En Catia denuncian discriminación y maltratos en venta de comida y gas doméstico

En Catia

Catienses acusan a los “jefes de calle” de amenazar o dar un trato discriminatorio a vecinos que se quejan de los productos o que consideran opositores durante la venta de alimentos del Clap y distribución del gas.

Caracas. La parroquia Sucre del municipio Libertador sufre discriminación en la distribución de comida y gas. En Catia muchos vecinos expresan incomodidades por la actuación de los llamados “jefes de calles” que están a cargo de los operativos de venta de la comida del Clap y gas doméstico.

Gabriela, una joven de 24 años de edad, madre de dos niños del barrio Nuevo Horizonte, en Catia, se ha visto afectada por el trato discriminatorio de sus vecinos encargados del Clap. Estas personas forman parte de los consejos comunales, UBCH (Unidades de Batalla Hugo Chávez) y comunas.

La amenaza es constante si oyen que uno está inconforme. A veces la comida viene con animalitos o tardan en despacharla y uno no puede ni reclamar. Si te escuchan, te dicen malagradecido o escuálido.

Vecinos de distintos sectores de Catia cuestionaron el rol de los “jefes de calle”, miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela,  a quienes señalan de entregar productos de peor calidad a las personas que no apoyan al Gobierno. Así lo explicó Virginia, residente  de Los Frailes de Catia.

En el caso nuestro las bolsas a veces vienen con dos tipos de harina precocida, una amarilla que es malísima y la otra blanca que es un poco más pasable. Las amarillas son para los opositores.

En la carretera vieja Caracas-La Guaira otros vecinos dijeron que los “jefes de calle” no venden el combo de proteínas a personas que viven solas, a opositores al Gobierno y a jóvenes.

Cuando viene un beneficio, lo mejor es para ellos y los suyos, mientras a uno quieren darle el pichache o muchas veces nada. Así pasó en algunos sectores con un combo de proteínas que vendieron en diciembre  (un pollo, una mortadela por el precio de 15.000 bolívares), pero no a todos les dieron”.

En el sector de Los Magallanes denunciaron también que cobran lo correspondiente a la bolsa Clap y duran hasta un mes para entregar la comida.

En Gramovén, los vecinos dijeron que el combo de proteínas no llegó para todos. Los “jefes de calles” y miembros de los consejos comunales se quedaron hasta con cuatro combos porque hubo gente que no tenía plata para pagarlo.

Ellos son vivos y eso que son vecinos de uno de toda la vida, la viveza y corrupción también es parte de ellos.

Un viacrucis por gas

Otro asunto que les dificulta la cotidianidad a los catienses es la venta del cilindro del gas doméstico. El calvario que viven los vecinos implica el retraso de hasta un mes para que le despachen el gas. Luis, vecino de Altavista, cuenta las calamidades que pasa para comprar una bombona que cuesta 10.000 bolívares.

La gente de los consejos comunales nos mandan hacer colas desde temprano para poder comprar la bombona. No es solo la espera por el camión, son también las humillaciones de la gente de la junta comunal, se creen los jefes de uno”.