Actualmente el billete de más alta denominación no equivale ni a un centavo de dólar ($0,027). Hace un año permitía pagar hasta cinco pasajes, mientras que ahora no cubre ni la mitad de uno en algunas rutas. Solo hay 2 % de efectivo en manos del público y se necesita al menos 12 % para que no haya escasez.

Caracas. Luego de pasar por cuatro bancos distintos, Rafaela Sierra solo pudo retirar 800.000 bolívares en efectivo; “si acaso cuatro pasajes”, calcula. Al menos dos o tres veces a la semana (cuando es flexible) tiene que salir más temprano de lo habitual para pasar por las agencias “cazando” billetes que se van en un abrir y cerrar de ojos. 

La escasez de billetes no es algo nuevo en los últimos años, marcados por una hiperinflación sin freno y que, en medio de una dolarización informal, parece agravarse aún más. La firma Econométrica calcula que, de cada 100 bolívares que hay en el sistema monetario, solo dos están disponibles en monedas y billetes. 

Y con la inflación, que en 2020 fue de 3713 % según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), los pocos billetes que circulan en la economía nacional cada vez pierden más valor, razón que genera mucha más demanda y, en consecuencia, más escasez de efectivo. Solo en diciembre, el rubro de transporte tuvo 11 % de incremento de precios.

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Algunos bancos dan un máximo de 400.000 bolívares por taquillas y 200.000 por cajeros automáticos, otros solo solo trabajan con atención al cliente debido a la falta de billetes. Foto: Alberto Torres
Insuficiente por donde lo veas

Rafaela vive en Hoyo de la Puerta (Baruta), trabaja como personal de limpieza en Santa Fe y, aunque se maneja casi siempre dentro del mismo municipio, afirma que diariamente debe gastar un mínimo de 600.000 bolívares en pasaje.

Una de las dueñas de la oficina vive cerca del pueblo de Baruta y, cuando puede, me lleva y trae desde ahí. Nada más desde Hoyo de la Puerta son mínimo 150.000 bolívares, si no lo aumentan; por eso casi todos los días tengo que venir a hacer mis colitas en los bancos”, dijo Rafaela mientras esperaba su turno para retirar en una oficina de Banesco.

A modo de ejemplo, a principios de febrero el pasaje desde Baruta o Las Minas hasta Chacaíto costaba 10.000 bolívares; un año después el monto aumentó a Bs. 150.000. Es decir, el mismo billete (Bs. 50.000) que hace un año equivalía a cinco pasajes, hoy no llega ni a la mitad de uno solo.

Cerca de niveles de 2018

Tal depreciación también ha ido acompañada de más escasez de billetes. Econométrica estima que en enero de 2020 había 7,5 % de la liquidez monetaria como efectivo en manos del público, cifra que ya ronda el 2 % y que llegó a un alarmante 0,8 % en agosto de 2018, antes de la reconversión monetaria. “Para que no haya escasez, el porcentaje debería estar alrededor de 12 %”, señala la firma.

Yendo más allá, a finales de enero del año pasado el billete de más alta denominación era equivalente a 67 centavos de dólar. Actualmente su valor no llega ni a un centavo de dólar ($0,027) y solo sirve para comprar 10 litros de gasolina subsidiada, en caso de que se consigan tanto el billete como el combustible.

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Foto: Gleybert Asencio

Econométrica señala que el billete de Bs. 500 equivalía a $0,08 antes de que se ampliara el cono monetario en junio de 2019 y que cuando salió en circulación (agosto 2018) equivalía a 8,5 dólares. Al momento de empezar a circular, los billetes de 10.000, 20.000 y 50.000 bolívares permitían comprar entre 1,6 y 8,1 dólares.

¿Posibles soluciones?

Además de una nueva reconversión monetaria, que es lo que algunos analistas presumen que pasará, pero que aún no ha sido asomado por ninguna autoridad gubernamental, Econométrica señala que hay otras dos posibles soluciones para acabar con la escasez de efectivo: la economía digital o la dolarización formal.

Sobre el remplazo del bolívar por el dólar, señalan que de momento no podría implementarse debido a las sanciones económicas de Estados Unidos que impedirían una eventual negociación con la Reserva Federal. Además, voceros oficiales y hasta el mismo Nicolás Maduro han rechazado esa posibilidad.

Mientras, la migración hacia una economía digital en Venezuela debe lidiar no solo con las deficiencias en servicios como la electricidad y el internet, sino con las dudas y temores de usuarios de plataformas digitales respecto al uso de sus datos y patrones de consumo que podrían ser utilizados por terceros sin su consentimiento.

Aun así, en Venezuela la necesidad obliga a buscar alternativas y, ante la escasez de billetes en los bancos, vuelven a surgir los avances de efectivo, algunos pierden hasta 30 % al pagar su pasaje en dólares y hay quienes empiezan a hacerlo, tímidamente, con pago móvil, aunque sea más caro.

Foto principal: Gleybert Asencio.


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