“Venía a comprar Losartán y no me dejan entrar, por no tener el tapaboca”

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En el mercado de Coche aplicaron protocolos de prevención. Una mujer tomaba la temperatura en la entrada a cada una de las personas que se dirigía al mercado. Una trabajadora de la Alcaldía de Caracas informó que si alguien registraba 38 grados debían reportarlo y que solo podían entrar quienes registraban 36 grados.

Caracas. La medida de usar tapabocas para movilizarse en los sitios autorizados generó dificultades para algunas personas este lunes 16 de marzo, día en que entró en vigencia una “cuarentena colectiva”, decretada así por el gobierno de Nicolás Maduro, para mitigar la propagación de la pandemia COVID-19, que ya deja 17 casos en el país, según el último balance entregado por las autoridades el domingo 15 de marzo.

“Tenemos este problema (coronavirus) ¿y si uno no tiene dinero? Venía a comprar Losartán y no me dejan entrar, por no tener el tapaboca, eso es para el que está contaminado, pero ellos no entienden“, decía Gilberto Rauseo, un hombre de 71 años, a las afueras del centro comercial Sambil, donde no pudo comprar el tratamiento para la presión arterial por no llevar la mascarilla.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en que lo más eficaz para prevenir el virus es lavar las manos con frecuencia, sin embargo, desde que se conocieron los primeros dos casos en Venezuela –el viernes 13 de marzo– las autoridades exigieron el uso del tapaboca para ingresar al sistema Metro y ahora también es obligatorio para entrar a los establecimientos que expenden medicinas y comida.

Rauseo contó que vive solo y que por esa razón salió a comprar la medicina. Además, agregó que no quería alejarse de la zona, por lo que acudió al centro comercial más cercano. Los encargados de la vigilancia explicaron que solo las personas que llevaban tapabocas podían entrar al Sambil, donde solo las farmacias prestaban servicio y las ferias de comida, pero solo para llevar, como exigieron las autoridades. Otra de las exigencias es que no se quitaran la mascarilla una vez dentro. “¿Entonces nos la van a poner más chiquita?”, reprochó al irse con las manos vacías.

Una mujer que iba a su trabajo –ubicado en el Sambil– también se vio afectada por la exigencia. Más de 10 minutos dijo que llevaba afuera al no contar con tapaboca. Adentro casi la totalidad de los establecimientos estaban cerrados, poca gente caminaba por los pasillos. Farmatodo, uno de los pocos autorizados para operar, también estaba vacío, en los anaqueles había artículos de primera necesidad, como papel higiénico, toallas sanitarias, alcohol, menos tapaboca.

En el Sambil los cajeros no funcionaban. En la avenida el tráfico se veía disminuido, motivado a las medidas que buscan que las personas se mantengan en casa para frenar la evolución del COVID-19, que empezó oficialmente en enero en Wuhan, China, donde ya cesó, de acuerdo con la OMS, pero que tiene ahora su epicentro en Italia. La familia de virus también afecta a varios países de América.

Desde la autopista, por el Paseo Los Ilustres, Santa Mónica y Bello Monte, Caracas este lunes era una ciudad desolada. Sin embargo, en otras zonas como Catia, la multitud se tropezaba con la basura y los tarantines ambulantes. En una redoma, ubicada muy cerca del Mercado Municipal de Catia, vendedores y revendedores mantenían su jornada habitual. El calor y el hedor rodeaban el lugar, donde se consiguen artículos de primera necesidad.

En el mercado de Coche tomaban la temperatura

Una fila se formaba en la entrada del mercado de Coche. Allí una mujer tomaba la temperatura a cada una de las personas que entraba. La trabajadora de la Alcaldía de Caracas informó que si alguien registraba 38 grados debían reportarlo y que solo podían entrar quienes registraban 36 grados.

Mercado de Coche. Foto: Tairy Gamboa

En ese mercado los vendedores tenían los puestos llenos de víveres como de costumbre. El kilo de tomate estaba en Bs. 40.000, el kilo de cambur en Bs. 15.000 y la auyama en Bs. 15.000 si era en efectivo y Bs. 20.000 si se pagaba por punto. Uno de los vendedores contó que veía menos gente de la que asiste regularmente y que hasta el mediodía no había vendido mucho.

En el mercado de Coche podía conseguirse carne, pollo, víveres y pescado. La oferta era variada. A las afueras de las charcuterías se formaban pequeñas colas. Igual de abastecido se veía este lunes el supermercado Luz, ubicado en el municipio Chacao, donde las personas también debían llevar tapaboca para entrar.

Supermercado Luz de Chacao, lunes 16 de marzo – Foto: Tairy Gamboa

Mercedes lleva tapaboca y guantes quirúrgicos. Lo primero se lo regaló una odontóloga y lo segundo los tenía en casa, dice que estaba a punto de improvisar una mascarilla con un centro de cama que no usa. A Mercedes la pandemia la agarró con pocas provisiones en casa, explica que tiene “unos cuatro rollitos de papel nada más”. “Hay muchos que están así como yo, y otros peor que no tienen nada”, agrega. Segundos después le da gracias a Dios porque tienen agua en casa y cloro para limpiar.

Esto me agarró mal porque yo salgo a comprar lo del día y para comprar tiene que ser con efectivo y ahora con los bancos cerrados. Vine a llevar aliño, pollo y un kilito de carne, cuenta Mercedes Díaz, de 67 años, en una charcutería del mercado de Coche.

Díaz dice que cuando le ha tocado salir mantiene distancia. Además, cuenta que prefiere irse a pie hasta la casa que tomar el Metro, para evitar la multitud. “Tengo meses que no lo uso”, acota.

Este lunes los habitantes de Caracas –en la mayoría de las zonas– acataron la cuarentena, que todavía las autoridades no han precisado por cuánto tiempo se extenderá. Una medida que busca frenar la expansión del COVID-19, la pandemia que mantiene con serias restricciones a varios países para evitar una mayor propagación.


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