Víctor Mayorca, de 26 años, y Ángel Romero, de 24, regresaban a su casa luego de cenar donde su abuela. Delincuentes los sorprendieron cuando iban llegando al sector La Padrera, en el barrio Las Torres.
Caracas. Víctor Amado Mayorca Rosas, de 26 años, y su sobrino Ángel Gabriel Romero Rosas, de 24, recibieron varios tiros a pesar de entregar todas sus pertenencias a los delincuentes que los sorprendieron cuando iban camino a su casa, el lunes a las 9:30 pm.
Más temprano habían ido a comer a casa de la abuela de Ángel por invitación de esta. Al ver la hora, decidieron irse porque al día siguiente tenían que madrugar para ir a trabajar. Pero unas cuadras antes de llegar a su vivienda, en el sector La Pradera del barrio Las Torres, La Vega, aparecieron tres sujetos armados.
Aunque soltaron la moto en la cual se trasladaban y el resto de sus posesiones, los delincuentes igual les dispararon.
Un vecino los socorrió y los trasladó hasta el hospital Pérez Carreño, donde llegaron sin signos vitales. Sus familiares no saben cuántos impactos de bala recibieron, pero están seguros de que fueron varios.
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José Gregorio Mayorca, hermano de Víctor, se enteró cuando las víctimas estaban en el centro asistencial y al llegar ya habían fallecido. Contó que los tres trabajaban con un camión vendiendo verduras, que adquirían de madrugada en el mercado de Coche, razón por la que sus familiares se iban a dormir temprano.
“Nosotros somos una familia trabajadora, nos ganábamos la vida sanamente. La Vega es un pueblo sin ley, matan inocentes”, dijo.
Ángel tenía apenas seis días de vacaciones, pero por la situación del país se puso a trabajar con sus dos tíos en el camión de hortalizas. Trabajaba en el Instituto Nacional de Servicios Sociales (INAS) desde hace seis años, y dejó huérfana una niña de dos años.
Por su parte, Víctor era conductor de un camión y dejó huérfanos a dos hijos, de 10 y un año. Ángel y él eran inseparables.
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Dolientes de ambas víctimas sostuvieron que Las Torres es un sector sumamente peligroso. Pidieron a los cuerpos de seguridad que tomen cartas en el asunto, que hagan patrullaje y se interesen más por resguardar a los vecinos: “Es sumamente peligroso, ahí es imposible vivir”.
A finales del año 2014 y principios de 2015, vecinos de este sector denunciaron que ahí se ocultaron miembros de la banda de “El Picure”. Señalaron que los sujetos paseaban por las calles fuertemente armados, vestidos de negro.
Trataban de no llegar a sus casas después de las 5:00 pm, porque les daba miedo que se formara una balacera, como había ocurrido ante la llegada de estos presuntos delincuentes.
A principios de 2015 los sacaron, de acuerdo con testimonios de habitantes, y la policía se instaló en una zona conocida como La Electricidad, más arriba del sector.
Foto referencial: Cristian Hernández
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