Guaidó: La fuerza armada que necesita Venezuela es una apegada a la Constitución

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Parte del éxito de la transición chilena se basó en que La Concertación hizo el proceso “con los militares y no contra los militares”, dijo el general Oscar Izurieta, excomandante del Ejército de ese país. El político chileno José Viera-Gallo instó a la oposición venezolana a estructurar un mensaje coherente, de futuro y progreso dirigido a la fuerza armada.

Caracas. Protagonistas de la transición chilena instaron este jueves a la oposición venezolana a estructurar un mensaje coherente, de futuro y progreso que invite a la fuerza armada nacional a integrarse en el proceso de cambio político, en lugar de confrontarla o pretender su división interna.

“Las fuerzas armadas son disciplinadas; no es fácil ir contra el Alto Mando. Es un tema que hay que saber tratar. El mostrar los incentivos, que les irá mejor en un régimen abierto al mundo, donde van a poder disfrutar de la profesión, de su vocación”.

Así lo resumió el general Oscar Izurieta, excomandante del Ejército de Chile, durante el foro “El rol de la fuerza armada en una transición democrática”, como parte del ciclo de conferencias Encuentros por Venezuela, organizado por el comisionado presidencial para las relaciones exteriores, diputado Julio Borges.

La conferencia de esta semana fue moderada por el político chileno Sergio Bitar y contó con la participación, además de Borges e Izurieta, del también político de larga trayectoria en Chile José Viera-Gallo y del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. Los ponentes expusieron sus experiencias en la transición chilena y ofrecieron sus puntos de vista sobre la situación venezolana.

En su intervención, Viera-Gallo planteó a las fuerzas de la oposición en Venezuela la necesidad de estar unidas y de presentarse como alternativa posible de gobierno: “Primero, deben tener confianza de que las cosas cambian. Ningún régimen político es para siempre. Segundo, formarse como alternativa de gobierno. Luego, no confrontar a la institución militar, sino mostrar que su alternativa es mejor que la situación de la dictadura. Y transformar su debilidad momentánea en términos de fuerza, en fuerza moral”.

Los militares tienen que ser parte de la transición
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El general Izurieta resaltó la asertada política de La Concertación para lograr la inserción de los militares en la transición chilena. Foto: captura de pantalla

Izurieta recalcó que parte del éxito de la transición a la democracia en su país estuvo atado a la visión de La Concertación sobre el tipo de transición que debía construirse: “Uno de los grandes conceptos del presidente Patricio Alwyn fue hacer una transición con los militares, no contra los militares ni sin los militares. No hay transición en contra de las fuerzas armadas. Hay transición con las fuerzas armadas, subordinadas al poder político claro, pero tienen que ser parte de la transición”.

Por ello, Izurieta instó a Guaidó y a la dirigencia opositora a reflexionar sobre el papel que deberá tener la fuerza armada en la reinstitucionalización del país, y hacer llegar ese mensaje no personalizando el discurso en un funcionario específico, sino hablándole a toda la institución castrense.

“Después de más de 20 años de gobierno revolucionario habría que preguntarse qué fuerzas armadas requiere Venezuela y para qué las quiere, qué papel van a jugar en la región, cómo será la relación con los vecinos, cómo quieren restablecer el control territorial de Venezuela”, dijo Izurieta.

En su turno de palabra, Guaidó aproximó una respuesta a tales planteamientos: “La fuerza armada que necesita hoy Venezuela es una fuerza armada apegada a la Constitución. Patriótica, que respete la soberanía, que ame a Venezuela, en primera instancia”.

Borges acotó que el país necesita “una fuerza armada que sirva a todos y no a una persona; una fuerza armada al servicio de la República y no de una parcialidad, como dice la Constitución”.

Por otra parte, Izurieta resaltó que en su país hubo la determinación de, una vez derrotada la dictadura, hacer participar a las fuerzas armadas en operaciones militares internacionales, de cooperación y de paz; se intensificaron las actuaciones y metodologías para actuar frente a desastres naturales con apoyo a la población civil, y se organizaron muchos seminarios cívico-militares que facilitaron “la elaboración de los primeros libros de la defensa nacional que se hicieron con los militares, no a sus espaldas”.

Cada proceso es distinto
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El político Viera-Gallo dijo que cada transición es diferente por lo que no se puede copiar la estrategia de un proceso para otro país, pero sí se pueden fijar objetivos. Foto: captura de pantalla

Los expositores recalcaron las diferencias entre el proceso chileno y la situación actual de Venezuela, no solo en lo relativo al papel de la fuerza armada allá y acá, sino como proceso integral.

“En Chile había un itinerario constitucional que establecía un plebiscito en una fecha determinada y las fuerzas armadas habíamos jurado respetar la Constitución. No había la incertidumbre que hay hoy en Venezuela”, indicó Izurieta.

Sergio Bitar acotó que, por ejemplo, en el proceso chileno no hubo nunca una negociación previa de los factores de la oposición con los militares, sino que toda la relación institucional se construyó después de haber llegado al poder y, sin embargo, el respeto y la subordinación de los militares a los civiles se mantuvo: “No fue nada fácil la transición chilena. Algunos dicen que con la fuerza moral no basta, pero en el caso chileno no hubo negociación con las fuerzas armadas”.

Viera-Gallo explicó que en Chile fueron los mismos magistrados constitucionales que designó Pinochet quienes introdujeron las condiciones de transparencia y participación (medios de comunicación, registro electoral, veeduría internacional) en el plebiscito y que constituyeron un punto de apoyo para la victoria de la oposición.

Otro elemento diferenciador entre ambos procesos, dijeron los ponentes, es que en Chile la oposición no tenía ninguna ventana institucional de la cual asirse para impulsar el proceso, mientras que en Venezuela la oposición tiene el control de la Asamblea Nacional, con todo y el acoso del que es objeto.

“En algunos países la protesta social provoca el derrumbe del régimen, en otros países la fuerza armada derroca al régimen, en otros es la muerte natural del dictador. Cada país tiene formas diferentes, por eso no se puede fijar una estrategia única, sino que tiene que haber un objetivo y luego tácticamente irse adaptando”, dijo Viera-Gallo.

“¿Quién hubiera pensado que después de 15 años de gobierno de Evo Morales en Bolivia, donde hubo estabilidad y progreso económico, ante la falta de transparencia de una elección presidencial, una fuerza armada que siempre estuvo al lado del Gobierno le diría al presidente que ya no lo apoya? No quiero decir que eso sea lo correcto, pero las cosas ocurren cuando nadie las piensa”, agregó Izurieta.

Incentivos prácticos

El general Oscar Izurieta también se refirió a los incentivos que pueden motivar a los militares, y no a incentivos de no persecución política que son en los que se ha centrado la oposición en los últimos años, sino a incentivos operativos de gran valor para el sector castrense.

Explicó que Estados Unidos llegó a aplicar una sanción económica contra Chile conocida como la Enmienda Kennedy, que prohibió cualquier asesoramiento militar de Estados Unidos a las Fuerzas Armadas de Chile: “Eso era una presión sobre el régimen militar”.

En el caso venezolano, observó que como consecuencia también de las sanciones y de las alianzas geopolíticas, el armamento que usa la fuerza armada venezolana es obligatoriamente procedente de Rusia o de China.

Entonces invitó a la oposición a preguntarse y preguntarle a la fuerza armada: “¿Serán realmente –estos equipos– los que necesitan las fuerzas armadas? ¿Será el mejor equipamiento o simplemente se adquieren por afinidad política? Creo que eso es lo que hay que transmitirles a quienes están dentro de la fuerza armada”.

Los derechos humanos
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El político chileno Jorge Bitar dijo que en Chile la oposición a Pinochet no se centró en atacar a la institución armada, sino en señalar a las personas responsables de atropellos. Foto: captura de pantalla

Otro aspecto abordado por los expertos en la transición chilena fue el relativo a los derechos humanos y la justicia transicional.

Izurieta señaló que el abordaje de las violaciones de los derechos humanos debe ser de los primeros aspectos a tocar por un nuevo gobierno.

“Algo que van a tener que enfrentar, traspasando la experiencia chilena, es el tema de los derechos humanos. Háganlo en los primeros años, basados en lo que se conoce como justicia transicional. No alarguen innecesariamente lo relativo a los derechos humanos. Y lo otro es que en derechos humanos las responsabilidades, cuando las hay, deben recaer en los mandos superiores y no en quienes cumplieron las órdenes”, afirmó.

Bitar acotó que en Chile “siempre se diferenció la institución de las personas, lo cual permitió manejar el tema de los derechos humanos de manera acertada y no ir contra la fuerza armada, sino en contra de personas específicas”.

Foto principal: Luis Morillo, archivo Crónica.Uno


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