Exprofesor de Lacava, sin trabajo y con un tiro en la pierna, salió a protestar por sus derechos

El aumento de salario dado por Nicolás Maduro para muchos empleados supone una burla a los años de trabajo. Por otro lado, todos coinciden en que es una cifra insuficiente.

Valencia. Se supone que el trabajo dignifica, pero la crisis económica de Venezuela le ha restado dignidad: no basta solo con tener una profesión u oficio, sino que este sirva para proveer de los estándares mínimos para sobrevivir.

El pasado 1° de mayo fue el Día del Trabajador y, como se ha vuelto costumbre en el país, fue una fecha de protesta. Carabobo no se quedó atrás y desde las 9:00 a. m. empezaron a congregarse trabajadores en distintas zonas de la avenida Bolívar, uno de ellos fue Armando José Lebrún.

Manifestantes recorren la avenida Bolívar de Valencia en rechazo a los malos salarios. Fotografía: Armando Díaz.

Lebrún no es un manifestante más, fue profesor durante 24 años en la Universidad de Carabobo. Hace dos años dejó las aulas y desde entonces las cosas han ido de mal a peor.

Anda con unas muletas precarias y un pendón escrito en marcador con un pedido y el dibujo de una prótesis de rodilla, la misma que perdió hace un año y siete meses cuando recibió un tiro, mientras viajaba en un autobús rumbo a Caracas.

Nos atracaron y eso desató un enfrentamiento con la policía; una de las balas de los malandros me dio en la rodilla y salió por el tobillo”.

Herida de bala en el tobillo del señor Lebrún, Es el punto por donde salió el proyectil. Fotografía: Armando Díaz.

Desde ese momento la calidad de vida de este profesor, políglota y con amplio conocimiento en ciencias como Química, Física y Matemática, se ha ido a la basura. Sin dinero y con una madre mayor a la que atender, ha dejado su salud en otro plano.

Eso queda en evidencia, puesto que la herida que tiene vendada en su rodilla derecha supura un líquido entre rojo y verde, mientras que la herida saliente en su tobillo sigue visible y luce colorada, casi sin curar.

El profesor del gobernador

“Yo recuerdo cuando le di clases a Rafael Alejandro Lacava en cuarto y quinto año. He buscado todas las vías para encontrar ayuda, pero no tengo el dinero”.

Herida de entrada de bala en la pierna de Armando Lebrún. El proyectil destruyó su prótesis y dañó el fémur. Fotografía: Armando Díaz.

Pero ese vínculo con el gobernador ni el parentesco que guarda con el antiguo cardenal y XII arzobispo de Caracas, José Alí Lebrún, han surtido efecto.

La cirugía en cuestión le costaría $10.000 y esta podría hacérsela el reconocido traumatólogo y diputado de Acción Democrática, Rubén Limas, pero Lebrún no cuenta con esa cifra y mucho menos con los $300 del kit médico, por eso se ha vuelto común ver a este hombre deambular por las estaciones de gasolina pidiendo dinero.

Por ahora, Lebrún tiene $250 ahorrados para el kit. Pensar en sumas monetarias y sus recorridos por las gasolineras le recuerda el desfalco de Pdvsa: “No hay para aumentos, pero tampoco hay para meter preso a El Aissami, del que no se sabe nada, primero fueron 3000 y luego 31.000 millones de dólares”.

Pendón con la historia clínica de Armando Lebrún. Fotografía: Armando Díaz.

Sin embargo, todas las limitaciones que siente no le han impedido llegar hasta la avenida Cedeño. Caminó en muletas desde el sur de la ciudad, pero eso trae sus secuelas.

Aquí donde estoy parado, siento un dolor enorme. Es un ardor que me recorre toda la pierna y que no se me quita, pero hay que echar para adelante. Aunque es difícil, anoche tuve que comer pan con mantequilla porque el bono de Bs. 360 no me rinde”.

Los enfermeros molestos

Realidades como la de Lebrún se replican en muchos más trabajadores. En su mayoría los sectores que han tomado las calles en Carabobo son Salud y Educación, así como empleados de algunas instituciones gubernamentales.

Las marchas son dirigidas en buena medida por los sindicatos, quienes han hecho a un lado sus diferencias políticas y se han cohesionado. En esta marcha había varias tarimas, que englobaban distintos grupos, algo que causó extrañeza en los asistentes.

Como era de esperar, los enfermeros dijeron ‘presente’ y con ellos el presidente de su gremio, Julio García.

Para este enfermero, la marcha del 1° de mayo sirvió para dejar constancia de que los trabajadores sufren un constante acoso y pocas o nulas garantías de mejora.

García habla de salario digno y ese salario ronda los $450, pero el anuncio de Maduro sobre el aumento salarial está muy lejos de eso.

Analistas ven inviable disparar los salarios a esas cifras en vista de que no hay capacidad para generar tanto dinero; eso aplica tanto para los funcionarios públicos como para los privados.

Fotografía: Armando Díaz.

Pero García sí ve realista dicha suma. Sin explicar cómo esto sería posible, se remite a decir que en algún momento el país pagó estas cantidades, por lo que destaca la corrupción de Pdvsa. Además, recuerda que en el reclamo también está la situación de los contratos colectivos y los beneficios.

Julio García no trabaja como enfermero, pero sí como profesor universitario en la UC y, aunque admite sentirse explotado laboralmente y con terribles condiciones, sigue ahí.

“Yo siento que mi sistema de vida se ha visto truncado porque no tengo los espacios para desarrollar mis prácticas de laboratorio o porque todos mis compañeros (amigos) se fueron, uno se siente limitado”.

Fotografía: Armando Díaz.

Se mantiene bajo esas condiciones con la esperanza del cambio. Opina que los sindicatos están trabajando por hacer valer los derechos de su gente. Incluso critica a Fedecámaras por ir en contra de los principios progresivos de los trabajadores.

Sobre la idea del paro, Julio García dice que las condiciones no están dadas, por lo perjudicial que sería para el sistema de salud someterlo a una parálisis total. No obstante, el panorama de los últimos años y el que se perfila a futuro no da señales de que esto vaya a ocurrir pronto.

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