Los ancianos se han convertido en uno de los sectores más desatendidos de la población venezolana. La ausencia de políticas gubernamentales ha obligado a que hagan sacrificios que van desde disminuir las porciones de comida hasta comer solo dos veces al día y no siempre con proteínas. Las personas mayores afirman que los Bs. 400.000 de la pensión no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas.

Maturín. Envejecer en Venezuela se ha convertido en un panorama desalentador, las carencias de los ancianos van desde lo afectivo hasta lo económico. La falta de políticas gubernamentales ha ocasionado que las personas de la tercera edad se enfrenten a terribles escenarios en medio de una crisis que persiste en un país que hasta ahora no ofrece calidad de vida a este sector de la población.

La vida de un adulto mayor en Venezuela está llena de precariedades, en especial para aquellos que sobreviven con la pensión que ofrece el gobierno, hasta ahora como única política de atención a los ancianos. Sin embargo, acceder a esos 400.000 bolívares mensuales implica una serie de riesgos que deben afrontar sin tener otra opción. Desde dormir a las afueras de las entidades bancarias hasta salir en medio de la pandemia COVID-19, son los sacrificios que deben hacer los ancianos en el país para cobrar sus pensiones. Y esto sin tomar en cuenta que al menos 600.000 personas mayores en Venezuella no cuentan con una pensión.

Además, deben hacer milagros para comprar los productos de primera necesidad y llevar la comida a la mesa. Son muchos los que manifiestan que con los 400.000 bolívares de la pensión no tienen acceso a una buena alimentación porque no alcanzan a comprar lo necesario para una comida balanceada.

envejecerLos jubilados y pensionados deben hacer enormes colas para poder cobrar los Bs 400.000 mensuales. Foto: Gleybert Asencio/ Archivo.

El estudio realizado en julio por la Asociación Civil Convite indica que en Monagas 52 % de los adultos mayores ha reducido sus porciones de comida por el costo de los alimentos.

Hemos denunciado desde hace mucho tiempo la situación de desatención y precariedad que viven nuestros adultos mayores. Un alto porcentaje ha reducido su calidad de vida. La vida se les ha vuelto más difícil de llevar, explicó Francelia Ruiz, directora de proyectos de la organización.

Tal desatención ha sido poco denunciada, los ancianos en reiteradas ocasiones han tenido que alzar su voz para ser tomados en cuenta. En cada fecha destinada para el cobro de pensiones han trancado las principales vías de Maturín para exigir no solo que les paguen, sino buen trato por parte del personal de los bancos del Estado.

La limitada pensión obliga a quienes la reciben a depender de una fuente económica ajena a sus ahorros, como el Estado o familiares. En el caso de quienes no poseen ayuda de sus parientes, la caja Clap logra balancear un poco las cargas, aunque este beneficio no sea distribuido con frecuencia.

En Monagas, 63 % de la población perteneciente a la tercera edad depende del este beneficio. Sin embargo, expertos han manifestado que no cumple con el contenido proteico apto para la alimentación de un anciano.

Las personas mayores son rehenes de la caja Clap, cuyo contenido es altamente calórico y no contiene proteínas. La caja o bolsa lo que trae es arroz y espagueti que son carbohidratos, lo cual no permite que tengan una dieta balanceada o que se ajuste a sus patologías preexistentes. Ellos dicen que extrañan el pescado, el pollo, la carne e incluso las frutas, añadió Ruiz.

En el mismo estudio de Convite, 43 % de los adultos mayores entrevistados mencionaron que solo hacen dos comidas diarias. Están acostumbrados a saltarse el desayuno, el almuerzo o la cena. 17 % vive solo y 23 % no recibe ayuda de sus familiares.

Jubilados recurren al comercio informal

15 % de los ancianos encuestados en Monagas son jubilados. Profesionales que en su momento aportaron al país y ahora sin ahorros y con un ingreso poco alentador se enfrentan a una realidad cruel en su vejez.

Orangel Zacarías es docente jubilado. La crisis del país lo ha llevado a armar una mesa con termos para vender café en la plaza Rómulo Gallegos de Maturín. Desde las 5:00 de la mañana inicia su jornada: la venta de café se ha convertido en una entrada de dinero que lo ayuda a costear algunos gastos del hogar.

Esto ha sido un viacrucis, algo indescriptible, parece que estamos viviendo una pesadilla. Somos trabajadores, todos los días salgo a la calle para llevar sustento a los hijos y a los nietos. Soy educador jubilado, no debería estar en esta situación. Recuerdo hace 20 años cuando al que jubilaban le decían que era millonario, porque comíamos bien, vestíamos bien, viajábamos. Ahorita lo que uno gana no alcanza ni para comer tres días, precisa Zacarías

Sin acceso a la salud pública y privada

Otro de los factores que convierte a este sector de la población en uno de los más desatendidos es el poco acceso al sistema de salud, tanto público como privado.

En Monagas, 353 de los adultos mayores encuestados por Convite A. C. son personas hipertensas que requieren de un tratamiento mensual para controlar esta patología; no obstante, comprar Losartán para un mes y medio de tratamiento supera el monto de dos pensiones juntas. Asimismo, el 89 % de los ancianos monaguenses no tienen acceso a la salud privada y en los centros de salud públicos no se les da prioridad al momento de su atención.

“Las personas mayores son las más sacrificadas, son los ignorados dentro de los vulnerables, por la mentalidad errada de que ya ellos vivieron su vida, pero no debe ser así, ellos merecen calidad de vida. Los datos que nuestra asociación ha podido recabar son terroríficos: 44 % de nuestros abuelos dice que no saben por cuánto tiempo más puedan sobrellevar esta situación y 25 % dice que aguanta esto por poco tiempo. Esto nos entristece, por eso nosotros denunciamos su situación, porque esto viola los derechos humanos”, subrayó la directora de proyectos de Convite A. C.

“Venezuela está envejeciendo”

Francelia Ruiz sostiene que la mayoría de los habitantes de Venezuela son personas mayores y ni el país, ni el gobierno han creado políticas para su atención. La crisis que arropa al país ha obligado a la juventud a buscar futuro en otras naciones.

“Venezuela está envejeciendo. Ya el grueso de nuestra población no es joven. El país está envejeciendo y no estamos preparados para eso. Las personas mayores no son prioridad para los planes de asistencia mayoritaria. Ni siquiera nuestras ciudades son amigables para vivir en la etapa de vejez”, sentenció.


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