La película de Disney busca realzar un legado. Sin embargo, no llega a ser suficiente para homenajear el universo que le precede.

Caracas. Disney cumple 100 años de fundada. Para celebrarlo, estrena Wish: El poder de los deseos, una obra pensada para el festejo por el centenario de la compañía que, sin embargo, no responde a la magnificencia que se espera de un largometraje para conmemorar este evento.

Trata sobre Asha, una joven habitante del Reino de Rosas, lugar gobernado por el rey Magnífico, quien luego de estudiar hechicería impone entre la población una tradición que involucra sus deseos.

Wish: el poder de los deseos
La película cumple con varios de los elementos clásicos de varias obras de Disney

Los habitantes le entregan al monarca sus deseos. Él se encargará una vez al mes de realizar un acto público en el que cumplirá el deseo que considere pertinente entre tantos. 

Ella se prepara para ser asistente del rey, pero descubre las costuras de la tradición, una dinámica que en realidad roba las voluntades de las personas del Reino para someterlas al monarca.

Wish: El poder de los deseos es dirigida por Chris Buck y Fawn Veerasunthorn, el primero responsable de largometrajes como Tarzán (1999), Frozen: Una aventura congelada (2013) y Frozen 2 (2019). Además, cuenta con un guion firmado por Jennifer Lee y Allison Moore, la primera figura en obras como las dos de Frozen, Ralph el demoledor (2012) y Zootopia (2016). 

Wish: el poder de los deseos
Uno de los aciertos del largometraje es el trabajo de su animación

La película animada plantea un conflicto muy acertado con lecturas que suelen encontrar vigencia en las dinámicas de poder de siempre. Toda una comunidad que deposita su confianza en un sujeto que presume de su poder al que le entregan lo más preciado: ese objetivo de vida por el que luchar. 

Entregados a la espera de algún día ser tomados en cuenta, siguen su vida cotidiana en la vorágine de la expectativa. Mientras, el rey se fortalece constantemente de la anulación de los individuos a los que gobierna. 

Así es como Asha se erige como la figura que buscará acabar con ese yugo disfrazado de buenas intenciones.

Wish: el poder de los deseos
El villano no representa una verdadera amenaza cuando llega el clímax

El conflicto así planteado promete una trama de tensiones en torno al interés por retomar el camino de sus vidas sin la injerencia emocional de un rey. 

Sin embargo, el problema está en Asha, quien es tratada con condescendencia por los responsables de la obra. No hay mayor arco en su despliegue y las soluciones a la adversidad son instantáneas, sin mediar esfuerzo ni tensión. Tan solo un asomo de contrariedad que inmediatamente se diluye por las habilidades de la protagonista. 

Wish: El poder de los deseos además está repleta de referencias a sus películas clásicas, personajes que inmediatamente rememoran a los tantos que ya se conocen por un siglo de películas. Hasta el villano está muy marcado por uno que ya es una referencia insuperable del universo Disney. Jafar se ríe cómodo todavía en su pedestal de espinas. 

Una película sin magia que parece más un trámite corporativo con fines celebratorios que una obra que busque la trascendencia. 


Participa en la conversación