Hija de mecánico asesinado: Vendí la casa de mi papá para pagar el entierro

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Carlos Velazco, de 60 años, fue hallado sin vida en su residencia por sus vecinos, en el kilómetro 19 de la carretera Petare-Santa Lucía. De la casa se robaron todo, hasta la bombona de gas.

Caracas. Marlyn Velazco recibió el peor mensaje a través de sus redes sociales: le avisaban que su papá había sido encontrado muerto y una prima necesitaba su número celular para comunicarse con ella y darle detalles.

El miércoles 9 de noviembre, tras conocer la mala noticia, se trasladó hasta la casa de su padre en el barrio La Montañita, ubicado en el kilómetro 19 de la carretera Petare-Santa Lucía, donde se encontró con un hogar prácticamente desvalijado y en desorden.

Se robaron todo. El dinero de su papá, las pertenencias que tenía en su casa e incluso objetos de poco valor, como la bombona de gas. Solo se salvó la nevera, porque posiblemente los delincuentes despertarían sospechas con su traslado.

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A Carlos Alberto Velazco, de 60 años, lo hallaron sin vida el pasado 8 de noviembre en su cama, atado de manos, en ropa interior y con una venda en la boca. De acuerdo con el examen forense, recibió golpes y varias heridas por arma blanca.

Su hija se enteró de que el sábado 5 de noviembre le habían pagado un dinero, producto de su trabajo como mecánico de motores de Diesel y ese fue el último día que los vecinos tuvieron razón de él, pues estuvo con unos amigos.

Aunque los días de semana solía ir del trabajo a su hogar, un olor putrefacto comenzó a extrañar a los vecinos y el martes decidieron llamar a una prima de la familia que vive cerca para que abriera la casa con la copia de las llaves.

“Los venezolanos perdimos el sentido de la vida. Si lo robas, no lo mates. Nunca voy a olvidar el estado en que dejaron a mi papá, ni siquiera podía reconocerlo bien cuando en la morgue me mostraron sus fotos, de todos los golpes que le dieron”, dijo la joven, demostrando una fortaleza bárbara, sin botar una sola lágrima aunque la voz se le quebró un par de veces y los ojos se le aguaraparon.

La víctima hacia trabajos por contrato y solía recibir mucho dinero cuando arreglaba motores. Vivía solo y tenía siete hijos, cinco viven en el estado Zulia y dos en Caracas. Nació en Cali, Colombia, llegó a Venezuela cuando apenas tenía 23 años.

Gracias al poco dinero que aún quedaba de su trabajo —pues los presuntos homicidas hicieron unos retiros del banco— y a la venta de la vivienda de su papá, en 500.000 bolívares, fue que Marlyn pudo costear los gastos del entierro.

“Se la vendí a la prima que vive por ahí cerca, necesitaba el dinero y además yo no iba a volver a casa de mi papá después de todo lo que pasó. Mi papá no merecía morir de esa forma”, sostuvo.

Por el avanzado estado de descomposición del cuerpo no pudo velarlo y tuvo que cancelar 30.000 bolívares en una funeraria para que pudieran guardar el cadáver de un día para otro.

Además, pagó Bs. 170.000 para el traslado directo al cementerio y Bs. 120.000 por la parcela en el cementerio del sur: “Me habían cobrado 90.000 por el hueco pero era muy arriba y un trabajador de ahí me pidió 30.000 de más por conseguirme uno más abajo”.

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Marlyn se encargó de los trámites, junto con la única hermana que tiene en la capital. Y justo cuando iban a enterrar a su papá no pudieron porque les dieron un permiso equivocado en la morgue de Bello Monte.

Foto: Mariana Mendoza


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