“Soy damnificada dos veces, en el 2010 me prestaron esta casa y ahora se está cayendo”

En el 2010 se vino abajo la casa de María Esther Castillo. Mientras esperaba el traslado a un refugio se metió en un rancho que a los meses se cayó. Hoy la angustia la invade porque se está deslizando el terreno de la casa que le prestaron hace nueve años en Antímano. Tiene fe y esperanza en que las autoridades atiendan la situación de riesgo en que viven. Agradeció a la ONG Espacio Público la asesoría que les han dado para llevar sus peticiones ante Imgrad, Defensoría del Pueblo y Palacio de Miraflores.

Caracas. Desde que nació hace 52 años, María Esther Castillo habita el sector Terepaima, ubicado en el barrio Carapita de Antímano. Allí formó su familia. En el 2010, su casa se cayó como consecuencia del deslizamiento de terreno. Junto con su esposo y dos hijos ocuparon un ranchito que construyeron en la misma zona, pero a los pocos meses este también cedió y funcionarios del Instituto Municipal de Gestión de Riesgo y Administración de Desastre (Imgrad) prometieron llevarlos a un refugio, pero no cumplieron. Desde hace nueve años vive en una casa prestada que está en la zona que se derrumba desde el pasado mes de noviembre.

Esta casa me la prestó mi cuñado cuando recibió un beneficio. Yo estoy con mi hijo de 30 años que tiene una condición especial, arriba vive mi otro hijo con su pareja y un niño de 2 años. Desde el derrumbe prácticamente no duermo, sentimos el temblor el 27 de diciembre, pensé que el terreno se estaba yendo. No dormimos bien porque la tierra se está moviendo constantemente“.

La casa de María Esther tiene grietas por todas partes y desniveles en el piso. Ella no comprende porqué Protección Civil, Bomberos del Distrito Capital y el Imgrad no tienen una presencia permanente en la zona.

Cuando se cayó la primera casa, mis hijos estaban pequeños, nos anotaron en una lista y nos dijeron que íbamos a un refugio, nos preparamos y nunca llegaron. Tenemos años esperando una ayuda. En el 2012 nos llevaron a un refugio en Caricuao, me devolví a los dos meses porque mi madre estaba enferma, expliqué el caso, y después me dijeron que había perdido el beneficio. No tuve quien me orientara y me devolví a esta casa“.

Doira Ramos, quien lidera las gestiones ante los organismos públicos a favor de la atención del caso y reubicación de las familias afectadas con el deslizamiento progresivo del terreno, siente que están a la buena de Dios porque en más de 40 días del derrumbe del barrio no han recibido la asistencia requerida.

Aunque nos han dicho que solo vienen si se cae el cerro y hay muertos, funcionarios de Imgrad dijeron que iban a llevarse a un refugio a cinco familias, cuatro de la Terepaima y una del Copito, sacaron a dos del Copito —cuyas casas aguantaban más— y dejaron en la zona a familias que se les cayeron las casas“.

En la comunidad están preocupados porque, como consecuencia del derrumbe, escasea el agua, no llegan los camiones que venden el gas doméstico, no circulan los Jeeps. Las familias que residen después de la zona del derrumbe pasan por los escombros para conectarse con la parte baja del sector. Al perderse la vialidad les queda utilizar la calle principal del kilómetro 8 de El Junquito para bajar a la avenida intercomunal de Antímano o transitar por otras calles del barrio Santa Ana.

Asesoría de Espacio Público

Los vecinos agradecieron a los abogados Amado Vivas y Francis Betancourt, de la ONG Espacio Público, la asesoría brindada a través del programa El Pueblo Pregunta, para redactar las cartas que han enviado a los organismos públicos con el problema que los aqueja. María Esther afirma que en el pasado no encontraron apoyo para hacer las gestiones, lograr la salida de la zona de riesgo y reubicación en un sitio seguro.

“La asesoría ha sido una ayuda bastante buena para nosotros. Estoy viendo que los abogados han ayudado y ustedes que han venido para informar lo que estamos viviendo. Anteriormente, no nos prestaban atención“.

Doira Ramos dijo que esperan respuesta del Palacio de Miraflores a los planteamientos que hicieron la semana pasada, cuando lograron ser atendidas. Allí les dijeron que desconocían que en ese sector del barrio Carapita existieran familias en alto riesgo.

Fotos: Sebastian García Inojosa