Solo 50 de 400 unidades de Metrobús están operativas en Gran Caracas

Desde agosto de 2017 hasta la fecha, denuncia la dirigente sindical del Metro, Deillily Rodríguez, han sido despedidos más de 61 obreros y técnicos, lo que deja a la compañía sin su principal recurso: el personal más calificado.

Caracas. El conflicto que mantienen los trabajadores del Metro de Caracas trasciende lo netamente salarial y sirve de antesala a un problema más profuso: la inoperatividad en la que está sumido el subterráneo. Los trabajadores del Metro, quienes alzaron su voz en la protesta protagonizada este jueves por los empleados públicos, dejan al descubierto los traspiés de una gerencia que suma más de un año y que ha hecho poco por recuperar el servicio.

De 400 unidades de Metrobús que tenía disponibles la compañía, solo 50 están operativas para la Gran Caracas, según empleados. La falta de equipos y especialistas no solo compromete el funcionamiento de las escaleras mecánicas, también resta movilidad al Metro. De 48 trenes que tenía habilitados la compañía para toda la ciudad, solo la mitad presta servicio, denunció Jhonny León, controlador de tráfico de la estatal de trenes.

“Se han ido todos los profesionales capacitados y la compañía no dispone de recursos para hacer mantenimiento a su flota de trenes ni de transporte superficial”, denuncia. León sostiene que de 12.000 empleados que tuvo la empresa en su mejor momento, hoy solo quedan 6500. La mayoría, dice, se marcha por la precaria situación económica, los bajos sueldos y el retroceso de un servicio que fue referencia en la región.

Operadores aseguran que la Línea 1 solo funciona con 16 trenes en lugar de 22, como lo exige el estándar mínimo. La línea 2 no supera los 16 trenes y la 3, apenas dispone de 7. No obstante, algunos son puestos fuera de circulación por las fallas recurrentes.

Los reclamos en torno al rendimiento del Metro compiten con las amenazas laborales. Deillily Rodríguez, una operadora con 12 años de servicio, cuenta que fue “botada” de la compañía, al denunciar, en una manifestación pública realizada el 25 de octubre, las deficiencias del Metro. “Ayer [miércoles] solo pude trabajar hasta el mediodía porque no me permitieron incorporarme a mi puesto de trabajo, contó, durante una concentración frente a la sede administrativa del subterráneo, en La Hoyada.

Desde agosto de 2017 hasta la fecha, denuncia la también dirigente sindical Rodríguez, han sido despedidos más de 61 obreros y técnicos, lo que deja a la compañía sin su principal recurso: el personal más calificado.

El operador de transporte superficial, José Antonio Bosch, con 23 años de servicio, dijo que las unidades no disponen de mecanismos de seguridad para evitar siniestros. Asegura que los extintores de los metrobuses están inhabilitados. Sin embargo, su mayor preocupación es la desinversión de la compañía que arrincona el servicio desde el año 2015, cuando se profundizaron los problemas.

“Lo que vemos es lo que queda del Metro. Pedimos al Ejecutivo que se tome en serio a una institución que brinda servicio a buena parte de la ciudad y que está en completo abandono”, manifestó Bosch.

Quienes se quejan por la eliminación de los tabuladores salariales, aseguran que los patios de Propatria, Las Adjuntas, Palo Verde y La Paz son prueba de la ruina del Metro. Según los empleados, allí reposa los trenes y los Metrobuses inutilizados por falta de mantenimiento. Con más de 2,5 millones de usuarios movilizados por jornada, el Metro también tiene en contra el déficit de escaleras mecánicas. 80 % de las 327 escaleras mecánicas que permiten el acceso a los andenes requieren reparaciones, según fuentes internas.

Con un incremento de 1.250.000 %, que en agosto ubicó el boleto simple en 0,50 bolívares soberanos (50.000 bolívares del viejo cono), el servicio no se recupera del déficit presupuestario. Hoy la Línea 1 del subterráneo es el testimonio más vigente de un servicio que luce ruinoso. De los andenes y techos cuelgan lámparas inservibles, los trenes sin aire y las escaleras mecánicas inoperativas en todas las líneas demuestran la dejadez del transporte.

Fotos: Luis Morillo


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