Frente a escenarios oscuros sobre el futuro de Venezuela, un equipo de especialistas en electricidad y petróleo que asesora al presidente interino, Juan Guaidó, expuso en un foro que sí es posible la recuperación de esos sectores vitales entre tres y ocho años, a través de un plan que reclama un cambio normativo. Y el cobro de tarifas de electricidad.

Caracas. De una nueva ley orgánica de hidrocarburos depende que Venezuela, que es pionera en fuentes alternas de energía renovable y poseedora de las mayores reservas de petróleo y gas del hemisferio occidental, deje de padecer, paradójicamente, de los constantes apagones y de la escasez de combustible que agobian a la población.

Es la proposición y la apuesta de los ingenieros especialistas Miguel Lara y José Aguilar, en el tema de electricidad; y de Luis Pacheco y Juan Zsabó, en el área de petróleo, para volver a poner en servicio estas áreas y echar a andar la economía. Luego de investigar la realidad del Servicio Eléctrico Nacional y Pdvsa, el equipo técnico que asesora al presidente interino Juan Guaidó en el Plan País, expuso durante casi tres horas, en el Foro Venezuela Optimista, organizado por Analítica, el pasado y presente de ambas industrias y cómo es posible recuperarlas en un lapso de tres años a ocho años.

El plan presentado para el área de electricidad apuesta a la apertura del mercado al capital privado a través de la nueva legislación. Pero no es solo un asunto de divisas, precisó Lara.

Para que pueda haber mercado eléctrico y capital privado, tiene que haber rentabilidad y, sobre todo, la institucionalidad de la cual carecemos; hay que recuperar el estado de derecho, la legalidad y tener un marco legal transitorio que pueda ajustar algunas disfuncionalidades que existen en la vida eléctrica, mientras se haga una nueva ley eléctrica que sea flexible, adaptable y que el modelo de negocios apunte a que todos los gastos sean eficientes, basados en trabajo contable y calificado internacionalmente; que los procesos internos sean especializados en cada actividad de la cadena del servicio eléctrico y que podamos usarlo, y se recupere la tercerización del servicio para generar empleo y bajar los costos.

Que se haga la luz

Lara, quien ocupó durante 30 años diversos cargos de alto nivel en la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados (Opsis) de la compañía Electricidad de Caracas, explicó cómo el país pasó de estar totalmente electrificado con 95 % de aceptación como el mejor servicio del país, según encuestas de la época a la crisis que deja sin energía eléctrica a casi todo el territorio nacional. 

Maturín
Foto: Luis Morillo / Archivo

En 2020, tenemos cortes de luz por todos lados. “La infraestructura robusta está en las peores condiciones de operatividad en toda su historia, y avanza de manera progresiva; hay una sola empresa, Corpoelec, que está más al servicio de un proceso político que al de los usuarios, signada por la burocracia, ineficiencia y corrupción. Además tenemos el apagón informativo: desde 2013 no hay información oficial de ningún tipo; los problemas se han profundizado y lo que funcionaba bien ahora no funciona”. 

Señaló, no obstante, que no se justificaría volver a comprar equipamiento pues con esa infraestructura hidroeléctrica se puede dar perfectamente servicio eléctrico.

Con una gráfica mostró el balance oferta-generación. Desde 1998 había una capacidad instalada de 20.000 MW aproximadamente, con la que se suplía una demanda de 11.000 MW, es decir, había casi 4000 MW de reserva operativa, de manera que cualquier eventualidad que se presentaba en el sistema era perfectamente manejable.

“En 2006 se acabó el margen de maniobra y en 2007 comenzaron a ocurrir grandes apagones que venían ya desde 2004 y 2005, y allí aprovecharon para hacer la revolución energética que no fue más que bombillos ahorradores y pañitos calientes y negociados”.  Hoy con una capacidad instalada, “por compras inconvenientes algunas y otras no”, de más de 35.000MW, solo se logra 11.000 MW, en el mejor de los casos. “Hay un déficit permanente que obliga a racionar continuamente y cualquier falla puede agravar esos resultados”.

Lara atribuyó el creciente deterioro a decisiones de tipo político, orientadas a crear el modelo de gestión de la revolución energética, que implicó la remoción y sustitución de profesionales por militares y adeptos políticos sin experiencia, la paralización de los planes de expansión a 20 años y el mantenimiento”. Las tarifas se congelaron, e indudablemente las empresas privadas que funcionaban en el sector no estaban en capacidad de seguir haciéndolo y eso les facilitó la estatización y concentración del sector eléctrico”. 

Un diagnóstico al que urge un plan para recuperar el sistema eléctrico que es factible ejecutar con la nueva ley de hidrocarburos que analiza la AN, un cambio político y en un plazo de tres años, con un costo que no llega a los 15.000 millones de dólares, según los cálculos. “Nos fijamos unos objetivos principales y la metodología para llevarlo a cabo. Lo primero es recuperar toda la hidroelectricidad, maximizar el uso de las unidades de Guri, y minimizar la utilización de combustible, principalmente los líquidos; y si podemos usamos gas, el sector eléctrico debe estar en capacidad de importarlo y pagarlo”. El ahorro de combustible se estima en 120.000 millones de dólares en 20 años.

Aguilar, con 38 años de experiencia en ejecutar programas de control y pérdidas para multinacionales en varios continentes, precisó los alcances del plan. Apuntó que en el área de generación se espera una recuperación rápida y efectiva a través de la seguridad en los embalses en los Andes y Guri.

La hidroelectricidad en Venezuela tiene una disponibilidad activa de 50 % y se quiere llegar al final de 3 años en 90 %. La generación térmica es una tragedia para Venezuela, a pesar de que es donde más dinero se ha gastado. Está disponible si acaso un 10 % para hacer frente a la demanda. La flota termoeléctrica venezolana es demasiado ineficiente y es menos del 30 %. Con este plan se espera llegar al 50 %, lo cual sería de las mejores eficiencias térmicas de la región”, señala el experto

Calculó que entre los primeros cinco o seis meses del plan, el déficit de generación que causa la penuria a la población venezolana será parte del pasado. Sobre todo en las áreas de  Zulia, Mérida, Trujillo, Táchira, Barinas, el alto Apure, Carabobo, Aragua y la Gran Caracas. 

En el área de transmisión, esperan que la troncal que va desde Guri (Bolívar) hasta Yaracuy se recupere en 24 meses. “Es impostergable traer más energía de Guayana al resto del país. La recuperación en la distribución llevaría 36 meses de los tres años”. 

El plan abarca la recuperación de 7 millones de puntos de medición, más de 5 millones de puntos de alumbrado, y una masiva reposición de inventario, para dar una respuesta oportuna a las necesidades de los usuarios.

Todo esto conduciría a un costo nivelado de electricidad adecuado, un costo de MW hora de 22,81 dólares (en la actualidad está por encima de 41 dólares) y a tarifas razonables, “con subsidios que serán transitorios y perecederos en tres años”, y sin corrupción, con la nueva ley.

Lara indicó que si en 2003 había unos 600.000 usuarios subsidiados, ahora, con la pobreza generalizada, se calcula en 1,5 millones. “El sector será asequible a los usuarios. Todo usuario final deberá pagar y todo subsidio será pagado directamente por orden de servicio. Y la política energética que al final se adopte tendrá que garantizar la disponibilidad y el mejor uso de todos los recursos energéticos”.   


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