Vivir temblando no solo por el Parkinson sino por no conseguir las pastillas

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Hace seis años le diagnosticaron la enfermedad. Pero hace uno fue que se le puso la vida color de hormiga. Incluso le dio un paro durante ocho minutos que le dejó severas secuelas.

Caracas. Alexander Hernández Guevara nunca imaginó que aún llevando una vida completamente sana terminaría invadido por el Parkinson.

Hace seis años le diagnosticaron esta enfermedad y ahora la sobrevive moviendo cielo y tierra, porque los medicamentos que le controlan los temblores y los dolores no los consigue en ningún lado.

Deportista hasta la médula, con una dieta sana, sin licor y cigarrillos en su bitácora, Alexander comenzó a sentir  calambres y hormigueos en sus piernas.

Buscó en internet la causa de su malestar y de inmediato le vinieron varias sospechas. Fue al médico ya con el susto metido en el cuerpo y, efectivamente, el diagnóstico final: Parkinson.

“Los primeros cinco años fueron de luna de miel con la enfermedad. Me indicaron un tratamiento y con eso me mantenía controlado. La tragedia vino hace un año. Se agudizó la escasez de medicinas y todo se me complicó. Incluso por no tener a tiempo las pastillas entré durante ocho minutos en un coma. Nadie sabe lo que es vivir con esta condición, que se hace más difícil cuando la gente no entiende la urgencia”, relató.

Alexander, junto con su familia mueve medio mundo para obtener las dosis recetadas de Stalevo. Las toma cada tres horas al día para controlar los temblores.

El problema es que ese remedio no lo hay con regularidad en el país. Y pasar un mínimo de 20 días sin tomarlo tiene consecuencias irreversibles.

“Hay veces que se me paraliza todo el cuerpo, comienza cuando se me dobla el tobillo, luego me da un calambre en la pantorrilla, en la pierna, me llega al pecho donde se me contraen los músculos y hasta se me caen los hombros de los espasmos musculares. Es como tullirse con severos dolores”, contó.

Lo grave de tener medio cuerpo paralizado es que se puede generar colapsos en los órganos y en los intestinos. Por eso es urgente encontrar ese medicamento que requieren entre 25.000 y 30.000 personas en todo el país que también padecen esta patología.

“Lo grave del caso es que hay una población muy joven (de 30 a 40 años), diría que 12% de esa cifra, que es está sufriendo de Parkinson”, dijo.

El Parkinson es una enfermedad crónica que se caracteriza por movimientos lentos e inestables, rigidez muscular y temblores. Obviamente que si no se trata puede originar dificultades para llevar una vida normal.

“Los síntomas de la enfermedad se originan por falta de dopamina, que es una sustancia que se produce de forma natural en ciertas células del cerebro, y que actúa transmitiendo mensajes a ciertas regiones del cerebro que controlan el movimiento muscular. Cuando se produce poca cantidad de dopamina, aparecen dificultades en el movimiento”, explicó.

Quizás el estrés que le generó perder un dinero y unos bienes inmuebles, luego de una estafa bancaria, o el pasar muchas horas sin dormir y frente al computador, le aceleraron la enfermedad.

Él no sabe por qué sufre de Parkinson. Lo que sabe ahora, de la A a la Z es que debe cuidarse mucho, estar relajado y evitar exponerse a situaciones que lo lleven a una depresión.

Alexander ha visto morir a compañeros y cada día se topa con más casos, como el de un joven en San Bernardino, de 32 años, que le pidió ayuda. “Estaba muy deprimido. No es lo mismo cuando me diagnosticaron a mí hace cinco años. En esa época había medicamentos. Ahora no hay nada y eso hace que la gente se preocupe mucho”.

El Sinemet, pastillas que en las cadenas de farmacias cuestan Bs. 870, actúa reponiendo la dopamina en el cerebro. En estos momentos no se consiguen en la presentación de 25/250.

“Pero igual no puedo tomarla porque me genera mucha ansiedad y estados de pánico. El otro fármaco: Stalevo de 150 m, no se encuentra. Lo hay de 50 y 100 m, pero yo no puedo juntar esas dos dosis porque cada pastilla está recubierta con la misma cantidad de entacapona que es un inhibidor y sería como tener más concentración de ese aditivo”.

Tampoco hay Madopar ni Mirapex. Comentó que los bachaqueros pueden tenerlos hasta en Bs. 3.000. Este miércoles Alexander dijo que se levantó activo y pudo con el trabajo de la asociación que está creando para los pacientes y familiares con Parkinson.

Pero este jueves amaneció con menos energía. “Estaba lento, arrastrando un pie y con algunas dificultades motoras. Aún así no decaigo, y sigo reclamando los medicamentos ante el Ministerio de Salud y el Seguro Social. Incluso pedí una planta que se da en la India llamada mucuna que al parecer es muy regenerativa. Tuve la posibilidad de comprarla y me llega en 20 días. Tengo fe que me va a ayudar y si lo logro haré todo lo posible para que otras personas puedan tomarla”.

Alexander va todos los días a la iglesia y le pide mucho a Dios. Tiene fe de curarse o de, al menos, tener una mejor calidad de vida. Agradece a su familia y a su entorno, y al Ejecutivo le pide menos indolencia para con los enfermos venezolanos.

“He visto cómo incluso en el Sefar esconden los medicamentos mientras la gente muere de menguas. Vivir con Parkinson nadie lo elige. Es una enfermedad dolorosa y angustiante, que inhabilita la vida cotidiana y para la que se necesitan los medicamentos. Eso nos da garantía de vida”, sentenció.

El pasado 11 de abril se celebró el Día Mundial de Parkinson.


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