Los médicos dicen que solo atienden partos que lleguen casi en expulsión. No tienen capacidad para recibir emergencias. Dos de los tres quirófanos están inhabilitados. En el servicio hay 43 camas desocupadas, precisamente porque no hay aparatos médicos quirúrgicos, ni personal.

Caracas. El edificio Dr. Andrés Herrera, donde funciona la maternidad del complejo hospitalario José Ignacio Baldó (El Algodonal) tiene casi 10 años en remodelación. Solo un área de esa estructura está habilitada, pero el servicio quirúrgico se oxida en el abandono: solo son paredes y pisos, no tiene puertas, ni techo, ni ventanas. Mucho menos equipos tecnológicos, tuberías o luz. Así lo dejaron hace más de cuatro años, cuando —según los trabajadores— se les vio por última vez la cara a los obreros.

Las obras en todo el complejo se iniciaron en 2007. En mayo de 2013, el presidente de la República Nicolás Maduro ordenó reanudarlas y pidió al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), investigar a las contratistas que dejaron la rehabilitación a medias.

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Así lucen los quirófanos de la maternidad de El Algodonal.

Luego, según decreto N° 1.204 de fecha 27 de agosto de 2014 de la Gaceta Oficial N° 40.484, el Primer Mandatario aprobó 16 millardos de bolívares adicionales para la restauración del hospital.

Y el 30 de agosto de este año anunció que había autorizado otros 550 millones para poner operativos seis hospitales de la ciudad de Caracas, entre ellos El Algodonal.

A la fecha, de acuerdo con las quejas del personal de salud nada de eso se ha materializado:

“Ahora nos enteramos de boca del viceministro de Salud para el área de Recurso, Tecnología y Regulación, Salud, Wilmer Báez, que van a cerrar esta maternidad que tiene camas disponibles para 43 pacientes, por cuanto está inoperativa. Pero eso está sucediendo no por culpa de los trabajadores, pues nosotros estamos aquí y atendemos a las pacientes con o sin insumos, esto es consecuencia de la mala gerencia que ha tenido este hospital”, dijo una de las enfermeras, quien además mencionó que en la visita que hiciera Báez la semana pasada les hizo saber que “este país está quebrado y por tanto no podían mantener abierta esa maternidad”.

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Hay paredes en remodelación desde 2007.

Ese comentario se regó como pólvora por el hospital y a más de uno le generó angustia. En ese edificio hay 23 médicos residentes haciendo posgrado y aunque de los tres pabellones, dos parecen una maqueta en construcción, el doctor Régulo Morales, ginecobstetra, dijo que ellos están ahí trabajando y atendiendo a las parturientas.

“Claro, no tenemos el personal completo ni la estructura necesaria, por eso recibimos a las que ya llegan casi expulsando el feto. Si algo se complica no tenemos posibilidades para atenderlas, pues hasta las incubadoras las han retirado. El resto de los casos son remitidos a otros centros. Pero sucede es que también las otras maternidades tienen deficiencia. Incluso este lunes recibimos a una madre con varicela. Ella ya venía de recorrer otros hospitales, entre ellos la maternidad Concepción Palacios”, sostuvo.

Este martes el personal solicitó hablar con el director Darío González, quien dijo tener 10 días en el cargo. Los atendió en la dirección y ahí les comentó que no está planteado como tal el cierre de la maternidad. Aunque reconoció que así como está “tiene un cierre técnico”.

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El doctor Darío González pidió propuestas a los trabajadores.

Desconoce que se esté programando la salida o la reincorporación de las enfermeras en otros puestos asistenciales. Al respecto, las enfermeras dejaron claro que les hicieron un censo y plantearon tres propuestas de traslado.

El director expresó que todo eso se iba a aclarar y los conminó a redactar tres propuestas para llevarlas lo más pronto posible a la Dirección de Salud a cargo del doctor Earle Siso.

A la prensa no le quiso declarar con formalidad pues manifestó no estar autorizado. “Y además no quiero caer en alguna imprecisión pues tengo 10 días en el cargo”.

Aun así la lluvia de quejas no se detuvo. Los doctores argumentaron que son muchos años de desidia, que esperan por turnos quirúrgicos en los otros hospitales del complejo —en el pediátrico Luisa Cáceres de Arismendi y en el Simón Bolívar—; que las bombas de agua no funcionan y siempre están padeciendo los cortes del servicio; no hay seguridad, hay mucha maleza y alimañas en todas las instalaciones, y que además tienen deficiencias en los servicios sanitarios.

El año pasado en esta maternidad se atendieron 47 partos y este año llevan 117. “Pero los hemos hecho con las uñas y, por tanto, exigimos respeto y que no se cierre este centro”, exhortaron.

Fotos: Mabel Sarmiento Garmendia


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