A cuatro años del siniestro aún no hay rastro de las 33 personas desaparecidas en el bote Ana María

"Ana María"

Con una misa en la playita de Güiria y constantes publicaciones en las redes sociales, los familiares de las víctimas del naufragio del bote Ana María, manifestaron su dolor frente a la indiferencia del Estado venezolano. Aseguran que la embarcación no naufragó sino que las víctimas desaparecieron.

Cumaná. Te seguiré buscando hasta encontrarte, te buscaré con el alma, porque sé que tu harías lo mismo por mí, te seguiré buscando hasta que regreses a casa, te buscaré hasta volver a abrazarte y decirte una vez más: te amo hija. Con ese mensaje, Jhonny Matey honró a su hija, desaparecida tras el naufragio la embarcación Ana María, el 16 mayo de 2019. 

Matey no ocultó las emociones que le generó el aniversario de la desaparición de su hija. 

Deseándote toda la alegría del mundo donde te encuentres. Al hombre que no le salía una lagrima a pesar de las difíciles circunstancias, se derrumbó. Las lágrimas ahora surgen en abundancia ante tu recuerdo, me dieron donde duele hija. Te amo y te extraño, añadió en su publicación en su perfil de la red social Facebook.

Han sido cuatro años de búsqueda incansable para los familiares de 33 personas. Entre los desaparecidos del bote Ana María se encuentra una mujer que estaba embarazada, tres niños menores de tres años de edad y un adolescente, de 16 años.

Los parientes han sido enfáticos al denunciar públicamente la inacción de los cuerpos de seguridad del Estado en la búsqueda y rescate de sus seres queridos, así como al propio Estado venezolano por la impunidad que ha caracterizado las investigaciones. 

Aún no hay avances en el proceso legal para dar con el paradero de las 33 personas que zarparon en la embarcación Ana María desde el puerto de Güiria, municipio Valdez del estado Sucre, con rumbo a Trinidad y Tobago. Los pasajeros provenían de distintas entidades del país como Anzoátegui, Bolívar, Caracas y la entidad nororiental. 

La novedad que tenemos es la de siempre: que nunca hay respuestas. No han repatriado a Alberto Abreu –capitán de la lancha–, que se encuentra prófugo de la justicia. Supuestamente desde hace más de un año tiene orden de aprehensión, pero no lo capturan, dijo Isidro Villegas, padre de Andy Villegas, un hombre de 32 años de edad, que se cuenta entre las víctimas.

Sin acción judicial

En la opinión de Villegas, en los casos de trata de personas y desapariciones forzadas, “la ineficiencia” es total.

Abreu fue la única persona, que viajaba en la embarcación, que fue encontrada en Granada, pero que una vez que recibió atención médica, desapareció. 

Lo más reciente que supimos de él es que sigue en Granada, él grabó un video y lo subió a sus redes sociales para asegurar que no tenía nada que ver con las desapariciones, pero sólo decía incoherencias, declaró otro de los familiares de las víctimas que prefirió mantenerse en el anonimato por seguridad.

Añadió que el proceso legal ha sido muy engorroso. Las audiencias son diferidas y no avisan a los familiares con antelación, también han cambiado los fiscales para retrasar el proceso

De igual manera informó que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), citaron a los familiares a declarar. 

Ellos no saben nada. Solo recibieron orden de documentar el caso, pero quieren que sea uno el que investigue, haga y les diga todo, añadió.

Sin embargo, familiares y vecinos de Güiria no olvidan a sus seres queridos y cada aniversario del siniestro, elevan sus plegarias para pedir a Dios por su aparición sanos y salvos. 

En Güiria recordamos cuatro años de la desaparición del bote Ana María, seguimos esperando noticias de 33 hombres, mujeres y niños que dejan un vacío en nuestra historia, escribió el presbítero Jesús Villarroel, en su cuenta de Twitter para anunciar la eucaristía en el muelle de la playita en Güiria.

Otros náufragos

Villarroel también resaltó que de igual modo honraron a las víctimas de la embarcación Jhonnaily José, desaparecida el 23 de abril de 2019, de la que solo rescataron a nueve de las 38 personas a bordo.

Precisamente desde 2019 más de un centenar de personas han desaparecido o fallecido en diferentes naufragios.

"Ana María"
Los pescadores continúan pasando vicisitudes en Güiria. Foto: Cortesía

En Güiria, la migración forzada no se ha detenido por la proximidad con el mar Caribe y la isla de Trinidad, aunque los testimonios consultados, advierten que la xenofobia y los atropellos en contra de venezolanos, se han agudizado. 

Cada vez que ocurre un naufragio, la búsqueda de los desaparecidos ha sido encabezada por los pescadores de la zona, pese a las limitaciones en el acceso al combustible por parte del Estado venezolano, que han denunciado los afectados en reiteradas ocasiones y que han limitado las labores de rescate.

Sin calidad de vida 

Hediberto Rodríguez, presidente de la Asociación de Pescadores del municipio Cruz Salmerón Acosta, denunció que los pescadores reciben gasolina subsidiada de vez en cuando y el suministro es limitado a unos 200 litros que no alcanzan para faenar, por eso deben comprar combustible a los revendedores y pagarlo en divisas.

Los pescadores pagan a 0,5 centavos de dólar cada litro de gasolina. En ocasiones los cumaneses vienen a la Península a vender de 100 a 150 litros de gasolina y eso alcanza para cubrir un día de faena, porque solo para ir a Cubagua se gastan 120 litros, explicó Rodríguez.

Hace un par de meses el acceso a la gasolina subsidiada era garantizado con la entrega de cajas de pescado en la estación de servicio de la marina de Cumaná, pero ahora los pescadores deben pagar en divisas entre ocho y 15 dólares para que sea reparada la bomba, señaló.

Las limitaciones en el acceso a la documentación legal también persisten y deben pagarse en divisas que en muchos casos, superan los 1000 dólares en embarcaciones como las de 10 metros.

“Normativas como la Ley Marina y la de Pesca, solo vinieron a entorpecer la faena del pescador porque no han traído beneficios a la producción nacional”, destacó el dirigente.

Como consecuencia de este panorama, la calidad de vida de los pescadores ha mermado. 

Si el pescador quiere reparar un bote, debe ir comprando una tablita poco a poco. Hace 25 años con una tonelada de sardina que vendíamos a 45 bolívares, arreglábamos casa, carro y comprábamos lancha nueva. Hoy día, una tonelada de sardina es vendida en 250 dólares que no alcanzan para comprar un motor, porque el de 40 caballos cuesta 4500 dólares y el de 65, vale los 6500, refirió.

Rodríguez precisó que pintar una lancha puede superar los 500 dólares y sufren más para cambiarle el aceite al motor.

“Hemos tenido que comprar aceite de barco porque no se consiguen los potes de las marcas que utilizábamos y en muchos barcos le venden el aceite al pescador a cambio de sardina o bebidas”, añadió Rodríguez.


Participa en la conversación