Las hermanas Martínez se dedican en cuerpo y alma a la atención de 40 abuelitos

Administran un club donde enseñan manualidades y pasan el tiempo recreándolos, lejos de los problemas y de la rutina diaria. Les dan desayuno, almuerzo y merienda. También se han convertido en sus confidentes.

Guarenas. Aunque la casa de los abuelos que funciona en Guarenas es una institución patrocinada por la gobernación de Miranda, su desarrollo y su permanencia en el tiempo, es gracias a las hermanas Martínez, Eddy y Emma, quienes están dedicadas en cuerpo y alma a un poco más de 40 abuelitos.

Eddy y Emma a simple vista muestran un espíritu jovial y desprendido. Ellas, hace 18 años, fueron invitadas a la casa hogar de la Tercera Edad y desde entonces son el motor del club.

Las hermanas Martínez son el motor del club de abuelos
Las hermanas Martínez (en el medio María José Velásquez) son el motor del club de abuelos.

Recibieron cursos de capacitación para el abordaje del adulto mayor y también aprendieron a manejar las situaciones de duelo. “Llorábamos cuando se nos iba uno y por eso nos dictaron talleres de aceptación y para que entendiéramos que es una población vulnerable y que pronto muchos de ellos pueden partir”, contaron.

En la actualidad tienen en nómina a 45 abuelitos, algunos ya pasados de los 90 años. A diario pueden recibir hasta 30 y, aunque la escasez de insumos alimenticios es una piedra en el zapato para poder cumplir con la asistencia social, no dan sus brazos a torcer.

“Hacemos colas y buscamos la comida dónde sea, pues una de las prioridades de este centro es garantizar los alimentos. Antes de la crisis les dábamos un buen desayuno, almuerzo (con sopa y seco) y su merienda. El cafecito no faltaba en los encuentros. Ahora cómo lo añoran. Les poníamos su arepa con queso, avena, sus frutas. En estos momentos todo se limitó”, dijo Emma.

Club de abuelos de Guarenas
Las mujeres se entretienen haciendo manualidades.

Aún así los abuelitos no las abandonan. “Prefiero estar aquí que en la casa haciendo oficios. Nos enseñan a tejer, a coser, bailamos, paseamos. Es muy diferente esto, uno comparte y se divierte. Eso de estar cuidando nietos o haciendo comida ya no”, contó Gladys Delgado, quien hace tres años conoció la magia del club de los abuelos de Guarenas, llamado Guadalupe Borges.

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La casa es amplia con una sala grande donde tienen un televisor y juego de muebles. También cuenta con una cocina y con un espacio donde a la hora de comer colocan unas cinco mesas para cuatro personas cada una.

En el patio es donde está la actividad. El ruido de las piedras del dominó ya de entrada dicen que algo bueno está pasando. Y en efecto, los abuelos y abuelas se organizan y se sienta a echar su partida.

Club de abuelos de Guarenas
Las partidas de dominós son la actividad preferida.

“Gane o pierda, esto es muy bueno. Tengo poco tiempo, hará unos tres años, y no me arrepiento. Mi esposa no quiere venir, pero igual no se molesta si paso el día aquí, estoy son mis compañeros y nos divertimos juntos. Es muy saludable este tipo de clubes. La verdad es que me siento muy bien. Cuando no estoy aquí cuento las horas para venir”, dijo Ramón Ávila, quien observaba una partida de dominó.

Ávila no solo tiene esa ansiedad por pasar sus días en el club. También los que están de reposo por alguna dolencia se inquietan. “Nos llaman a cada rato y nos piden que no los saquemos de la nómina. Incluso los hijos también nos piden que esperemos a que sus papás se recuperen. Nosotros aquí los esperamos, aunque sabemos que algunos no podrán venir porque están en cama”, señaló Eddy.

Es tanta la diversión que dicen ganar en este centro que a diario llegan personas tocando el timbre para que los incluyan. “Y es difícil, no tenemos más cupos. Por la escasez de comida, los accesos están restringidos”, aclaró Emma, quien además dijo que la satisfacción es que es un grupo compenetrado que se entiende y se ayuda. “A veces me toca oírlos y darles consejos. Vienen cargados con problemas del hogar y aquí se desahogan”.

Al club los abuelos entran a las 8:00 am y ya a las 3:00 pm están de salida. En ocasiones organizan paseos a los parques o a la playa, pero también esta actividad se ha visto mermada por los costos de los traslados.

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Los viernes cuentan con asistencia médica. En los carnavales no se pierden la elección de los reyes de la Tercera Edad y siempre tienen un motivo para celebrar y reencontrarse. Por ejemplo este martes celebraron el Día del Padre, “con un sancocho que estuvo estupendo”, acotó Ávila.

Abuelos al poder

María José Velásquez, trabajadora social a cargo de los centros integrales del adulto mayor en el estado Miranda, dijo que tienen activos 37 casas o clubes, donde se atienden a 1.100 personas.

Explicó que muchos llegan a los hogares porque son abandonados por los familiares o porque, aun teniendo hijos y nietos se sienten solos y deprimidos. Por lo general por cada centro tienen entre 25 y 30 abuelitos que incluso pueden pasar los 90 años de edad. La dificultad actual para prestar la asistencia social es la carencia de insumos.

Estos albergues cuentan con un personal de voluntariado que ayuda en la preparación de las comidas, a dar los talleres de manualidades, los ejercicios y la recreación en general.

Fotos: Mabel Sarmiento


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