El complejo sufre un deterioro constante. Tiene los techos despegados, la cerámica rota, poca iluminación, las escaleras convertidas en baños públicos y sus alrededores llenos de basura. Los órganos que velan por la preservación de esta edificación se reservan los motivos por los que no hay recursos para el rescate, restauración y mantenimiento de este patrimonio cultural de la ciudad.

Caracas. La última vez que el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) hizo esfuerzos para restaurar el Centro Simón Bolívar (CSB) —mejor conocido como las Torres de El Silencio— fue en el 2017. Enviaron un informe de inspección a Fundapatrimonio y al Ministerio de Salud para realizar la debida evaluación del complejo cultural, ubicado en el centro de la ciudad, pero no recibieron respuestas a la petición. En consecuencia, la estructura no se rehabilitó y su deterioro se extendió a todos los espacios.

El encargado del Centro de Documentación del IPC indicó que no puede dar información sobre las razones por las que las edificaciones del CSB —que ocuparon el primer lugar en Venezuela por su altura de más de 103 metros— no se han restaurado.

En estos momentos no contamos con presupuesto para mantener nuestros espacios de trabajo, menos para arreglar un complejo histórico tan grande. Eso le compete a Fundapatrimonio, sostuvo el funcionario, quien no quiso dar su nombre.

En Fundapatrimonio, sede ubicada a tres cuadras del CSB, tampoco ofrecieron respuestas.

Por su parte, el decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Gustavo Izaguirre, dijo que las dos Torres de El Silencio —diseñadas por el arquitecto Cipriano Domínguez en 1948— eran una referencia cultural de la ciudad moderna. Quien pasaba por el centro se ubicaba fácilmente gracias a la simetría orientada hacia el encuentro de tres avenidas principales: Sucre, San Martín y Bolívar. En los años 50 la estructura pasó a engrosar la lista de bienes inmuebles con valor patrimonial del IPC 2015-07.

Actualmente, pocas personas transitan por esta zona debido a que han sido víctimas de robos, hurtos y atracos, según comentaron comerciantes. Quienes mantienen sus locales abiertos dicen que les deben pagar a grupos de choque para disminuir la delincuencia, realizar la limpieza y mantener “vivo” el lugar.

Hace 20 años el espacio del CSB se aprovechó para la construcción de comercios grandes, pequeños y extensos. Sin embargo, los edificios corporativos de 32 pisos que sirven de sede a los ministerios de Ambiente, Trabajo y Ecosocialismo se encuentran en condiciones deplorables. Desde hace tres años, según los transeúntes, las escaleras y los pasillos donde se ubican estas oficinas han sido utilizados por algunas personas como baños públicos.

Uno tiene que venir tempranito a hacer sus deligencias o ir a trabajar porque después del mediodía esto es un peladero de chivo. Quién va a aguantar el olor a orine. Muchos trabajadores de ministerios públicos pasan por aquí y nada que le paran a las calles, aceras o cerámicas rotas, comentó una señora que vendía tortas en plaza Caracas.

Los alrededores del Consejo Nacional Electoral, así como la plaza Caracas, no ofrecen una mejor perspectiva: falta de iluminación, cerámicas rotas, techos con pintura despegada, paredes rayadas de grafitis, áreas comunes convertidas en baños públicos y piezas de mármol despegadas.

Aquí se han robado los bombillos en varias ocasiones. Tuvimos que pagarle a un grupo de muchachos para que cuidaran la zona. Esto ya parecía una guillotina, dijo un comerciante.

Ya a las 2:00 p. m. los comerciantes bajan las santamarías. Son pocos los trabajadores y transeúntes que se atreven a cruzar los pasillos subterráneos después de esta hora debido a la inseguridad.

El temor obliga a apurar el paso en los corredores tomados por la oscurana. “La mayoría solo pasa por casualidad, pero no aguanta el olor tan malo y se asusta cuando ven todos los pasillos oscuros”, expresó una señora que estaba sentada a la puerta de su local.

El decano Izaguirre expresó además que es importante que los organismos encargados de velar por la restauración del complejo cultural se planteen un objetivo inmediato para la organización e implementación de un sistema financiero y administrativo que sirva para recuperar una edificación de gran trascendencia histórica para la ciudad.

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Patrimonio en el abandono 

Algunos ciudadanos del centro caraqueño mostraron su descontento frente a la falta de seguridad y limpieza de los espacios. Exigen que los entes competentes se hagan cargo de lo que prometieron: mantener las calles en aptas condiciones.

Funcionarios de Corpocapital, organización para la gestión y producción de urbanismos en el Distrito Capital, acudieron el miércoles 23 de abril a las Torres de El Silencio para informar a los comerciantes sobre un proyecto de iluminación, seguridad y mantenimiento de los espacios.

Algunos dueños de los negocios se quejaron de que los servidores públicos no cumplen con sus funciones.

Centro Simón Bolívar, complejo cultural construido en 1954, actualmente presenta un fuerte deterioro en su estructura. Foto: Luis Morillo

Hace un mes los trabajadores de este organismo vieron el estado de los alrededores y de los comercios, pero siempre es lo mismo y no hacen nada. Este sitio tan histórico lo han abandonado por completo. En ocasiones solo venimos a pasar todo el día y a esperar que algún cliente venga. Todo está totalmente vacío, solo nos queda café para vender. Si llegara a cerrar no sé qué haríamos, los ingresos de los empleados dependen de este local, comentó un vendedor que permanece con los refrigeradores vacíos en su local.

Con los monumentos culturales y las calles inundadas de basura, Nicolás Maduro incorporó 10 ciudades más a la Misión Venezuela Bella. El Ejecutivo empeña su palabra nuevamente y promete rescatar los espacios urbanos. Según informó el mandatario, se ejecutarán 572 proyectos para arreglar 220 avenidas, 183 plazas y 169 bulevares para los que aprobaron 1000 millones de euros dirigidos al “embellecimiento, alumbrado y arreglo” de los lugares.

Foto: Luis Morillo
Foto: Luis Morillo

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