Excavaciones en bóvedas de La Guaira incumplen con normativa arqueológica internacional

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Johnny Martínez, presidente del Consejo Superior de Identidad, Patrimonio y Turismo de Vargas, deploró que el uso de maquinarias pesadas haya transgredido la normativa de la Unesco sobre este tipo de excavaciones arqueológicas.

La Guaira. Las excavaciones arqueológicas que se adelantan en las bóvedas y la muralla de La Guaira, además del baluarte de la plataforma (el castillo número 18 del sistema defensivo colonial), no cumplen con los protocolos internacionales previstos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), según el presidente del Consejo Superior de Identidad, Patrimonio y Turismo de Vargas, Johnny Martínez,

Martínez denunció que el movimiento de tierra “se ha acelerado incorrectamente al introducir maquinarias pesadas, a 10 metros de profundidad, lo que puede dañar las estructuras originales enterradas”.

El especialista hizo referencia a un video de la cuenta de Instagram del Museo Antropológico de Quíbor. En la publicación se evidencia la acción de la maquinaria en el sitio en el que la Gobernación de La Guaira construye la nueva plaza en honor al prócer Francisco de Miranda.

El video demuestra cómo las máquinas afectaron zonas del techo de las bóvedas. Se ve cómo salen los ladrillos frescos de las bóvedas, que lanzan de un lado a otro. Hay hasta obreros están echando pico. Eso va contra la normativa que exige la Unesco en materia de excavaciones arqueológicas”, puntualizó Martínez.

Las excavaciones han debido ser manuales. Allí no hay un soporte de metodología arqueológica, insistió el presidente del consejo superior en materia de patrimonio cultural.

Desde hace un mes, los trabajadores de la obra impiden el paso a miembros del organismo y otras personas vinculadas al sector cultural litoralense. La prohibición transgrede la Ley de Convivencia Ciudadana, la cual invita a los guaireños a realizar contraloría social en relación con el patrimonio público.

Han montado unas cercas allí, así como camiones de volteo y otras maquinarias, cuyo peso podría dañar aún más esos vestigios históricos. No es un secreto que las máquinas generan vibraciones que resquebrajan esas estructuras, explicó.

Según Martínez, allí había que cernir la tierra, clasificar los distintos restos arqueológicos y hasta de osamentas humanas (si efectivamente se hallaran), en función de preservar las estructuras de esos tesoros coloniales.

El secretismo del apuro

Mientras tanto, un grupo de antropólogos del museo se ha encargado de dirigir los trabajos que comenzaron en julio. Para el gobernador de La Guaira, José Alejandro Terán, se trata de una excavación arqueológica de gran relevancia para América Latina.

Desde las redes sociales del Ejecutivo regional se apuesta por la restauración definitiva de la Plaza Miranda, en armonía con los vestigios de la muralla, las bóvedas y el baluarte de la plataforma, para atraer a cientos de turistas nacionales e internacionales.

Aun así, el Instituto de Patrimonio Cultural (adscrito al Ministerio de la Cultura) no ha informado si recibió oficialmente el proyecto arqueológico de rigor. Solo se conoce un cronograma de ejecuciones que estipula nueve meses de labores, entre ellas excavaciones, y en el que no se informó nada del uso de maquinaria pesada en el interior de estas infraestructuras históricas.

Martínez rechazó que “tal atrocidad” se materialice en una zona protegida y que además forma parte del catálogo de patrimonio cultural del municipio Vargas, publicado en 2005.

En las bóvedas de la ciudad histórica de La Guaira estuvieron presos Juan Bautista Picornell y José Lax (protagonistas de la revuelta de San Blas en 1795); el prócer preindependentista José María España y su esposa, Josefa Joaquina Sánchez; el redactor de la Constitución de 1811, Juan Germán Roscio; el presidente de la República y médico guaireño José María Vargas; el general Juan Bautista Arismendi y su cónyuge, Luisa Cáceres; el padre José Cortés de Madariaga (el de los sucesos del 19 de abril de 1810) y el general Miranda.

Posterior a los gobiernos de Antonio Guzmán Blanco (entre 1870 y 1887), estas se convirtieron en almacenes de sal y otras mercaderías de los comerciantes, hasta que, una vez fallecido Juan Vicente Gómez en 1935, quedaron sepultadas por la construcción de la avenida Soublette, que se extiende entre Maiquetía y La Guaira.

En tanto, la muralla iniciaba en Las Trincheras hasta lo que hoy es el edificio de Ipostel (al lado de la Casa Guipuzcoana). Ella protegía a la población del asalto de piratas que arribaban por el mar Caribe. Pese a que en 1870, Guzmán Blanco ordenó su demolición, la misma no se concretó.


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