De acuerdo con una investigación de Una Ventana a la Libertad en los centros de detención preventiva del estado Miranda, aproximadamente 162 reclusos tienen desnutrición severa y en Vargas 195 tienen desnutrición.
Caracas. De acuerdo con una investigación de Una Ventana a la Libertad en 26 centros de detención preventiva ubicados en el Distrito Capital, al menos 171 internos padecen de desnutrición severa, 150 tienen tuberculosis y uno está contagiado de VIH/SIDA.
La organización lamentó la inexistencia de cifras oficiales sobre casos de COVID-19 y otras enfermedades como diabetes, escabiosis o abscesos cutáneos. Agregó que existe un mercado negro de medicamentos para tratar la tuberculosis.
Entre mayo y octubre de 2020 tres privados de libertad recluidos en comisarías policiales del Distrito Capital murieron de tuberculosis y uno murió electrocutado al intentar enchufar una cocina eléctrica.
“Los tres hombres que tenían tuberculosis también estaban desnutridos y uno de ellos presentó signos de haber sido golpeado”, explicó Carlos Nieto Palma, coordinador de la organización.
Los centros de detención preventiva situados en la Gran Caracas tienen capacidad para albergar a 1009 hombres y mujeres.
Hasta noviembre de 2020, UVL contabilizó que en estos lugares había 3072 privados de libertad, es decir, que el hacinamiento alcanza un 304 %.
En calabozos de Miranda no hay atención médica
La investigación de la ONG en los centros de detención preventiva del estado Miranda reveló que ningún caso de enfermedad crónica, contagiosa o viral recibe tratamiento médico adecuado en el estado Miranda.
Al menos 162 internos padecen de desnutrición severa, 41 tienen tuberculosis, seis presentaron contagio de COVID-19 y uno padece de VIH. Entre los meses de mayo y octubre de 2020, ocho privados de libertad murieron por causas relacionadas con tuberculosis, COVID-19 y problemas coronarios, según Una Ventana a la Libertad.
En el estado Miranda existen 30 centros de detención preventiva que tienen capacidad para albergar a 961 personas.
“Hasta noviembre de 2020 en estos retenes policiales había 1728 detenidos, esto se traduce en un hacinamiento del 120 %”, dijo Nieto Palma.
Las enfermedades de la piel, como la escabiosis, se presentan con mucha frecuencia porque en los retenes policiales no hay agua para bañarse y los familiares no pueden costear la adquisición de productos de aseo personal.
“Para colmo, los privados de libertad deben dormir unos encima de otros y conviven con las heces fecales y la orina que producen a diario”.
Ocho detenidos con VIH en Vargas
Al menos ocho presos presentan VIH/SIDA en los calabozos del estado Vargas y no tienen tratamiento adecuado. Una Ventana a la Libertad reveló que tampoco han sido aislados porque en las comisarías de esa entidad no existe un lugar especial para ellos.
En el Litoral Central hay 195 privados de libertad con desnutrición, ocho con VIH/SIDA y una cantidad indeterminada con tuberculosis y COVID-19, en cinco calabozos.
Estos lugares tienen capacidad para albergar a 180 personas, pero hasta noviembre de 2020 la organización contabilizó 505 internos. El hacinamiento se calcula en 195 %.
Durante el período señalado, un privado de libertad que padecía de esquizofrenia murió al lanzarse del piso 3 del Cicpc.
Los internos con este tipo de patologías mentales tampoco reciben tratamiento médico ni son aislados del resto de la población penal.
Foto principal: Tairy Gamboa
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