Para la presente época decembrina los comerciantes que hacen vida en el bulevar de Barcelona ya no guardan ni optimismo, la soledad que reina en sus locales deja ver que las ventas no reúnen las condiciones siquiera para calificarlas como escasas. Dueños de tiendas sostuvieron que las fiscalizaciones del Sundde desaparecieron para dar paso a una especie de “invasión fashion gubernamental”.

Barcelona. “Anota ahí lo que te voy a decir… Naiboa China”. Así definen los comerciantes ubicados a lo largo del bulevar 5 de julio de Barcelona, el desarrollo de la temporada decembrina.

Un espacio que otrora se vestía de extremo a extremo para la ocasión con decoraciones alegóricas a la fecha decembrina, hoy luce como cualquier día de semana, el ambiente navideño brilla por su ausencia al igual que en las tiendas asentadas a lo largo del mismo.

Carteles de ofertas, promociones y con el anuncio de “se busca personal”, eran comunes de ver en la vidrieras de los locales y dejaban por entendido la llegada de la mejor época del año para los comerciantes. Sin embargo, en la actualidad, los dueños de estos establecimientos los mantienen abiertos casi por mera subsistencia.

A simple vista se ve como las tiendas, aunque tienen mercancía, permanece solas en su interior. Pocos son los que se adentran a preguntar por precios y la mayoría opta por seguir su camino y no vitrinear.

En otra época a esta fecha [14 de diciembre] no podía ni atenderte como lo estoy haciendo ahora debido a la gran cantidad de personas que venían, no nos dábamos abasto, lo único que tenemos es que darle gracias a Dios por estar un día más en este mundo. Tú las ves a ellas aquí pero no son vendedoras, son vecinas que vienen a hacerme compañía porque si no, me aburro del sueño aquí porque prácticamente si en un día entran 20 personas a la tienda es mucho, sostuvo Naibor Chira, encargada de una tienda para damas en pleno corazón del bulevar capitalino.

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“Invasión fashion gubernamental”

El equipo de Crónica.Uno siguió el periplo por el céntrico paseo barcelonés y en medio de la conversación con varios expendedores, estos indicaron que para esta fecha habían perdido la cuenta de las inspecciones realizadas por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) para verificar o rebajar precios. No obstante, sostuvieron que ahora las fiscalizaciones —mejor conocidas como “dakazos” entre los comerciantes— pasaron a un segundo plano y la modalidad se centra en una especie de “invasión de locales”.

Tenemos entendido que fiscales de la Sundde y otros organismos visitaron varias tiendas del bulevar para plantearles una especie de negocio en el que ellos surten la tienda con ropa nueva y al dueño del local le dan 30 % de las ganancias que produzca esa venta. La modalidad que aplican es la siguiente: ellos plantean surtirte el local y si tienes mercancía en existencia la puedes vender a parte, te piden todos los libros y facturas para chequearlos y te ofrecen 30 % de las ganancias, el negocio planteado de esa manera no se ve tan mal, pero la oferta no fue para todos, ellos visitaron algunas tiendas y creo que desde ayer [jueves] comenzaban a surtirlas, indicó un comerciante que prefirió no ser identificado.

Wael Raad, miembro de la Cámara de Comerciantes de Barcelona, sostuvo que hoy en día es complicado tener un local abierto y operativo, la hiperinflación afectó fuertemente al ramo textil y de calzado, lo cual provocó que muchos dueños de locales hagan un cambio de razón social de los comercios buscando la manera de sobrevivir.

Y esos cambios de razón social a los que se refiere Raad, dejan ver por todo el bulevar como tiendas de ropa pasaron a ser fruterías y en muchas, además de zapatos y ropa, también expenden productos de higiene y aseo personal e incluso alimentos.

La hiperinflación no permite a nadie planificar a futuro absolutamente nada, hay una descapitalización total en las mayorías que pretenden llenar un local a tal punto que no hay temporada decembrina al día de hoy. El comerciante está de brazos atados y se les pretende ver como los causantes de la desestabilización económica. Necesitamos reglas económicas claras, menos controles y más libertad. Yo no puedo darte un número de cuantos locales hay abiertos o cerrados, pero caminas por el bulevar o vas a un centro comercial y no hay que ser un gran estadístico para ver la cantidad de comercios cerrados que hay, dijo.

Miguel López es un trabajador de la industria petrolera y afirma que no ha podido comprarle los estrenos a sus chamos de 6 y 10 años por las variaciones de precios que hay en las tiendas.

La semana pasada mi esposa y yo vimos unos zapatos para el chamo más pequeño que costaban 5000, regresamos hoy y están en 8000, esto es una locura, los 5000 los reuní con Dios y su ayuda y ahora imagínate, así no se puede comprar, dijo.

López y su esposa continuaron su recorrido en busca de mejores precios, mientras los comerciantes esperan que al menos a final de año, hagan algo para recuperar la poca inversión que realizaron para la fecha.


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