Calor, angustia, hambre y sed atrapan a un Zulia sin agua y sin luz

Foto Mariela Nava

Las secuelas de los megapagones de marzo todavía no acaban para los zulianos. Las altas temperaturas, los saqueos y las dificultades para hacer transacciones por falta de electricidad y efectivo hacen cuesta arriba el día a día en la entidad.

Maracaibo. Zulia, el estado petrolero de Venezuela, lucha durante las noches con el calor, la plaga y el llanto incesante de los niños que se mezcla con el de alguna cacerola que reclama sus derechos. En el día peregrina por agua, gas, gasolina, víveres. El Zulia sigue oscuro tras dos megapagones que sufrieron 20 estados del país en marzo.

La entidad ha sido una de las más golpeadas por las fallas eléctricas. La falta de alimentos, agua, medicinas y combustible ha puesto a prueba la capacidad de sobrevivir de más de uno.

Las horas sin servicio eléctrico se convierten en días. Desde el primer apagón, el 7 de marzo, la ciudadanía se salió de control por la escasez de alimentos y se registraron saqueos que dejaron como resultado más de 600 comercios destrozados en el oeste y zona norte de Maracaibo. 100 horas después se restableció el servicio. Pero hasta ahora las fallas no han cesado y los zulianos cuentan más de 5 días sin servicio.

Desde el anuncio de “administración de carga”, hecho por Nicolás Maduro, a comienzos de esta semana, son pocos los sectores que se han conectado a la red eléctrica nacional. Pero la falta de agua compite con la desesperación de los ciudadanos ante tanta oscuridad. El bombeo es insuficiente y a diario la mayoría debe carretear agua de cualquier tubería o cañada para surtir sus hogares.

En el suministro de gasolina, el panorama no es diferente. Solo dos o tres estaciones de servicio de las más de 30 que existen en Maracaibo funcionan con regularidad por plantas eléctricas, y en consecuencia las colas son kilométricas. La alternativa de surtir los tanques con pimpinas que ya existía ha proliferado en la ciudad, con la diferencia que ahora se cotiza en dólares. Cinco litros valen 10 dólares.

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Horas de colas para surtirse de gasolina. Foto: Mariela Nava

Esta situación genera que el transporte publico se mantenga paralizado en 90 %  mientras que el restante 10 % se excede en el cobro del pasaje. Hasta 500 bolívares exigen por traslado, mientras que en las zonas foráneas, como el caso de La Concepción, el pasaje cuesta 2.000 bolívares. La carencia de efectivo hace cuesta arriba la movilidad para los usuarios.

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El tránsito y transporte colectivo han disminuido por la falta de combustible. Foto: Mariela Nava

Comercio al límite

La Cámara de Comercio de Maracaibo declaró al comercio en emergencia. Expresaron su preocupación en un comunicado por las consecuencias que sufre el país entero tras dos apagones generales en menos de un mes. “Aún están frescas en nuestra memoria, las imágenes de saqueos, vandalismo y demás actos delictivos cometidos en el Zulia durante  los primeros días que estuvo la región sin electricidad”.

Indicaron que la lista de carencias y dificultades que afronta el sector empresarial regional para trabajar sigue creciendo: deficiencias en los suministros de electricidad, gasolina, agua y gas; problemas en transporte público y en los servicios de telefonía e internet; expropiaciones e inseguridad jurídica; ausencia de personal calificado; aumento de impuestos municipales; ausencia de divisas y créditos de la banca pública y privada, entre otros.

Resulta evidente que sin un servicio eléctrico continuo y de calidad, la gran mayoría de las empresas no pueden operar. Si esto es así, ¿cómo van a hacer las empresas para pagar a sus empleados?; ¿con qué dinero se van a pagar los impuestos?; ¿cómo una empresa opera en estas condiciones?”, se preguntan en el comunicado.

Ante la grave crisis el sector empresarial nacional podría acercarse a un punto de cierre masivo de comercios e industrias de pequeño y mediano tamaño. “De suceder, se agravará aún más la de productos y servicios de primera necesidad, así como la pérdida de puestos de de los cuales dependen miles de familias zulianas“.

La Cámara de Comercio de Maracaibo exhortó al Gobierno Nacional a tomar, sin demoras, todas las acciones que sean necesarias para rescatar la infraestructura de Venezuela.

Lo expuesto en el comunicado está al alcance de cualquier zuliano. Por ejemplo, el casco central de Maracaibo luce desolado, solo algunos comerciantes informales venden alimentos en el mercado Las Pulgas, mientras que otros mercados como La Curva de Molina y Los Plataneros se mantienen en “golpe y cuida”, y muchos venden la mercancía en dólares: desde los plátanos 10 por 2 dólares hasta el bulto de arroz en 50 dólares.

Que el Zulia esté sin electricidad implica, además, una ardua tarea en cada hogar. Las familias, además de ahorrar agua, deben cocinar alimentos que no se dañen por la falta de refrigeración. Granos, pasta, arroz, sardinas y mortadela o salchichón son el menú. Por esta misma razón las carnicerías han rematado en la última semana su mercancía para evitar pérdidas.

Protestas y represión

El malestar de las comunidades se ha evidenciado en las calles, sectores como Pomona, Haticos, 18 de Octubre, Amparo y La Polar en el municipio San Francisco han sido escenario de protestas y cierre de avenidas. Sin embargo, duran poco debido a que civiles armados en motos se encargan de dispersarlas con disparos. Uno de ellos causó la muerte de Beatriz Oliva de 74 años, mientras protestaba en el barrio La Polar.

Los vecinos de las torres de El Saladillo, en pleno casco central de Maracaibo, también han reportado represión durante dos días por parte de los grupos de choque, conocidos como colectivos, y Guardia Nacional Bolivariana, que han disparado con lanzagranadas directamente a los edificios.

Foto: Mariela Nava

Al oeste, en el conjunto residencial Santa Fe, tres hombres armados ingresaron y destrozaron varios vehículos que permanecían estacionados y la garita de seguridad.

Se conoció que hasta la fecha van 32 detenidos en Maracaibo por protestas. Por los cargos que les imputarían podrían condenarlos a 15 años de prisión.

Ni trabajo ni escuela

Las jornadas laborales se han reducido al tiempo que determinen las plantas eléctricas. Si la empresa tiene planta, trabaja medio día, si no envían a los empleados a sus casas. Las escuelas que debían comenzar este miércoles a impartir clases, aín sin servicio eléctrico, registraron una asistencia de alumnos y maestros de aproximadamente 2 %, según pudo comprobar el equipo de Crónica.Uno en un recorrido por los planteles.


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