Gobierno anuncia pico de casos COVID-19 luego del alerta exponencial de contagios hecho por Las Academias

pico de casos

El doctor Enrique Pérez Loyo, vicepresidente de la Academia de Medicina, sostuvo que hay un patrón de brotes que no atienden o no corresponden con el período de incubación de la patología.

Caracas. El gobierno de Nicolás Maduro notificó sobre 82 contagiados, pico de casos positivos de COVID-19, solo entre el 16 y 17 de mayo, días después de que las academias alertaran sobre un escenario exponencial de contagio.

Esas son las fechas con mayor cifras de enfermos desde que se anunció la pandemia el 13 de marzo de 2020, salvo los picos reportados del 17 al 23 de abril, cuando se llegó a 29 casos, todos relacionados con una escuela de béisbol en Nueva Esparta, estado que hasta el 17 de mayo reportaba 140 enfermos.

El análisis del repunte despeja varias aristas. Una de ellas, el número de pruebas diagnósticas realizadas PCR en contraposición con las rápidas y otras, relacionadas con las medidas de contención y el retorno de migrantes venezolanos.

Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Maduro, dijo que del 9 de mayo al 16 de mayo, de los 116 nuevos casos detectados, 87 eran importados, provenientes de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Chile.

Características de la pandemia

El doctor Enrique Pérez Loyo, individuo de número de la Academia de Medicina y actualmente vicepresidente, tratando de identificar las características de la pandemia, señaló que a Venezuela llega el virus en tiempos de una tormenta perfecta y que el Estado lo que ha tratado es de “controlarla” en medio de una emergencia humanitaria compleja, de la destrucción de la infraestructura del sistema de salud, de un déficit de hasta 80 % de los servicios públicos de agua y electricidad, sin una dotación efectiva de medicamentos e insumos, con ausencia de equipos diagnósticos y una migración masiva de trabajadores de salud, que solo en el componente médico supera los 22.000 médicos venezolanos.

Además, continuó, el país tiene una población desnutrida, con ingresos miserables y con servicios de transporte deficiente desde mucho antes de la poca disponibilidad o ausencia de combustible.

Esta situación de tormenta perfecta es en la que se encuentra el país cuando se desata una pandemia de graves consecuencias, de la que todavía debemos estar en previsión, pues creemos que observando la manera como se ha generado la información oficial ahora estamos explorando la punta del iceberg.

Se refiere a que la curva de progresión de casos positivos muestra que se está usando un medio que no es convencional, puesto que no atiende a pruebas epidemiológicas validadas, tales como el número reproductivo básico R0, que calcula la velocidad con la que una enfermedad se puede propagar en una población.

Esa regla no se cumple en la progresión en Venezuela y, por tanto, ese pico de casos o curva oficial no ha permitido la observación de un ascenso de fase exponencial, experimentado en la mayoría de los países.

Y luego, comentó, se han hecho otras reflexiones de cuáles serían los motivos del Gobierno para mostrar esas estadísticas.

Ellos hablan de 1.858.000 pruebas, 535.000 por millón de habitantes, pero estimamos que falta algo. Dentro de los casos positivos, en la sumatoria se va hacia un modelo lineal de pico de casos y no exponencial, lo que corresponde a la aparición de este tipo de pandemia.

Y en la detección de pacientes nuevos, reflexionó, hay un patrón de brotes los cuales no atienden o no corresponden con el período de incubación de la patología.

Sobre un pico no identificamos 15 días después otro, por eso las dudas sobre la presentación del pico de casos oficiales. Tal vez puede estar ocurriendo, y es nuestra presunción, que en un primer momento debajo del iceberg no se notificaron los leves o moderados, tomando en consideración que  la estadística mundial los ubica en 80 % de los infectados; luego a quienes se aplicó una prueba rápida, de las cuestionadas, por ejemplo, en España, resalta la sospecha de si fueron realizadas en el tiempo de infecciones no real desde el punto de vista inmune.

La otra interrogante planteada por el doctor está relacionada con un extremo sumergido de ese iceberg: los casos no identificados en realidad. Los que no fueron a los famosos hospitales centinelas o los que no recibieron la visita médica.

Aquí añade otros elementos, como que el país vivía un aislamiento aéreo en los últimos años y ya había una baja movilidad pública, independientemente de la falta de gasolina.

Pero, para reforzar lo que dicen Las Academias, citó lo dicho el pasado martes 12 de mayo por el doctor Ciro Ugarte, director de Emergencia de la Organización Panamericana de la Salud, quien expresó que las cifras oficiales en Venezuela siguen siendo bajas, considerando que se realizan menos pruebas para detectar la presencia del virus en el paciente, y hay muchas más para detección anticuerpo, es decir, prueba rápidas, lo que no permite caracterizar la epidemia.

Esa es la respuesta técnica oficial e internacional a nuestra situación actual. Por otra parte, Ugarte denunció la situación actual del sistema sanitario y comentó que la capacidad asistencial se ha deteriorado en los últimos años y esas condiciones son una limitante que altera la posibilidad de tener suficiente personal de salud, equipamiento y suministros no solamente para los pacientes con COVID-19, sino  más allá del virus.

Además, señaló que el funcionario internacional admitió que el número de personas positivas continúa por debajo de las estadísticas e insistió en que la curva no ha llegado a su punto.

También Pérez Loyo apuntó a esa hipótesis y manifestó que, probablemente, Venezuela espera esa cúspide, la cual puede ser violenta.

Covid-19
Foto: Luis Morillo
Cuarentena y flexibilización

Estas apreciaciones las ofreció Pérez Loyo el día viernes 15 de mayo durante un foro virtual con participación de las academias, espacio donde igualmente se refirió al hecho de que, con el pico de nuevos casos, Venezuela entró a una fase en la cual se debe dar importancia al significado de la cuarentena desde el punto de vista epidemiológico.

“Es una estrategia basada en la aparición de una enfermedad con las características del COVID-19 y cuando existe un carácter vulnerable de la población”.

Para el especialista, con esta medida se busca controlar la capacidad del requerimiento del servicio sanitario y evitar el colapso, optimizar el tratamiento para disminuir el número de fallecidos, la masificación de la pruebas diagnósticas para mitigar los efectos de la aparición del virus y la distribución de los ya detectados.

Eso es lo que va a orientar la oportunidad y la distribución de recursos, esa es la función de la cuarentena como recurso epidemiólogo. Pero, de acuerdo con un estudio independiente de la sala de monitoreo, de marzo a mayo ha tenido una disminución significativa de 70 % y para esta misma semana de 48 %. Ha caído por muchas razones, la gente sale a buscar el sustento en medio de una economía tan inestable.

Cuando comenzó el aislamiento, dijo, había un desabastecimiento de gasolina de 35 % y ya alcanza 85 %, por eso hay más gente en la calle buscando combustible. Ahora bien, la cuarentena tiene que tener un tiempo finito y es por esa razón que se habla de flexibilización:

La clave la dio el director de la OMS, sabemos que está cuestionado, pero es el organismo que rige en la materia y ha establecido una premisa fundamental en la cual los países debían responder a una pregunta afirmativamente sobre si sus sistema de salud tienen la capacidad de identificar y tratar los casos de contagios, sostuvo el médico.

Así pues, explicó, cuando se haga ese levantamiento debe ser lento, luego cada estado debe confirmar si la epidemia está bajo control y si pueden hacer frente a la posibilidad de resurgimiento de casos una vez que se relajen las medidas.

Pero la realidad es aplastante. El comportamiento biológico de la gente no atienden a estas condiciones. Hemos visto países que luego de la primera fase han tenido focos de regreso.

Por eso, dijo, la estrategia venezolana debe ser diseñada según su realidad, debe ser dependiente del establecimiento de condicionantes del sistema sanitario y la realidad social y política.

Posteriormente, se debe identificar dónde termina la frontera de la crisis sanitaria y la de combustible y los operativos de control político, porque se ha utilizado de acuerdo con esto la cuarentena para generar un estado de división territorial para crear restricciones para unos y no para otros”, expresó.

En esa flexibilización, sostuvo, es importante priorizar las actividades productivas no masivas y los servicios básicos usando las medidas de barreras.

Y a pesar de que Venezuela tiene problemas de conectividad, Pérez Loyo indicó que se debe aceptar la utilización de labores y trabajos de aulas electrónicos para ir logrando la normalización relativa; así como la restitución de las consultas médicas individualizadas con horarios programados y separados para dar  prioridades a pacientes que asisten terapias de diálisis, oncólogos y crónicos.

Y eso no es bajar la guardia sino buscar un equilibrio, pues todavía no hay tratamiento efectivo. En 18 o 24 meses puede ser posible que tengamos una vacuna, pero también es posible que el virus continúe rodando por varios años y que haya ocurrido el fenómeno de inmunidad.

Las últimas semanas se ha generado una “guerra de vacunas”, según Pérez Loyo, hay entre 90 y 116, 78 están confirmadas activas, 37 aún no confirmadas. Sin embargo, la progresión de la patología hace cambiantes los aspectos biológicos y terapéuticos.

A la COVID-19 la define como una patología en construcción y para caracterizarla hay que aplicar el mayor número de pruebas confirmatorias en el país, “principalmente, usando la descentralización de pruebas PCR y que se incluya además a los centros privados que puedan contribuir a la detección de casos, la progresión en el país sugiere que está por producirse un crecimiento exponencial y nuestro sistema sanitario no está preparado para esa eventual contingencia. En este punto la cuarentena tiende a perpetuarse aprovechando el Estado la escasez de combustible”.

Declaraciones científicas como las de Pérez Loyo son las que molestan a los voceros oficiales. Ya Diosdado Cabello, el segundo a bordo del partido oficialista, convocó el pasado 17  de mayo a una “operación tun tun” en contra de los académicos, que desde febrero pasado han venido publicando informes y proyecciones sobre la caracterización de la pandemia.

Pero, ¿las cifras de este fin de semana, 82 casos positivos, ponen en el camino correcto lo dicho por los expertos? Queda pues el análisis abierto.


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