Este martes 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón, pero paradójicamente en pueblos barloventeños como Mamporal, Tacarigua e Higuerote, sus habitantes no cuentan con un médico cardiólogo. En caso de necesitarlo, deben viajar hasta el pueblo de Río Chico para acceder a una consulta privada, o hasta Caracas para ver si corren con mejor suerte.
Barlovento. Ser hipertenso o tener una cardiopatía en Venezuela es una condición de alto riesgo, pues no hay o son muy costosos los medicamentos, el paciente no puede tener una dieta balanceada, se la pasa estresado por el colapso de los servicios públicos y, si vive en Barlovento, estado Miranda, la situación se complica mucho más, porque ni siquiera cuenta con un médico especialista a la vuelta de la esquina. Si hay una emergencia cardiovascular en esta región, el único médico más cercano está a 45 minutos de recorrido.
Crónica.Uno pudo constatar que en dos municipios (Brión y Buroz), con una población que supera los 58.000 y 27.000 habitantes, respectivamente, no hay un solo cardiólogo.
En los ambulatorios, centros de diagnóstico integral (CDI), medicaturas y clínicas de Mamporal y Tacarigua, así como en el Hospital General de Higuerote, el personal de Enfermería recomienda ir al único cardiólogo de la zona, el doctor Pedro Mújica, quien hace un chequeo por 20 dólares, de martes a sábado, en su consultorio privado, pero él está en la población de Río Chico, municipio José Antonio Páez, a 45 minutos de Higuerote. Nada fácil para un hipertenso.
Carmen Muñoz* tiene 70 años y vive en Mamporal, municipio Buroz. Su historia médica indica que sufre de hipertensión arterial sistémica y, entre otras cosas, de un bloqueo completo de la rama derecha del Haz de His, una cardiopatía que pone en riesgo su vida.
Durante el mes de septiembre, Carmen no sabe qué la tumbó. “En dos ocasiones me dio un yeyo feo, me mareé, se me iban las piernas, me dieron ganas de vomitar y de hacer pupú y me empezó a doler la cabeza, no sabía si correr para el baño o para la cama”.
Cuenta esta mujer que buscó en Mamporal, Tacarigua e Higuerote un cardiólogo que la chequeara pero no consiguió. Prefirió viajar hasta Caracas, a casi 120 kilómetros de su casa (hora y media de viaje), en donde consiguió, gracias a una amiga, una consulta con un especialista en el hospital Miguel Pérez Carreño.
Como Carmen miles de barloventeños hacen esa travesía, reúnen efectivo y se embarcan en una buseta a las 4:00 a. m. para trasladarse a la capital. A veces se quedan solo con la consulta, no compran el tratamiento y menos vuelven al chequeo.
El dato
Ida y vuelta, de Barlovento a Caracas, son un millón de bolívares por pasajero en el transporte público.
Con las altas temperaturas, en el caso de Carmen, se ha sentido cansada, sofocada y eso le preocupa porque no se puede dar el lujo de tener una recaída.
Este 29 de septiembre, en el Día Mundial del Corazón, no solo tiene que lidiar con los cortes de servicio eléctrico, falta de agua potable, poco transporte público, problemas graves de comunicación telefónica, fallas en la distribución del gas, con la falta de alimentos y con sistema de salud en crisis que no responde a las necesidades de los habitantes de la zona y menos si hay una emergencia cardiovascular.
El Día Mundial del Corazón, que se celebró por primera vez el 29 de septiembre de 2000, por iniciativa de la Federación Mundial del Corazón, y con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unesco. Busca desarrollar actividades pedagógicas sobre las enfermedades cardiovasculares, el modo de prevenirlas y el modo de tratarlas.
Esta iniciativa nace, según la Federación Mundial del Corazón, por los ataques cardíacos, infartos del miocardio y los accidentes cerebrovasculares, que son las enfermedades que causan mayor número de muertes en el mundo.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida correspondiente al año 2016 (Encovi 2016), señalaba que 34 % de los pacientes con hipertensión arterial o con una emergencia cardiovascular buscaban atención médica en servicios de salud privados. “Por primera vez los hospitales privados son los servicios de uso más frecuente para tratar esta patología”, señalaron los expertos en la presentación de dicha encuesta.
En la actualidad la realidad no ha cambiado, aún cuando las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, según la OMS. En la red pública carecen hasta de equipos para hacer electrocardiogramas. Las consultas están diferidas por la pandemia, lo que impide los diagnósticos oportunos y la disminución de los factores de riesgo y, por ende, los decesos asociados a la emergencia cardiovascular.
Durante el recorrido que Crónica.Uno realizó por los centros de salud de Mamporal, Tacarigua e Higuerote (el pasado 16 de septiembre) no solo se evidenció la falta de cardiólogos: “Aquí no se está pasando consulta de ningún tipo ahorita por la pandemia”, fue una frase parafraseada por vigilantes y enfermeros en cada lugar visitado, lo que pone a la población barloventeña, en general, en un nivel de vulnerabilidad difícil de medir.
Fotos: Erick Mayora
*Se usa el nombre de Carmen a petición de la declarante
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