Con cuatro puestas en escena en apenas siete meses de fundada, la escuela de danza y teatro ExploArte pretende rescatar del ocio a jóvenes y adultos del oeste de Maracaibo. La lucha contra el bullying y los problemas de género son su bandera, además de la integración de la comunidad para que aprenda a valorar el arte en diferentes formas, recuperando espacios públicos.
Maracaibo. Con el objetivo de rescatar niños, jóvenes y adultos del ocio que mantiene la pandemia por COVID-19 en el oeste de Maracaibo, la escuela de danza y teatro ExploArte inició sus actividades desde enero de 2021.
Hoy ya suman cuatro puestas en escena que tratan temas como la violencia de género, la gesta independentista, el árbol de la vida y un monólogo llamado: Yo soy Venezuela.
Para la fundadora de la escuela, Roxana Portillo, ExploArte no solo es danza y teatro, también busca canalizar la energía de los jóvenes que tienen problemas de conducta, rescatarlos y brindarles ayuda.
Nos preocupamos mucho por educarlos con valores, para que sean productivos en actividades positivas que los alienten a mejorar sus conductas, e incluso sus problemas de autoestima”.
La escuela trabaja los martes y jueves de 2:00 a 6:00 de la tarde. Un total de 10 personas de 10 a 33 años de edad integran actualmente el equipo, allí conjugan el teatro con la danza para llevar mensajes de concientización e historia a su comunidad. “La idea es intervenir espacios, que los jóvenes, niños y hasta adultos que están ociosos en casa o, lamentablemente, en la calle, tengan un lugar donde hacer algo de provecho”, recalcó la profesora.
La transformación social es su lema y abrir espacios en la zona oeste de Maracaibo para que la gente conozca el arte que está naciendo en las zonas más vulnerables de su ciudad. Sin embargo, aunque sus prácticas se llevan a cabo en la Cancha de Paz del sector Cuatricentenario, Portillo recalcó la importancia de un espacio físico propio.
Está muy bien que en la zona norte de la ciudad y en el centro haya espacios para el arte, pero la realidad es que en el oeste, donde además tenemos mucho talento, no hay un lugar para que las nuevas generaciones se formen. La gente de este lado también necesita un espacio, para que aprendan a valorar el arte en todas sus formas, porque si usted no conoce algo no lo cuida, no lo quiere”, acotó Portillo
Su lucha por cumplir su sueño
Roxana Portillo se graduó en Relaciones Industriales, pero es artista de corazón. Dijo que la mayor dificultad que enfrenta es la poca aceptación que tiene entre los padres el teatro, situación que ella vivió en carne propia.
Desde los seis años me formé en la Sociedad de Arte Dramática de Maracaibo, luego estuve en varias escuelas de danza de la ciudad y cuando le dije a mis padres que quería ser actriz fue terrible. Me hacían bullying, me llamaban loca y que nunca iba a llegar a nada. Así que me deje llevar por ellos y saqué una carrera, pero el gusanito del arte se quedó conmigo”, confiesa Portillo.
Los domingos familiares en el teatro Baralt de Maracaibo y las actividades del teatro Lía Bermúdez fueron su aliciente. Alternaba las funciones con su trabajo de oficina y tiempo después con sus responsabilidades como madre de Venezuela, su hija. Entonces se dio cuenta de que el trabajo, además de alejarla de lo que le gustaba, también le robaba el tiempo para disfrutar de su pequeña, así que decidió renunciar e inscribirse en una escuela de teatro. Ahí comenzó todo de nuevo.
“Tuve el valor de retomar mi sueño, y el mayor impulso fue mi hija, porque a los tres años de edad comencé a verle talento, así que le tomé la mano y comenzamos juntas a andar por este maravilloso camino del arte. Hoy ella forma parte de la escuela y eso me llena de orgullo”, contó la profesora.
Todo es gratis
Para formar parte de la escuela no se necesita más que ganas. “Nosotros no cobramos nada, todo es gratis y las puestas en escena se hacen con lo que los chamos tengan en casa, tratamos de que ellos mismos se produzcan porque sabemos la situación de cada uno, sin embargo, con el paso del tiempo hemos ido adquiriendo telas, utilería y todo es reusable”.
Rescata que aunque la parroquia es muy pobre, hay talento de sobra y “eso se debe aprovechar, aunque nos toque trabajar con las uñas, vale la pena ver a los muchachos llenos de alegría y seguridad a la hora subir al escenario”.
Actualmente, ExploArte está concentrada en una nueva puesta en escena y en incluir danza nacionalista.
Cada montaje es un proceso porque hay que definir personajes, su conexión con el actor o actriz. Además no es una tarea fácil: hay que estudiar, leer mucho y practicar, pero con dos horas que se invierten son más que suficientes para mostrar el talento que tenemos”.
El arte es para todos
La profesora Portillo hizo hincapié en los problemas de género que enfrentan los niños de la comunidad. “Hay jovencitos que tienen mucho talento pero sus padres deciden negarles el apoyo a tal punto que les prohíben ir a la escuela, porque alegan que la danza o el teatro ‘no es para varones’. Es lamentable ver que un niño o joven con talento tenga que quedarse en casa viendo televisión porque sus representantes discriminan el arte”, dijo.
Otro de los problemas que enfrentan los niños es el bullying. “Tenía un niño que hacia el papel de hombre en la pieza de violencia de género, pero comenzó a ser objeto de burlas en su comunidad y eso se convirtió en algo terrible para él, no volvió”.
En este sentido la fundadora de ExploArte fue tajante: “Parece mentira que con todo lo que se está hablando del tema, con toda la información que hay, todavía haya personas que piensen así. Yo les digo a los padres que el arte no tiene nada que ver con el género, que su hijo haga danza o teatro no va a cambiar su sexualidad, es una cuestión artística”.
La propuesta de la escuela sigue en pie, y pretende estarlo por mucho tiempo, según su fundadora, quien sueña con tener un millón de personas que llenen los barrios de arte y cultura de generación en generación.
Al igual que la Escuela de Patinaje Zona Oeste de Maracaibo, la escuela de danza y teatro ExploArte y otros grupos de baile, Rap y Frisbee o disco volador, se manejan por autogestión. La falta de acondicionamiento de los espacios como la Cancha de Paz y el Complejo Deportivo Cuatricentenario limitan estos grupos, que lejos del ocio buscan salir de situaciones hostiles, violencia e incluso de la calle.
De acuerdo con los entrevistados por Crónica.Uno, la mayoría de las disciplinas necesitan equipos deportivos.
El llamado que hacen estos grupos, en su mayoría integrados por jóvenes, es al gobernador del estado, Omar Prieto, para que tome cartas en el asunto y acondicione estos espacios usados para promover el arte, la cultura y el deporte en el oeste de Maracaibo.
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