cota máxima de seguridad. Para entonces, el muro fue reforzado con la colocación de sacos repletos de arena y granzón, que no han detenido la amenaza de inundación.

Las constantes y torrenciales lluvias caídas en la región ese año ocasionaron que las aguas negras se filtraran a las casas de urbanizaciones como La Punta y Mata Redonda, al sur de Maracay, entre otras.

En 2017, las aguas del lago de Valencia nuevamente superaron la cota prevista y al propio muro de contención. Las aguas del lago aumentaron su caudal casi dos centímetros por día y alcanzaron la cota 413,90, cuando la cota de máxima seguridad era, entonces, de 414,40.

En septiembre de 2020, el presidente de la Comisión de Agua del Colegio de Ingenieros de Carabobo, ingeniero Luis Fernando Arocha, advirtió que el lago había superado la cota 414: a solo un metro de alcanzar su nivel máximo, de 415 metros sobre el nivel del mar.

Este trágico panorama, que cientos de habitantes padecen desde hace una década y media, trae con las lluvias de este año otro riesgo inminente. Pese a que los clamores vecinales han quedado ahogados en promesas añejas, los afectados no desisten en su justo reclamo.

“Las autoridades están bien claras de cuántos propietarios aún quedamos habitando en la zona o arrimados donde familiares y amigos, después de la tragedia del año pasado. La unidad de riesgo y administración de desastres en Aragua realizó un censo en la zona y las autoridades tienen conocimiento de cuántos aún estamos sin recibir ningún beneficio y pendientes de ser indemnizados”, explica Tamara Peña Sandoval, afectada de Mata Redonda.


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