Los hidrantes son los nuevos negocios frente a la escasez de agua

En la esquina de Jesús una señora se las ingenió para solventar su situación y la de sus vecinos frente al recorte del suministro, ignorando el verdadero uso de esta toma. Con una llave abrió la válvula y a diario tiene una cola de gente esperando para llenar las pimpinas.

Caracas. Pasamos cuatro meses sin agua, nadie sabe lo que es esto. Tienes que vivirlo. Yo no sé si está mal o está bien que se use esa toma, pero cómo hacemos. Estar sin agua es demasiado horrible.

Así Jazmín Suárez, vecina de San Martín, argumentaba el hecho de que va todos los días a la esquina de Jesús, en la avenida San Martín, a buscar agua de un hidrante.

Un hidrante es una toma hecha específicamente para bombear agua a presión a los carros de los bomberos. Se llaman también boca de incendio, pues su uso está ligado a la mitigación del fuego.

Con lo acentuado de la escasez de agua hay zonas en las que no se ha respetado la norma y echan mano de cualquier herramienta para abrir las válvulas de protección.

La parroquia San Juan Nace el 22 de febrero de 1834. Tiene más de 100.000 habitantes.

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A la vista de todos

Carmen Heredia usó un alicate de presión para abrir el hidrante. La fuerza del chorro la controla con un trapo y con una botella de refresco que anidó con alambres.

Ella, sentada en un cajón al lado de la toma, abre y cierra la válvula en la medida en que se llevan los envases. Tobos, botellones, jarras, pipotes, poncheras, cualquier objeto pasa por sus manos.

La gente llega con carretillas cargando hasta cuatro botellones.

De los barrios y de las residencias van a buscar agua en el hidrante.

“Esto es así por el fuerte racionamiento que sufrimos en la parroquia”, dijo otro beneficiario. El agua se desparrama sin contención. Agarra un canal de la avenida y a nadie parece importarle. Todos los que se reúnen alrededor del hidrante buscan saciar la sed de sus hogares.

Ya los bomberos hablaron conmigo y me lo permitieron. También los consejos comunales están de acuerdo, dijo convencida la señora Carmen. Quienes apoyan su labor dijeron que no tiene tarifa por el “servicio”. “Uno le da lo que puede, para ayudarla”, dijo Jazmín Suárez.

La señora hizo una extensión del hidrante con una botella y un tubo con un codo de agua.

Heredia llega a las 6:00 a. m. y se va a las 11:00 p. m. Todo el día llena los tobos de los vecinos, ubicados alrededor de la esquina de Jesús.

De los barrios de El Guarataro, de las Misión Vivienda y de las zonas residenciales bajan a la avenida a surtirse. Cuando la sequía se hace más fuerte, la cola de las pimpinas pasa la cuadra.

De las tanquillas que están filtrando agua también se están abasteciendo los vecinos.

Carmen Heredia “administra” el hidrante de 6:00 a.m a 11:00 p.m.
A veces se hace una cola de más de una cuadra.

Agua que se bota

Y en El Manguito, en El Guarataro, hay un manantial que está sirviendo de alivio al racionamiento del servicio.

Andrés Rivero, líder comunitario y cronista de la parroquia, mostró en el sitio la cantidad de agua que se desperdicia cuando no la están aprovechando los vecinos.

Hemos buscando ayuda con las autoridades y los académicos. Queremos que hagan una evaluación de la calidad del agua y proponemos que se haga un tanque o depósito para llenar cisternas, así se aprovecha todo el líquido.

Piden hacer estudio de calidad al manantial.

Las aguas del manantial llegan de forma subterránea a la avenida. Incluso, contó Rivero, cuando estaban haciendo la Línea 2 del Metro de Caracas trataron de contenerlo y se desbordó. Lo canalizaron mucho más abajo del subterráneo, pero igual en la estación Maternidad, por ejemplo, hay presencia de la humedad.

Hay días en los que se ve mucha gente pegada a la toma natural. Se presume que baja del parque El Calvario.

Para llegar a ella hay que atravesar unos callejones bañados de historias, unas casas que llamaban “las amarillas”, pues eran famosos prostíbulos en la época de Eleazar López Contreras.

Hoy en día, ya remodeladas, en Las Amarillas viven familias que cuentan con su propio manantial.

Mientras en la avenida los habitantes se surten de los hidrantes, en el barrio se desperdicia un manantial. Pero los responsables de tomar una medida no aparecen en acción. En la parroquia San Juan hay familias con más de un mes sin agua, se bota en otras zonas y nadie hace nada, señaló el cronista.

Hay familias que usan esta agua para consumo diario y preparación de alimentos.

Fotos: Luis Morillo @luizmorillo15


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