Zulianas resuelven la Navidad con la venta de comidas tradicionales

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Karelis Silva es una zuliana que lleva más de 10 años preparando la tradicional hallaca zuliana, sin embargo, con el paso de los años las ganancias son cada vez más escasas. Dice que mientras tenga vida continuará con su faena en la época más bonita del año.

Maracaibo. El 2020, sin duda, ha sido un año atípico, la pandemia por la COVID-19, aunada a la crisis económica ha dado un vuelco a las tradiciones navideñas. En el Zulia pocos hogares se animaron a poner su árbol de Navidad, incluso, no todos tendrán cena esta Nochebuena. Pero para Karelis Silva, una ama de casa de las tantas zulianas habitantes del oeste de Maracaibo, la Navidad sigue siendo “la época más bonita del año”.

Desde octubre comenzó a adornar su casa. Un árbol de Navidad que roza el techo de la sala, un pesebre y cascanueces hechos a mano con recortes de tela adornan su hogar.

Estos últimos cuatro años no hemos tenido para pintar la casa, pero eso no me quita la ilusión. Yo sigo poniendo la Navidad porque me anima a hacer mis hallacas; este año tan particular debemos estar agradecidos por estar sanos, eso es lo importante”, dice.

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Karelis vende sus hallacas en dólares. Foto: Mariela Nava

Lo primero es comprar los ingredientes del guiso. Entre la gallina, el pollo, verduras, condimentos y el bijao gastó 60 dólares para hacer 120 hallacas: “Después de que tengo todo picado y listo, armo el guiso, con los secretos que me enseñó mamá Julia, mi suegra; lo cocino y lo dejo un día refrigerándose para que agarre bastante gusto, al otro día me siento a armar”.

En el garaje de la casa pone una mesa de madera. Vestida con un delantal, Karelis comienza extendiendo la hoja y sobre ella una masa suave y amarilla, que también esconde secretos para resaltar los sabores. Luego pone el guiso, dobla la hoja y amarra. Antes de comenzar la siguiente recibe a un vecino que exclama: ¡Vecina me carga loco el olor! ¿A cómo las tiene? Este año Karelis vende sus hallacas a un dólar en efectivo, no acepta bolívares.

La venta en chán con chán, en dólares para que no se devalúen y pueda hacer algo con la ganancia cuando termine de venderlas; lamentablemente el bolívar ya no es rentable en este país”, expresa.

El hombre extiende un billete de 10 dólares y a cambio recibe 10 hallacas frescas. El año pasado la mujer vendió más de 300 hallacas en 600.000 bolívares cada una.

Ventas bajas
El universo de clientes de Karelis se limita a un poco más de 30 personas. Dice que este año solo la mitad compró hallacas: “La cosa está dura, ahora compran menos personas y menos cantidad. El año pasado para el 24 ya había hecho 200 hallacas, este año hice la mitad. Mi hermana que está fuera del país me ayudó con algunos ingredientes, como aceitunas, pasitas y salsas, que aquí son incomparables”.

Las ganancias de la ama de casa en años anteriores servían para asegurar una despensa llena para enero, que suele ser un mes difícil económicamente para el venezolano; también podía comprar algo de ropa o calzado, sin embargo, este año las prioridades son otras.

Necesito comprar un tanque para agua, porque a veces pasamos hasta un mes sin que llegue por tubería y nos toca comprar camiones casi semanales. Entonces son 10 y 20 dólares que tenemos que recortar de la comida para poder tener agua en la casa”, manifiesta la mujer.

Para fin de año Karelis tiene previsto cambiar de sabores. Espera hacer 100 hallacas más, esta vez de carne y puerco: “Tengo que fajarme para hacer el dinero del tanque, porque con lo que me he ganado hasta ahora no me alcanza. Aquí un tanque cuesta hasta 100 dólares. Antes podía usar las ganancias para varias cosas, ahora, apurada, me alcanza para resolver solo una”.

Un negocio familiar
Rosa Núñez, la hija menor de Karelis, ofrece a través de las redes sociales sus destrezas para ayudar en casa. El pan de jamón lo vende en siete dólares y el ponche crema en seis dólares. Las ganancias por unidad rondan entre tres y seis dólares.

“Aquí todos trabajamos con las manos; lo que sabemos hacer lo vendemos para ayudar en la casa. Antes lo usaba para comprarme mis cosas personales, ahora estoy ahorrando para pagarme la universidad en enero”, dice la joven estudiante de Comercio Exterior.

Rosa hace sus entregas en bicicleta a cualquier parte de Maracaibo. Agrega que, aunque pedalear en la ciudad es un poco peligroso, las ganas de seguir adelante con sus estudios la incentivan a seguir.

Yo misma hago mi delivery, entrega a domicilio, sin cobrar nada adicional. A veces me da miedo que me roben, pero salgo encomendada a Dios. Ahorita los jóvenes tenemos que trabajar duro para salir adelante, solo espero que este año sea mejor”, indica.

Competencia
El equipo de Crónica.Uno hizo un recorrido para verificar el precio de estos productos en otras zonas de Maracaibo. En el norte un pan de jamón de 1,5 kilogramos va desde 15 a 25 dólares en panaderías y supermercados. Mientras que las hallacas se mantienen en el rango de 1,5 y 2 dólares por unidad listas para calentar, de pollo o puerco. En el caso del ponche crema casero, se consigue hasta en 20 dólares el litro.

Rubén Castro, maestro de cuarto año de básica, confiesa que con lo que recibió por el pago de sus aguinaldos no le alcanzó para preparar una cena de Navidad para su familia, de apenas tres integrantes: “Esta Nochebuena vamos a comer arepa con ricota, es decir, lo mismo que hemos comido la mayoría de las noches este año, porque a veces nos acostamos sin comer. Ya ni pensamos en hallacas ni pan de jamón, eso dejó de existir para nosotros hace años”.

Otras alternativas que pusieron en práctica los zulianos es hacer bollos de harina sazonada. “No comeremos hallacas, pero yo le eché a la harina unos condimentos, amarré unos bollos con hojas de plátano y los puse a hervir, agarraron bastante gusto. Eso lo comeremos en Navidad con una ensalada sencilla y listo. Hay que ingeniárselas”, contó Georgina González, ama de casa del oeste de la ciudad.


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